¿Cuáles son los hábitos que ayudan a ser feliz? La clave está en conectar con el presente

La felicidad es tan importante que desde 2013 la ONU celebra su día internacional, buscando incluirla en las políticas gubernamentales. Aprender a integrarla en nuestra vida diaria es fundamental: 5 pasos para hacer de la felicidad, una forma de vida.

Por Daniel Alberto Rosenberg

Sábado 30 de Marzo de 2024 - 10:11

Saltos y alegría. Unsplash Saltos y alegría. Unsplash

La felicidad es el estado de gracia que en algún momento tuvimos y perdimos en el camino; es un regalo de la vida que nos olvidamos de abrir, es un presente.

Ser felices está en nuestra naturaleza, el único inconveniente es que, sin darnos cuenta, nos vamos alejando de nuestra esencia; nuestro “ser”, que es pura abundancia y felicidad. Las circunstancias de nuestras vidas nos hicieron olvidar de ser felices. Con el tiempo se nos presentan preocupaciones y responsabilidades que nos generan tensiones mentales, físicas y emocionales.

Cansancio y trabajo. Foto: Alamy Cansancio y trabajo. Foto: Alamy 

A medida que vamos creciendo nos enseñan a ser responsables, asumir compromisos y ser educados. El mundo externo nos invita a exigirnos cada vez más.

La escuela primero y el trabajo después nos introducen en una realidad de exigencias cotidianas y poco a poco vamos configurando un mundo interno de exigencia y control que nos hacen olvidar de nuestra verdadera esencia, nuestras auténticas necesidades, y empezamos a sentir que “el tiempo no alcanza”. Es cuando se van generando creencias inconscientes limitantes que van determinando nuestras acciones y empezamos a creer que la felicidad nos llega de afuera y que la alcanzamos cuando conseguimos determinados logros.

Tiempo; reloj. Foto: Unsplash El paso del tiempo. Foto: Unsplash 

Empezamos entonces a desorientarnos y nos olvidamos de disfrutar. Confundimos el “ser” con el “tener”. Sentimos y pensamos todo el tiempo que tenemos que hacer cada vez más cosas para acceder a “cosas importantes”. Entramos en la Matrix, esa máquina productiva en la que ingresamos y de la que somos parte, funcionamos en automático y empezamos a responder a las necesidades y demandas del otro, lo que el otro espera de nosotros, lo que sentimos que nos exige el mundo externo alejándonos de nuestro interior.

Así, el "disfrutar" empieza a estar en segundo plano, se configura como el recreo de “nuestras” vidas. Trabajamos todo el año a puro “sacrificio” para llegar agotados a nuestras dos semanas de vacaciones, de las cuales los primeros 3 días todavía estamos cansados y agobiados por el intenso año de trabajo.

Confusión y estrés. Foto: Alamy Confusión y estrés. Foto: Alamy 

Paradójicamente el workalcoholic (adicto al trabajo) se aburre (o desespera) cuando no trabaja y al momento de descansar o tomarse vacaciones no puede bajarse del tren “productivo”. Solo es “feliz” cuando está en movimiento generando esa adrenalina a la que se hizo adicto y no encuentra plenitud por fuera de eso. Esa insatisfacción que muchas veces se siente es pura desconexión de nuestro “bien-estar” de origen.

Si las terapias alternativas, el yoga, el mindfunless y la meditación están convocando tanta gente, quiere decir que necesitamos volver a las fuentes, volver a “conectar” con el "bien-estar".

Amigos; amistad. Foto: Unsplash. Amigos, tranquilidad y amistad. Foto: Unsplash. 

Un alimento genera más felicidad que el chocolate. Foto: Unsplash.

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Hacer lo que nos hace bien

Una de las preguntas que el psicólogo o mentor suele realizar a sus consultantes en las primeras entrevistas es tan simple como, cuáles son las cosas que más les gustan hacer y si eso les hace bien. Suelen responder salir con amigas/os, realizar un deporte o un hobbie. La pregunta que le sigue es cuántas de esas actividades están haciendo y, mayoritariamente, responden que no están haciendo nada de esto, sin saber exactamente por qué razón no lo hacen.

Las personas que piden ayuda por cuadros de ansiedad, insatisfacción, depresión y autoestima baja no están habituadas a hacer cosas que les gusten y les hagan bien. Incluir en la agenda actividades sociales y placenteras que generalmente no están consideradas como “prioritarias”, puede facilitar un cambio de escenario en el estado anímico-emocional, para "pasar del mal-estar al bien-estar".

Muchos estudios han arrojado pistas sobre acciones y actitudes que nos acercan al estado de bienestar pleno. Veamos ahora 5 hábitos para atraer la felicidad a nuestra vida. En ellos, el relacionamiento social, el cuidado del cuerpo, la mente y cultivar la gratitud, son cuestiones clave.

Cómo es la "dieta de la felicidad". Foto: Unsplash.

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Cinco pasos para generar y atraer dosis de felicidad:

  1. Vivir cada día disfrutándolo y no sufriéndolo: dejar de procastinar aquellas cosas que nos gustan y nos hacen bien. Solemos anteponer siempre obligaciones, muchas veces autoimpuestas, postergando con justificaciones que nos vamos creyendo: “cuando tenga más tiempo voy a salir a pasear”, “cuando gane más plata me voy a empezar a dar los gustos”, “cuando deje de hacer frío (o calor …) voy a salir a andar en bici”.

Infusión de té caliente. FOTO: unsplash Disfrutar de nuestra calma y crear espacios para lo que nos gusta. Foto: Unsplash

2. Agradecer diariamente todo aquello que tenemos: aún en los momentos difíciles, hacer este ejercicio ayuda a enfocarse en lo positivo y sacar el foco de los problemas. Sentirse agradecido es un sentimiento, no tiene que ver con agradecerle a otro sino con conectar con esa emoción de sentir ese estado de gracia, la bendición de tener salud y afectos para vivir en plenitud. El agradecimiento es una de las emociones elevadas que nos sitúan en la frecuencia de la felicidad.


3. Meditar para despejar la mente de pensamientos “basura”: detener los “bucles” de pensamientos improductivos y recurrentes libera espacio en el “sistema operativo”, para la construcción de confianza y placer. Solemos vivir muy preocupados y con temor a no conseguir lo que nos proponemos, pero hay una gran diferencia entre accionar desde el miedo a la escasez, o hacerlo desde la confianza en la abundancia. Asumir nuestras responsabilidades desde el amor y no desde el temor genera e irradia en nuestro cotidiano una frecuencia que nos conecta con la abundancia y la felicidad.

Meditación y calma. Foto: Unsplash Meditación y calma. Foto: Unsplash 

4. Cultivar y mantener vínculos afectivos y sociales: darnos tiempo y espacio para compartir con otros, escuchar y ser escuchados, simplemente nos hace bien. Habituarnos a esto e incorporarlo a nuestra agenda personal será estimulante y motivador fortaleciendo la autoestima y el bienestar.

5. Realizar deportes y/o ejercicio físico diario: descargar tensiones físicas y mentales produce una energía proactiva tanto en el cuerpo como en el estado anímico-emocional. El cansancio físico luego de practicar estas actividades, facilita un buen descanso (a diferencia del cansancio mental, que genera agobio y malestar).

Como decía Charles Chaplin: “Sé tú e intenta ser feliz, pero, sobre todo, sé tú”. La felicidad es una luz a encontrar en nuestro interior. Siempre hay dos caminos a tomar, el de la confianza o el del miedo.

Cuando el amor es el GPS que nos acompaña la oscuridad de las dudas y la incertidumbre se disipan guiándonos hacia la felicidad. 

El dicho popular dice: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” y parafraseando a Serrat “Hoy puede ser un gran día” para empezar tu camino a la felicidad.

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