Una fiesta, el acuerdo secreto con un invitado suizo y la activación de una cuenta regresiva que pronto podría llegar a su fin.
Schwetzerische Kreditanstalt, Credit Suisse y el clan Freude-Koennecke. Fotos: Baugeschichtliches Archiv Zürich /gentileza Pedro A. Filipuzzi.
Las puertas del magnífico chalet de estilo bávaro sobre la calle Teodoro García 2040 se abrieron de par en par. Werner Koennecke y Lily Freude, la feliz pareja de novios, recibían uno a uno a los selectos invitados a su fiesta de bodas. No fueron muchos, pero todos -de un modo u otro- eran personajes de peso en la comunidad germana de la Argentina.
La casa era una de las más bellas propiedades del coqueto barrio porteño de Belgrano. Era de Ludwig Freude, padre de la novia y a la vez millonario financista alemán que se encargaba de manejar la mayoría de los negocios e inversiones del nazismo en el país. Era considerado el auténtico "embajador alemán en las sombras". Tal era el perfil de ese hombre que, aquel día de 1938, agasajaba a los recién casados y sus invitados, aunque no era ese el objetivo ulterior de la reservada reunión.
Pese a conocer a centenares de influyentes alemanes y tener las más provechosas relaciones comerciales en el ámbito local, la idea era que estuviera presente solo un reducido círculo de gente de su extrema confianza. El encuentro en casa de los Freude era estratégico y de vital importancia para el futuro de los intereses del régimen de Adolf Hitler en los años por venir. Y no únicamente en la Argentina: en esa jornada, Freude y Koennecke comenzaron a organizar una de las mayores operaciones de lavado de dinero nazi de la historia.
La mansión que perteneció a Ludwig Freude, vista en la actualidad con su aspecto original. Foto: Marcelo García.
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La fotografía que inmortalizó el festejo por la unión en matrimonio entre Werner Koennecke y Lily Freude (que trabajaba como ayudante de contaduría en la "Compañía General de Construcciones", de su padre) es mucho más que un recuerdo familiar. Es la evidencia gráfica de un acuerdo sin precedentes que estaba a punto de concretarse. Están solo quienes debían estar, sobre todo, un invitado suizo que -al menos hasta ese momento- nunca antes había sido habitué de las reuniones del clan.
Para recibir al suizo, además de Freude, Koennecke y su esposa, se encontraban Paula (madre de Werner) y Annalise Koennecke, la hermana del "contador" del Partido Nazi, quien ejercía como inspectora de enseñanza alemana en el Instituto Goethe (donde su padre era director honorario) y que como tal, se ocupaba de importar hacia Buenos Aires los programas de estudio de la Alemania nazi, además de organizar a la "Liga de Muchachas Alemanas", rama femenina de los "Boy Scouts Argentino-Alemanes". En la reunión también quedaron retratados Leo, Alfred y Friedel Koennecke (padre y tíos de Werner Koennecke respectivamente) quienes junto al agente nazi Hans Harnish trabajaban en las oficinas de la firma "Boker" en la calle Moreno, en pleno centro de Buenos Aires, además de cumplir funciones en los Talleres "Hempel", que fabricaba entre otras cosas recipientes herméticos para los transmisores de la "Red Bolívar", el complejo sistema de radios nazis clandestinas en toda Sudamérica.
1- Werner Koennecke; 2- Lily Freude; 3- Ludwig Freude; 4- Paula geb. Friederichs; 5- Annalise Koennecke; 6- Leo Koennecke; 7- Alfred Koennecke; 8- Friedel Koennecke; 9- Rodolfo "Rudi" Freude; 10- Reto Hosli. Foto: gentileza Pedro A. Filipuzzi.
Al fondo de la foto, junto a estos, estaba Rodolfo "Rudi" Freude, por entonces un jovencito de apenas 16 años de edad que a partir del año 1946 se convirtió en el jefe de la oscura División Informaciones del Gobierno, un puesto clave desde donde organizó la entrada de nazis fugitivos al país gracias a una vasta red de agentes y colaboradores establecidos en Europa.
Como apoyos también fueron invitados varios funcionarios del Banco Alemán Transatlántico, que dirigía Ludwig Freude. La reunión de esta auténtica "troupe" de nazis influyentes estaba más que justificada. El invitado suizo (en el extremo izquierdo de la foto, como apartado del resto) era Reto Hosli, por entonces presidente del Schwetzerische Kreditanstalt, la institución bancaria que hoy se conoce como Credit Suisse. El hombre en cuestión era el abuelo de Reto Hosli, el actual CEO del banco suizo.
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El "fin de fiesta" no fue de lo más tradicional. Esa noche, con la excusa de haber problemas de transporte, Hosli se quedó a dormir en la mansión del barrio de Belgrano, pero antes -junto a Freude y Koennecke- se encerró en una habitación bajo llave y selló un redituable acuerdo de caballeros. En adelante, los nazis de la Argentina serían actores principales en el envío de remesas de dinero aportadas por los miles de afiliados de la "Unión Alemana de Gremios" desde Buenos Aires con rumbo a Suiza; aunque no solo se encargarían de eso. También acordaron triangular (gracias a la intervención directa de España) fortunas millonarias hacia las arcas del Schwetzerische Kreditanstalt; un dinero que era producto del espolio a judíos alemanes y de otros lugares ocupados por las fuerzas hitlerianas en Europa.
En 1984, el descubrimiento de las listas completas con 12 mil nombres y datos de afiliación de nazis argentinos que enviaban bienes activó una cuenta regresiva que -en 2020- llevó a que el ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi (poseedor de esos documentos originales) y el Centro Simon Wiesenthal reclamaran formalmente el reconocimiento y la apertura de esa cuenta estimada en torno a los 33 mil millones de Euros al cambio actual, que ahora los herederos de los depositantes originales reclaman como suyos.
El casamiento de Werner Koennecke y Lily Freude, y su reservada fiesta fueron el impensado comienzo de los incontables problemas que hoy afronta el Credit Suisse que, incluso y por la devolución de parte del "tesoro nazi", corre peligro de desaparecer. En la actualidad, la debacle de la institución helvética generó la fuga de USD 88 mil millones hacia la UBS (Unión de Bancos Suizos), la corrida bancaria más grande de la historia.
La reunión y el acuerdo secreto entre el clan Freude-Koennecke y Reto Hosli fueron un intento de asegurar el bienestar de Suiza desde la pos Segunda Guerra Mundial para la posteridad, pero algo salió mal.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
(Los temas publicados y los tags no expresan ideología política. Sólo investigación histórica)
Un agradecimiento al ingeniero Pedro Alberto Filipuzzi.