Era una cervecería alemana donde se encontraban izquierdistas que buscaban desactivar el accionar de los simpatizantes locales de Hitler. Aún guarda varios secretos.
El bar de los antinazis en los años '30. Foto: AGN.
Aún tiene sus puertas abiertas. Recorriendo las veredas del barrio porteño de Villa Ortúzar se lo puede encontrar. Ubicado al 1100 de la avenida Forest, el Bar "8 esquinas" esconde un pasado singular. Pese a que originalmente se llamó “Riedel”, muchos lo conocían como "La Munich" o simplemente "El bar alemán", aunque la mayoría lo mencionaba como el "Bar Rojo". Y no era por casualidad.
Este espacio ameno, con una atmósfera intimista que invita a entrar, era el lugar de encuentro para algunos antinazis de la zona. Lo de "Rojo" era toda una declaración. Comunistas y socialistas, aunque no exclusivamente ellos, junto a otros que buscaban desactivar el accionar de los simpatizantes locales del Nacionalsocialismo, se juntaban en la barra o en torno a una mesa en este legendario lugar.
Es donde el bar se transformaba en una encubierta barricada.
Organización del Partido Nazi en la zona "Belgrano", Argentina. Foto: Comisión Especial Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso.
Te puede interesar:
Horst, hijo de Adolf Eichmann: líder de neonazis en Argentina
Desde el año 1939, antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, era una conocida cervecería alemana. Con su aspecto casi original, hoy se ubica en una auténtica "zona de nadie" de la Ciudad de Buenos Aires, una "triple frontera" entre los barrios de Villa Ortúzar, Chacarita y Colegiales, justo donde se cruzan las avenidas Álvarez Thomas, Forest y la calle Elcano.
La particularidad es que está enclavado en el centro mismo de la zona que para el Partido Nazi en la Argentina era la más importante desde el punto de vista organizativo.
Era la sección "Belgrano", donde vivían o desarrollaban sus actividades profesionales y laborales los más destacados dirigentes y empresarios que respondían a los intereses de la Alemania de Adolf Hitler en el país. De ahí que su ubicación fuera estratégica para las reuniones de los antinazis que pretendían reunirse con disimulo y cierta tranquilidad.
La influencia del nazismo en esta zona era total. No solo abarcaba a los barrios antes mencionados, sino que se extendía a los de Belgrano, Coghlan y Saavedra, y cruzaba la avenida General Paz llegando a Vicente López, Florida, San Isidro, Beccar, Victoria, San Fernando y Tigre, al norte del Gran Buenos Aires.
El bar, en tiempos pasados y en la actualidad. Fotos: www.ochoesquinas.com.ar
No era mucho lo que podían hacer desde allí los "zurdos" que peleaban del modo que podían contra las ideas nazistas. Todo pasaba por saber en dónde golpearían los activistas y simpatizantes del NASDAP o, llegado el caso, boicotearles algún acto o actividad que llegaran a planificar.
Eran reuniones conspirativas de las cuales, muy posiblemente, haya surgido la decisión de concretar denuncias ante las autoridades policiales o incluso hacer escraches contra vecinos que levantaban el brazo derecho en alto sin dudar.
El Bar "8 esquinas", hoy. Foto: Marcelo García.
Te puede interesar:
Desbaratan y clausuran la distribuidora de libros nazis y antisemita más grande de la Argentina
Los encuentros de los "rojos" del barrio en el pintoresco bar se daban, siempre y en todos los casos, en el marco de las infaltables tradiciones alemanas. Aunque también supo reunir a amantes del tango. Así lo reflejan las viejas fotos que aún cuelgan de sus paredes, el mudo testimonio de otros tiempos y lo que sucedía en el lugar.
La excusa era siempre la misma: degustar salchichas y embutidos de la tierra de los antepasados, y todo acompañado por un generoso porrón de cerveza artesanal. Las conspiraciones contra el nazismo se daban en el viejo "Bar Rojo", un reducto que a muchos le permitía asegurar que no era necesario ser nazi para ser alemán.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Twitter: @mdGarciaOficial