Esposas y mamás tradicionales y antifeministas: qué hay detrás del movimiento "tradwife"

Popularizado por la influencer Ballerina Farm, idealiza y romantiza el lugar femenino de servicio, promueve prácticas para ser amada por el esposo proveedor, da tips de cocina para ser la estrella del amor de los hijos e invitados y conserva a la mujer como un trofeo de belleza.

Por Camila Carnuccio

Lunes 2 de Septiembre de 2024 - 14:49

Ballerina Farm. Foto: Instagram Ballerina Farm. Foto: Instagram

En el siglo XXI, el rol de la mujer parece haberse afianzado de manera sólida, y aunque resulta impensable regresar a la figura de la "mujer subordinada", centrada en la reproducción y el cuidado del hogar, una propuesta disruptiva como la de la influencer estadounidense Ballerina Farm emerge para desafiar estas ideas. El movimiento "tradwife" ("esposa tradicional") no solo rescata prácticas ligadas a los roles de género conservadores, sino que invita a reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad contemporánea.

En un mundo que avanza a una gran velocidad, el deseo de retornar a tiempos más simples resuena con fuerza. La vida en el campo, las tareas domésticas artesanales y la conexión con la naturaleza que promueve Hannah Neeleman (34) -la influencer conocida como Ballerina Farm, que expone su día a día como esposa, cocinera, granjera y mamá de ocho hijos ante 10 millones de seguidores solo en Instagram- podrían estar respondiendo a una necesidad psicológica de escape frente a la sobrecarga mental y emocional que muchas mujeres experimentan hoy en día.

Ballerina Farm. Foto: Instagram Ballerina Farm promueve el movimiento Tradwife. Foto: Instagram

Sin embargo, la pregunta se vuelve más compleja: ¿Es este anhelo de retroceder a lo simple un deseo auténtico de la mujer moderna, o una respuesta a las crecientes presiones del mundo actual?. ¿Estamos buscando una vida más sencilla como una forma de bienestar, o estamos tratando de evadir las demandas y expectativas que nos abruman?

Suicidio; ansiedad; depresión; tristeza. Foto: Unsplash.

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¿Un retroceso en la autonomía femenina?

Este movimiento reivindica el rol de ama de casa de la mujer, aquella que se encarga de la crianza, cocina y mantenimiento de las tareas domésticas. A primera vista, puede parecer una elección de vida personal y hasta nostálgica. "Así explicado suena bastante inocente y hasta amable: un grupo de mujeres que quieren volver a roles y tareas domésticas", comienza explicando la licenciada en psicología Sofía Pozner (MN 77174), en diálogo con Canal26.com. Este ideal se presenta como una forma de escapar de las presiones del mundo moderno y volver a un estilo de vida más simple y centrado en la familia. 

Sin embargo, al analizar más a fondo lo que realmente implica este término, emerge un trasfondo inquietante y, hasta siniestro. El movimiento Tradwife no se limita a una preferencia por el hogar, sino que establece como ideal de vida el ser, ante todo, una esposa y "no la esposa de cualquiera, sino la esposa de un proveedor”. Esto revela una dinámica de poder preocupante: “Lo que esto quiere decir es que todo el núcleo de la identidad de estas mujeres está conformado por el lugar que un hombre les ha dado como esposas”, dice de forma tajante la licenciada Pozner. En otras palabras, la identidad y el valor de estas mujeres se construyen alrededor del rol que desempeñan dentro del matrimonio, donde la satisfacción de las necesidades del esposo es prioritaria.

Familia "tradicional". Foto: Unsplash El movimiento busca volver al rol de la ama de casa tradicional. Foto: Unsplash

Los consejos que las mujeres que adhieren a esta forma de vida comparten entre sí no buscan simplemente facilitar la vida doméstica, sino que están orientados a mantener una existencia ideal para el esposo. Son “recetas” cuidadosamente diseñadas para asegurar que la vida matrimonial funcione sin fisuras, siempre con el bienestar del hombre como centro de la ecuación.

Uso de celular. Foto Unsplash.

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De la lucha por los derechos básicos a nuevas cuestiones sobre la identidad

El feminismo tiene sus raíces en los movimientos sociales del siglo XIX, aunque su espíritu de lucha puede rastrearse mucho más atrás en la historia. En sus comienzos, las mujeres lucharon por derechos fundamentales, como el sufragio y el acceso a la educación, marcando el inicio de una larga y ardua travesía hacia la equidad de género.

Con la llegada de la segunda ola del feminismo, a partir de la década de 1960, el foco de la lucha se desplazó hacia el ámbito privado. Las mujeres comenzaron a cuestionar y desafiar las estructuras patriarcales que perpetuaban la desigualdad no solo en el hogar, sino también en el trabajo y la sexualidad. Este cuestionamiento permitió a las mujeres “salir de sus hogares”, liberarse del tan odiado ámbito privado, y finalmente alcanzar la tan ansiada “igualdad” en diversos aspectos de la vida pública.

Sin embargo, esta emancipación trajo consigo nuevos desafíos y preguntas que todavía resuenan hoy en día. ¿Cómo se debe comportar una mujer fuera del entorno doméstico? ¿Cómo es una mujer trabajando? ¿Cómo es una mujer en política? ¿Cómo es una mujer que desea sexualmente? ¿Cómo es una mujer haciendo todas estas cosas sin imitar a un hombre?

Ama de casa. Foto: Unsplash Es difícil pensar en una mujer fuera del ámbito doméstico. Foto: Unsplash

Estos interrogantes reflejan las complejidades actuales del feminismo, que sigue evolucionando y enfrentando nuevos retos mientras busca definir y construir una identidad femenina autónoma y auténtica en todos los ámbitos de la vida.

Pelo, cabello, mujer. Foto Freepik.

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La confusión de las feminidades modernas

La mujer comenzó a habitar nuevos espacios, abriendo camino en terrenos que antes eran dominados exclusivamente por hombres. Sin embargo, lejos de resolver los conflictos, estos continúan y se transforman. La sociedad envía mensajes contradictorios sobre cómo debería ser una feminidad ideal. “Trabajá, pero no parezcas muy cansada o que te esforzás mucho, no querés que la gente te vea mal”. “Estudiá, pero no seas la mejor, una mujer competitiva no es linda”. Estas exigencias contradictorias crean una presión constante y difícil de gestionar.

Tal como explica la licenciada Pozner, “esta clase de disyuntivas generan altos niveles de confusión subjetiva, que terminan por establecer una batalla interna llena de miedo, angustia y culpa”. Las mujeres conquistaron espacios antes vedados, pero el costo emocional es alto.

Familia "tradicional". Foto: Unsplash Las mujeres deben enfrentar presiones constantes.  Foto: Unsplash

Aunque las mujeres ahora habitan los mismos espacios que los hombres, siguen siendo medidas bajo la lupa de “lo masculino”. Sabemos cómo se ve un hombre poderoso, pero aún no tenemos una referencia clara de cómo se ve una mujer poderosa sin parecerse a un hombre. “Esto es lo que mayor angustia ocasiona en las feminidades hoy, la falta de referencia”, enfatiza Pozner. Esta carencia de modelos femeninos auténticos y reconocidos en posiciones de poder deja a muchas mujeres en un estado de incertidumbre y confusión.

Ante este panorama de caos y contradicciones, surge una pregunta inquietante: si hay tanta confusión hoy en día, ¿no sería mejor regresar al conocido rol de la esposa tradicional? Esta pregunta refleja el dilema al que muchas mujeres se enfrentan en la actualidad: luchar por su identidad en un mundo cambiante o volver a un rol familiar que, aunque limitante, ofrece una falsa sensación de seguridad y certeza.

Risas, padres, hijos. Fuente: Pexels

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El respaldo masculino al movimiento tradwife

Lo más llamativo de este movimiento es el apoyo que recibe por parte de los hombres, para quienes la receta que el movimiento promueve resulta mucho más clara y atractiva. “La fórmula es sencilla: si son guapos, agradables y con dinero, una mujer hermosa y sonriente estará dispuesta a servirle en su hogar, prepararse para él y criar a sus hijos”. Este esquema, que parece tan simple, ofrece a los hombres una certeza que muchos sienten haber perdido en la complejidad de las relaciones modernas.

En tiempos de modernidad donde todo es confuso, el movimiento "tradwife" ofrece formas definidas para los géneros, que cada vez están más desorientados sobre cómo comportarse y relacionarse. Esta vuelta a lo tradicional ofrece una especie de refugio, una guía clara para aquellos que se sienten perdidos.

Hoy en día, los hombres se encuentran desorientados frente a la mujer del siglo XXI. No saben exactamente qué ofrecerle, cómo seducirla o cómo conquistarla. “Nuestros problemas vinculares han cambiado y todavía no tenemos respuestas sociales que puedan resolver estos problemas. En este contexto, los movimientos de tendencias conservadoras tienen un suelo muy fértil para proliferar”, agrega la licenciada.

Mujeres; limpieza. Foto: Unsplash La mujer sigue siendo vista desde la "lupa de lo masculino". Foto: Unsplash

Conflicto, pelea, discusión. Foto: Unsplash.

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Caer en la trampa de la “perfección” en las redes

Las redes sociales son, en muchos sentidos, las principales enemigas de la sociedad actual. Su llegada trajo consigo tanto beneficios como complicaciones. Estas plataformas operan a través de la idealización, “nos venden escenarios de perfección y felicidad, llevándonos a creer que, si seguimos lo que nos muestran, seremos igual de felices”, menciona Pozner.

En el caso de Ballerina Farm, hay un factor clave que suele pasar desapercibido: su marido, Daniel Neeleman, es hijo del dueño de una de las principales aerolíneas de Estados Unidos. “La vida que muestra solo es posible siendo multimillonario y teniendo toda una serie de comodidades resueltas”, señala la psicóloga.

Ballerina Farm cocinando y cuidando a sus hijos. Video: X

Este tipo de contenido tiene un fuerte impacto en quienes trabajan sin descanso, viven en espacios reducidos y apenas tienen tiempo para su vida personal. El contraste entre la vida idealizada y la realidad del trabajador promedio puede ser un gran factor de depresión para el usuario, que fácilmente es manipulado para creer que el estilo de vida propuesto por Ballerina Farm es la clave para la felicidad.

Amistades tóxicas. Fuente: Unsplash.

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¿Luchas contra las presiones modernas o volver a los roles tradicionales?

En la posmodernidad nos vemos presionados por una serie de responsabilidades e ideales que rápidamente se convierten en fuentes de estrés, angustia, miedos y preocupaciones. Nos exigen mantener la estabilidad en medio de crisis económicas globales, alcanzar el éxito, lucir bien, estar a la moda y cumplir con todos los requisitos sociales para ser aceptados por un mercado laboral y social que, lejos de darnos la bienvenida, parece expulsarnos en cada intento de integrarnos. Nos convertimos en consumidores que son consumidos, emprendedores que se autoexplotan, influencers deprimidos, y enfrentamos una serie de contradicciones que hacen que pertenecer al proyecto social de nuestra época sea cada vez menos deseable.

Cada persona tiene la libertad de elegir su propio destino, de soñar y de decidir cómo alcanzar esos sueños. El problema no radica en que una mujer desee volver a un rol más tradicional, sino en que movimientos como el de las tradwives "estimulan y establecen roles y lugares fijos que cristalizan una única manera de hacer las cosas", cierra la licenciada. Esa fijación de roles es lo verdaderamente preocupante.

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