Vistas en perspectiva, las reinas británicas Victoria y Elizabeth II tuvieron vidas y reinados con un largo abanico de similtudes y coincidencias.
El Reino Unido de la Gran Bretaña, guarda entre las páginas más gloriosas de su larga historia, el legado de dos monarcas que dejaron huellas imborrables, muy difíciles de igualar. Elizabeth II y su tatarabuela Victoria, las dos reinas británicas más longevas, que fueron mucho más que eso.
Ambas llegaron al trono de un modo inesperado, cuando eran jóvenes, destinadas a enfrentar épocas de grandes cambios sociales y duros desafíos.
Al nacer, Victoria y Elizabeth II tenían pocas probabilidades de ser las herederas de la corona británica; sin embargo un inesperado giro del destino hizo que fueran obligadas a asumir la máxima responsabilidad que les tocaba en suerte, tomando el testigo para convertirse en líderes indiscutidas de una monarquía matriarcal. Las reinas Victoria y Elizabeth II son comparables, aunque hay también sensibles diferencias entre ellas.
De algún modo, estuvieron unidas por un invisible hilo conductor. El estilo monárquico de Victoria influyó -y sin lugar a dudas ha sido fuente de toda inspiración- en el de Elizabeth II.
Una como otra, eran mujeres fuertes, con una mentalidad poco común y ciertamente avanzada para su época, decididas a dar a sus reinados una impronta que -aún hoy- sigue haciendo escuela.
Victoria subió al trono en 1837, poco después de cumplir los 18 años, y reinó hasta su muerte, a los 81 años, en 1901. Su reinado se extendió durante 63 años y 216 días, un récord superado por su tataranieta, el 9 de septiembre de 2015. Pese a la importancia, Elizabeth II no conmemoró la histórica ocasión, y aquella jornada se limitó a inaugurar una línea de ferrocarriles en Escocia, aunque -para quien pudiera advertirlo- lanzaba un disimulado guiño llevando un broche de diamantes que había pertenecido a su icónica tatarabuela. Fue, según ella, un hito al que nunca hubiera aspirado. Elizabeth II reinó 70 años y 214 días, y fue la primera soberana del trono británico en celebrar un jubileo de platino.
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Hija única hija del príncipe Eduardo, cuarto hijo del rey Jorge III, Alexandrina Victoria (tal su nombre completo) nació el 24 de mayo de 1819, y se ubicaba quinta en la línea sucesoria. Pero quienes sucedieron a su abuelo, sus tíos Jorge IV y Guillermo IV, murieron sin tener hijos legítimos. Ya huérfana tras el fallecimiento de su padre, Victoria finalmente heredó la corona del Reino Unido de la Gran Bretaña. Desde el inicio mismo de su reinado, la joven monarca se propuso cambiar para siempre la monarquía.
Ungida como reina, Victoria fue asesorada por el primer ministro, William Lamb, el vizconde de Melbourne. En 1840 se casó con su primo hermano, de origen alemán, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha. Cuando Alberto murió en 1861, Victoria entró en un luto que le llevó años, tras lo cual desapareció de la vista pública.
El llegado de la reina Victoria es innegable. La sola mención de su nombre remite a una época de inventos importantes y notables descubrimientos, aunque también a una nueva visión de la vida desde un enfoque moralista. La Era Victoriana consagró a Gran Bretaña a su apogeo, gracias a significativos avances industriales, científicos, culturales y también imperiales. Esto -como luego demostrará la historia- marcó una diferencia con lo que -años después- fue el reinado de su tataranieta. Victoria murió el 22 de enero de 1901.
Elizabeth Alexandra Mary, conocida como Elzabeth II; nació el 21 de abril de 1926, y reinó desde 1952, cuando sólo tenía 25 años de edad. El trono británico al que accedió aún era la institución imperial en la que se había convertido en las últimas décadas del reinado de Victoria. Sin embargo, dio una nueva impronta al reinado, marcada por la desvictorianización del mundo anglo por todos conocido. Con su reinado también se propuso la completa transformación de Gran Bretaña en la posguerral, para llevarla a convertirse en una muy diferente comunidad de naciones, que se desprendió de su imperio pacíficamente.
El tío de Elizabeth II, Eduardo VIII, no tuvo hijos y se convirtió en rey en 1936, pero debió abdicar ese mismo año para casarse con la plebeya estadounidense Wallis Simpson, dos veces divorciada. De este modo, el padre de Elizabeth se convirtió de la noche a la mañana en el rey Jorge VI y ella en su legítima heredera. Elizabeth tuvo una infancia y juventud recluída y el 20 de noviembre de 1947 se casó en la abadía de Westminster con el príncipe Philip Mountbatten, su primo segundo. Winston Churchill fue el primero de sus quince primeros ministros y también su más destacados referente y mentor.
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Vistas en perspectiva, Victoria y Elizabeth II tuvieron vidas y reinados con un largo abanico de similtudes y coincidencias. Ambas compartían una fe cristiana realista y liberal. También hubo un paralelismo sobre el final de sus respectivas vidas conyugales. Tras la muerte del príncipe Philip en 2021, la salud de Elizabeth II se deterioró y -como su legendaria tatarabuela- en adelante hizo muy pocas apariciones públicas. Falleció el 8 de septiembre de 2022.
Hoy, las torres de los extremos del Parlamento británico, símbolo viviente de la representación de la comunidad, llevan los nombres de Victoria y Elizabeth II.
Muchos recuerdan a estas dos monarcas como las reinas más longevas del Reino Unido de la Gran Bretaña. Sin embargo para quienes integran el Commonwealth, la comunidad británica de naciones; siguen siendo mucho más que eso.
Con acción destacada y un sello imborrable en la historia, se fueron de este mundo marcando el camino para ser transitado por los súbditos británicos hasta el fin de los tiempos. Sus restos mortales descansan en un mismo mausoleo, en la capilla de San Jorge, en el mítico Castillo de Windsor, el sitio elegido para el culto real, donde miles les siguen rindiendo tributo.
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