Argentina bajo amenaza: submarinos rusos en las costas de la Patagonia

Argentina estuvo a punto de convertirse en escenario de un enfrentamiento bélico entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La aparición de dos submarinos rusos furtivos sumó un eslabón más en la cadena de hechos enmarcados en la Guerra Fría.

Por Marcelo García

Martes 8 de Octubre de 2024 - 12:54

Submarinos rusos en Patagonia ArgentinaSubmarinos furtivos en las costas patagónicas. Foto: Diario26.

Se trata de uno de los hechos menos conocidos de la historia argentina del siglo XX. Fueron días de tensión en aumento y angustiosa incertidumbre que -de manera inesperada- insertaron al país en los vaivenes de la Guerra Fría. El caso podría haber derivado en un peligroso enfrentamiento bélico entre las dos potencias dominantes de entonces -Estados Unidos y la Unión Soviética- en aquel mundo inequívocamente bipolar. 

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Las portadas de los diarios reflejaron el tema y se hicieron eco de lo que se vivía frente a las costas de la Patagonia, en el Océano Atlántico Sur, puntualmente en el Golfo Nuevo, en la provincia de Chubut. La noticia resultaba ser tan estremecedora como increíble: había dos submarinos soviéticos furtivos en aguas jurisdiccionales argentinas, y nadie había estado al tanto de las secretas maniobras.

Todo salió a la luz el 30 de enero de 1960, un momento en que las rutinarias maniobras marinas de naves de la Armada Argentina se vieron complicadas por la detección de "al menos dos submarinos" sin identificar que -claramente- no eran argentinos.

Lo que nadie esperaba se transformó en una impresionante "cacería" que se extendió por espacio de interminables 27 días. Las naves submarinas detectadas eran soviéticas y la fuerza naval local también recibió la advertencia de parte de la inteligencia de los Estados Unidos. Argentina podría transformarse en impensado escenario de una nueva clase de guerra entre quienes se repartían las decisiones del Nuevo Orden Mundial.

La Guerra Fría avanzaba sobre el cono sur del continente americano a pasos agigantados desde el comienzo de la Revolución Cubana en 1959, y el estallido de focos guerrilleros a lo largo y ancho de Latinoamérica eran ya moneda corriente. Incluso, un tiempo antes de este avistaje en el Golfo Nuevo, también se habían dado otros similares que -sin embargo- no habían generado tanto impacto, aunque por supuesto que no eran menos preocupantes. Esos casos fueron los de mayo de 1958 en Bahía Cracker, también en Golfo Nuevo; y el de octubre de 1959 a la altura de Comodoro Rivadavia, cuando debieron actuar la Fragata ARA "Heroína" y una flotilla de recién estrenados aviones "Neptune", de la Marina; mientras el presidente argentino Arturo Frondizi (que había asumido como Jefe de Estado el 1º de mayo de 1958). "La Fuerza Aérea y la Marina desataron un incesante ataque, pero evidentemente el navío logro huir”, declaró el 22 de mayo de 1958 el mandatario, sorprendiendo a propios y a extraños en ese momento. La inquietante presencia de submarinos extranjeros era también, a esa altura de las circunstancias, inocultable.

Pero esta vez la cosas habían llegado demasiado lejos.

Fragata ARA Heroina, Foto El DiaFragata ARA "Heroína". Foto: El Día.

Avion Neptune, Aviación naval, Foto La Gaceta marineraAvión "Neptune", Aviación Naval. Foto: La Gaceta marinera.

Preludio de la Tercera Guerra Mundial. Foto: 26 Historia / Canal 26.

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Operativos contra reloj

La Marina de los Estados Unidos no dudó ni un instante y envió a un reducido pero cotizado grupo de expertos que se sumaron al operativo para dar caza a los submarinos rusos. A las 9:10 horas de aquel 30 de enero de 1960 empezó la pesadilla al confirmarse que tras varios intentos de lograr su identificación, las naves submarinas soviéticas hacían oídos sordos ante las autoridades navales argentinas en aguas interiores del Golfo Nuevo. Así se activó la frenética persecución, que estuvo a cargo de dos patrulleros, el ARA "Murature" y el ARA "King".

Pese a la premura y la colaboración de los estadounidenses, los rusos tenían clara superioridad con sus modernas naves, algo que les permitió sortear el cerco presentado. Se trataba de submarinos de alta tecnología, del tipo Zulu, que estaban a años luz de distancia de las naves argentinas. De ese modo los intrusos lograron salir de las aguas jurisdiccionales, más allá de las 12 millas náuticas de la costa patagónica, con lo cual se dio por terminada la infructuosa persecución. Pero lejos estaba todo de terminar, ya que durante esa noche mientras la Armada Argentina regresaba con proa a Puerto Madryn, se detectó una vez más a otra nave submarina invasora.

Croquis de avistamiento, Foto El DiaCroquis a mano alzada de un avistaje. Foto: El Día.

Las informaciones navales indicaron que la indeseada presencia consistía en dos submarinos, uno de los cuales aparentemente estaba averiado, mientras que el otro había llegado en su ayuda. Otra versión echada a correr sostenía que la avería en uno de los submarinos se había producido debido a los ataques argentinos.

El operativo se retomó de inmediato y fueron puestas a servicio otras unidades, como un avión Martin Mariner, algunos destructores e incluso el portaaviones ARA "Independencia". Las acciones aumentaban en riesgo e intensidad, hasta el punto de haberse lanzado al mar cargas de profundidad y torpedos inteligentes con el objetivo de destruir las naves rusas furtivas que seguían sin responder al pedido de identificación de parte de las autoridades navales argentinas.

Diario Clarín sábado 13 de febrero de 1960, Submarinos rusos en Argentina

Diario Clarín, sábado 13 de febrero de 1960. Fuente: Diario Clarín.

Diario Clarín domingo 14 de febrero de 1960, Submarinos rusos en ArgentinaDiario Clarín, domingo 14 de febrero de 1960. Fuente: Diario Clarín.

Al complicado estado de cosas se sumó Constantine Kourin, el agregado militar soviético en Buenos Aires, quien como era de esperarse rechazó de plano la versión que indicaba que las naves eran de su país; tras lo cual el Viceprimer Ministro ruso, Anastas Mikoyan, que estaba en visita oficial en Cuba declaró: "Lo único que van a matar es un montón de peces”. Todo se pretendió dar por terminado con la declaración formal del gobierno soviético, desde donde se negó que hubiera submarinos rusos en el Golfo Nuevo.

Submarino soviético clase Zulku, Foto El diaSubmarino soviético clase Zulu. Foto: El Día.

Patrullero ARA King, foto Histamar com ar, Armada ArgentinaPatrullero ARA "King". Foto: Histamar.com.ar / Armada Argentina.

Benjamín Cosentino, que había actuado como Asesor Antisubmarino del Comandante de la división Destructores, sostuvo tiempo después que “…aparentemente, y como resultado de los ataques navales y aéreos durante las persecuciones, uno de los submarinos fue averiado y trató por todos los medios de lograr la pérdida del contacto; el otro parecía actuar con maniobras de diversión para aliviar la presión sobre el primero, en una fase típicamente evasiva, probablemente tendiente a recuperar un submarino que posiblemente se encontraba averiado, o trataba de permanecer en las aguas protegidas del golfo con el mínimo de daño hasta decidir su escape. En esta fase el submarino emergió parcialmente varias veces en superficie quedando clasificado como positivo.” (1)

Patrullero ARA Murature, Foto Histamar com arPatrullero ARA "Murature". Foto: Histamar.com.ar / Armada Argentina.

También el Capitán de Navío Patrick H. Roth, Jefe del Departamento político/militar de Operaciones Navales de la Armada estadounidense, confirmó -años después- que “…la Armada de Estados Unidos colaboró con equipo y personal en la detección y ataque de submarinos en Golfo Nuevo durante febrero de 1960”.

Luego de 27 días de febriles estrategias, largas persecuciones e inútiles intentos por detener el andar de los submarinos soviéticos en aguas jurisdiccionales argentinas con intenciones nunca jamás aclaradas, se dio por terminado el curioso incidente en el marco de la Guerra Fría.

Las naves furtivas soviéticas lograron escapar, guardando bajo siete llaves sus motivaciones para haber entrado secretamente en aguas de la Patagonia. Argentinos y norteamericanos quedaban con las manos vacías.

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  • Referencias:
  • (1) “Testimonios de Tiempos Difíciles, 1955-1979” (Cosentino, Benjamín; Editorial Dunken, Buenos Aires, Argentina)
  • Datos y fotos de naves: https://www.histarmar.com.ar/

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