Hessy Levinsons Taft se convirtió en la viva imagen de uno de los más grandes engaños perpetrados contra las mentiras de la Alemania del Tercer Reich. Esta es su historia.
Desde sus inicios, el Partido Nazi lanzó los rabiosos postulados de curiosas clasificaciones raciales pseudocientíficas como la máxima y más evidente expresión de su ideología violenta y extrema para justificar la discriminación, el rechazo y el genocidio de grupos de personas a quienes consideraban racialmente inferiores. Así, al presentar a la supuesta "raza aria" como una "raza maestra" superior, y a judíos, africanos, mestizos, romaníes, eslavos y otros grupos étnicos como "infrahumanos", desató el infierno y determinó que esos seres -por ellos considerados- inferiores, estaban destinados irremediablemente al trabajo forzado y al exterminio.
En 1935, buscando reforzar esas cuestionables ideas racistas y para deslumbrar al Führer Adolf Hitler ante la plana mayor de los más altos jerarcas de la Alemania nazi del Tercer Reich; el ministro de Propaganda, Joseph Goebbles, propuso la organización de un concurso con una única y ciertamente extraña finalidad: encontrar a la inequívoca representación del niño ario perfecto. Previamente, los ideólogos del régimen ya se habían lanzado a un sin fin de decretos, leyes, teorías y directivas tras la ilusa quimera de mantener a raya la pureza racial y reforzar el concepto de la unidad germana. El bombardeado de carteles, afiches, programas de radio y periódicos no fue la excepción en esa oportunidad y también de ese modo se le hizo saber a los alemanes que la búsqueda estaba lanzada, aunque -a punto de caer en la trampa- Goebbels no advirtió que tomaría de su propia medicina, con gusto a una amarga, amarguísima, mentira.
Jacob Levinsons y Polin Taft, eran una joven pareja originaria de Letonia y en 1928 se mudaron a Berlin. Allí pretendieron encontrar un futuro mejor, pero, cuando los nazis llegaron al poder, cayeron en la cuenta de que ya no podrían cumplir con su sueño más preciado. En 1934 nació Hessy, su primera hija; y cuando tenía solo 6 meses de vida, su madre la llevó al estudio de Hans Ballin, un reconocido y afamado fotógrafo de moda. El hombre se lució como nunca y (tras captar unas cuantas buenas imágenes) decidió enviar -sin previa consulta a los padres- una de las fotos de la niña al concurso.
Goebbels, Hitler y los suyos iban a morder el polvo: Hessy era judía y el fotógrafo lo sabía. Pero, contra todo pronóstico, resultó ser la indiscutida ganadora.
La foto apareció en la portada de la edición del 24 de enero de 1935 de la revista familiar nazi de mayor difusión por entonces, "Sonne ins Haus" (El sol en casa), un pasquín dirigido por Kurt Herrmann, un nazi fanático, amigo personal del todo poderoso mariscal del Reich, Hermann Göring. Luego la imagen se difundió a lo largo y ancho de toda Alemania en forma de postales que intentaban ilustrar a la desprevenida población sobre cómo debería verse una "niña aria perfecta".
Los padres de Hessy quedaron aterrados. Tanto fue asi que dejaron de salir con ella a la calle para que nadie la reconozca y, de ese modo, poder protegerla. "Quise ridiculizar a los nazis", dijo un tiempo después el fotógrafo. Y vaya si lo hizo. En 1938, el padre de Hessy fue detenido por la Gestapo, aunque poco después fue liberado. La familia completa volvió a Letonia, y posteriormente se mudaron en París, una decisión y un momento que claramente no fueron los más indicados, ya que en 1940 -con el avance imparable de la máquina bélica de Hitler por Europa- los nazis ocuparon Francia. En frenética carrera contra reloj, Jacob y Polin Levinsons lograron escapar a Cuba para -finalmente- llegar, tras no pocos contratiempos, a los Estados Unidos en 1949.
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Muchos años después de aquella jugada que pudo haberle costado la vida a ella, su pequeña hermana y a sus padres, Hessy Levinsons Taft contó en una entrevista que la sorpresa llegó meses después de haberse tomado la foto, cuando la empleada doméstica que trabajaba en su casa le dijo a su madre que había visto en la tapa de la revista la foto de la niña que estaba finamente enmarcada sobre el piano del hogar familiar.
Dijo Hessy: "Mamá le contestó que seguramente sería un bebé parecido, pero que no podía ser mi foto. La empleada insistió y -entonces- mi madre le dio dinero para que comprara un ejemplar. Para su sorpresa, efectivamente era mi foto en una publicación llena de propaganda e información nazi”. También relató entre el asombro y el terror: "Ahora puedo reírme de todo. Pero si los nazis hubieran sabido, no estaría viva".
La perfecta niña nazi, que en realidad era judía, se convirtió de la noche a la mañana en la viva imagen de uno de los más grandes engaños perpetrados contra las mentiras de la Alemania de Hitler. Nadie había obligado a los nazis a semejante equivocación: sus sectarias, violentas y más que cuestionables teorías raciales habían caído por sí solas.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Nota: El artículo no expresa ideología política, solo investigación histórica.
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