Los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en América, según la OMS. La importancia de reconocerlos y cómo tratarlos.
Ataques de pánico, Salud Mental. Foto: Ashley Byrd, Unsplash.
Impredecibles, repentinos, intensos. Los ataques de pánico afectan a tres de cada diez personas a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud.
Sensación de ahogo, opresión o malestar en el pecho y hasta miedo a morir son sólo algunos de los síntomas que atraviesan quienes los padecen.
Al respecto, un estudio del Jerusalem Mental Health Center and the Hebrew University refiere que los actos diarios en las personas se magnifican al padecer este trastorno, el cual llega a ser tan severo que puede ser dominante en su vida.
El bienestar emocional, psíquico y social de las personas es clave en los tiempos que corren. En diálogo con Diario26, el Dr. Flavio Calvo (MN: 66869)*, explicó que cuando se habla de ataque de pánico se hace referencia a una serie de sensaciones físicas que se desatan en la persona como respuesta ante una situación que se considera una amenaza.
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Los ataques de pánico paralizan. Si bien no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar de manera significativa la calidad de vida. Según detalló el especialista, "frente a un episodio de este tipo, el cerebro se prepara para la liberación de adrenalina, la que aumenta el ritmo cardíaco y hace que la respiración sea más agitada, de manera que se oxigenen las extremidades, preparando a la persona para una situación de pelea o de huida".
"Más allá de la taquicardia y la respiración acelerada puede sentir insomnio, fatiga dolores de cabeza, de estómago, o adormecimiento de alguno de sus miembros. Muchas veces estas sensaciones son interpretadas por quién padece este ataque de pánico como impresiones cercanas a la muerte, ya que interpreta estas palpitaciones y agitación respiratoria como algo muy negativo, produciendo muchas veces que empeore el cuadro", indicó.
Si bien los episodios duran entre diez y veinte minutos, "en la mente de quien lo padece es una sensación que pareciera durar horas", aclaró Calvo.
Ataques de pánico, Salud Mental. Foto: Alex Ivashenko, unsplash.
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Algunas personas suelen confundir el ataque de pánico con el trastorno de ansiedad. Es importante saber diferenciarlos y tener en cuenta que ambos son difíciles de controlar por cuenta propia y pueden empeorar si no se tratan.
"La ansiedad es una respuesta natural del organismo ante un peligro, es una sensación necesaria para la supervivencia del ser humano. Solo que en muchos casos se puede convertir en una emoción patológica cuando la manera que tiene una persona de interpretar la realidad lo lleva a interpretarse continuamente en peligro, sintiendo que lo que sucede en el mundo externo es superior a los recursos que tiene para afrontarlo. Se convierte así en una sensación más continua, relacionada con pensamientos, muchas veces parásitos, o rumiaciones, sobre cuestiones del futuro o del pasado. Suele ser una sensación más extendida en el tiempo", indicó.
"El ataque de pánico se produce cuando las sensaciones de la ansiedad superan un umbral de lo aceptable para la persona y comienza a sentir miedo a enloquecer o a morir, frente a los síntomas que está experimentando. Muchas personas suelen hablar de ataque de ansiedad o de ataque de pánico indistintamente, este exceso de adrenalina y sensaciones a niveles tan altos es llamado en los manuales de diagnóstico (Dsm4 DsmV) ataque de pánico, no existe como etiología médica o psiquiátrica el llamado ataque de ansiedad", diferenció.
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La Ley Nacional 26.657 de Salud Mental garantiza los derechos de las personas con padecimiento mental. Asimismo, existen otros lugares y espacios con personas que pueden escuchar, acompañar y ayudar a quienes lo necesitan. Es clave pedir ayuda y acompañar: "Generalmente cuando ya se vivió un ataque de pánico, la persona suele tener mucho miedo a volver a vivirlo, por lo que está muy pendiente de sus síntomas. Cuando una persona se dice a sí misma 'NO quiero tener un ataque de pánico', está pensando y rememorando ese ataque y de esta manera reproduciéndolo", aclara Calvo.
"Lo importante en estas situaciones es cambiar el diálogo interno por frases como 'ya me pasó y sé que puedo superarlo', 'puedo gestionar mis emociones', 'sé que es sólo una sensación que puedo aprender a gestionar'", agregó.
Para quienes acompañen, es recomendable:
Ataques de pánico, Salud Mental. Foto: Adrian Swancar, unsplash.
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Los padecimientos mentales son modificables y transitorios. Los tratamientos, deben promover la integración familiar, laboral y comunitaria: "Como el ataque de pánico tiene que ver con como interpreta la persona la realidad, la medicación en este trastorno, es la última de las opciones. Ya que, acompañando a la persona a una nueva interpretación del ambiente que lo rodea y brindándole herramientas, como la respiración, mindfulness, autoinstrucciones, etc. va a poder tener una mejor relación con la ansiedad para que no llegue a niveles patológicos en breve tiempo".
Consultado sobre si hay algún tipo de personalidad más propensa a padecer esta afección o si interviene algún factor hereditario, el especialista explicó que "más que hereditario, hay patrones de conducta aprendidos que hacen que una persona desarrolle más ansiedad y esté más predispuesta a vivir ataques de pánico. Personas que fueron sobreprotegidas, por ejemplo, van a desarrollar un mayor temor al mundo que los rodea, sintiéndose muchas veces amenazados".
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"Los síntomas de la ansiedad en niños son los mismos que en un adulto, aunque muchas veces puede observarse este exceso de adrenalina al verlos irritables o muy enojados continuamente. Cuando un niño siente ansiedad, es importante tener en cuenta que está recibiendo ese aprendizaje del contexto, por lo cual es importante que toda la familia trabaje en un espacio terapéutico lo que sucede en esos vínculos, y que ese niño está evidenciando a través del síntoma", finalizó.
*Dr. en psicología, docente, tallerista y autor / @calvoflavio
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Los ataques de pánico fueron categorizados por la OMS en 1980. Sin embargo, en algunas creencias antiguas ya existían bajo la forma de algún dios. Para los griegos por ejemplo, era Pan, quien ante su mera presencia, producía el Panikón, un terror súbito. Los aztecas por su lado, creían que Tezcatlipoca, el dios de la incertidumbre, era el responsable de estos episodios.
En el Renacimiento, el inglés Robert Burton publicó Anatomía de la Melancolía (1621) donde incluía afecciones mentales como depresión, ansiedad y desvaríos.
Al principio el siglo XVIII, Boissier De Sauvage utilizó la palabra Vértigo Histérica para describir el Trastorno por Ataques de Pánico, pero ya a mitad del mismo siglo se empezó a hablar de Neurosis Funcional.
En 1871 Da Costa, un médico militar, describió en algunos soldados una sintomatología caracterizada por un miedo intenso y síntomas somáticos cardio-respiratorios que definió Irritable Heart Disease (enfermedad del corazón irritable).
Pero el primer paso significativo hacia la descripción nosográfica actual fue llevado a cabo por Sigmund Freud en 1894, cuando lo separó de la Neuroasthenia, una categoría de trastornos que definía Neurosis de Angustia.
Sigmund Freud. Foto: Archivo.
Esta categoría se caracterizó por una sintomatología más limitada y homogénea que incluía ansiedad libre y crónica («expectativa de ansiedad») y ansiedad aguda caracterizada por síntomas psicofísicos muy cercanos a la descripción actual del ataque de pánico.
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A los largo del tiempo y cada vez con mayor frecuencia, varios famosos admitieron haber pasado por estas crisis y revelaron cómo afectó su vida personal y laboral. El exceso de exposición mediática, el trabajo y hasta las constantes críticas, suelen hacer más vulnerables a las celebridades.
Llegó a cancelar giras por sus recurrentes ataques de pánico. Foto: Archivo.
Tiempo atrás, la estrella de la música confesó que sufre frecuentes ataques de pánico y ansiedad, relacionados con un miedo escénico. Por esa razón hasta canceló giras y con frecuencia no asiste a premiaciones para evitar padecerlos.
Johnny Depp en el juicio contra Amber Heard. Foto: EFE.
El actor, suele sentirse incómodo en las entrevistas televisivas y en su equipo de trabajo cuenta constantemente con un terapeuta. Admitió también haber padecido además de ataques de pánico, miedo a las alturas (aerofobia) y a los payasos (coulrofobia).
Sufrió severos episodios en el set de su última película “ Avengers”: “Usualmente me siento nerviosa antes de cada film, pero esta vez fue mucho peor. Me sentía tan alterada que cuando estábamos listos para la primera escena, casi muero de ansiedad”, confesó.
Nicole Kidman durante la entrega de los Emmy. Foto: Archivo.
La actriz reveló que cada vez que está en la alfombra roja, sus manos comienzan a temblar y hasta siente una sensación de ahogo: "Me da miedo delante de todas las cámaras. Mis manos comienzan a sacudirse sin control y hasta tengo problemas para respirar".
Durante una entrevista con ‘The Wall Street Journal’, la actriz admitió que antes de iniciar su carrera sufría de ataques de pánico: “La primera vez que ocurrió estaba en casa de uno de mis amigos y pensé que esta se estaba quemando. Llamé a mi madre y me llevó a casa. Solía preguntarle cómo iba a ser mi día exactamente, pues necesitaba saber que nadie iba a fallecer”, afirmó.
La famosa protagonista de Nueve semanas y media, llegó a pasar más de seis meses sin salir de su casa como consecuencia de sus ataques de pánico.
Para más información sobre Salud Mental, ingresá a:
https://www.argentina.gob.ar/salud/mental-y-adicciones/que-es
Por Rebeca Hirschfeld / @feldrebeca
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