La principal causa por la que casi desaparece esta especie es por la caza furtiva indiscriminada. Por eso, la Fundación Oso Pardo comenzó un arduo trabajo para intentar salvarla.
Por Canal26
Jueves 31 de Agosto de 2023 - 15:04
El oso pardo de la Cordillera Cantábrica representa una asombrosa historia de recuperación de la fauna silvestre. A pesar de que esta especie se encuentra en grave peligro de extinción durante las últimas tres décadas, experimentó un crecimiento exponencial gracias al esfuerzo conjunto de la Fundación Oso Pardo, los gobiernos regionales y los habitantes de las zonas donde habita.
"Veíamos que el oso se extinguía. Estaba al borde del precipicio de la extinción. Teníamos claro que había que hacer algo, pero algo relevante", contó Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo.
La principal causa por la que casi desaparece esta especie es por la caza furtiva indiscriminada. Es por esto, que la Fundación Oso Pardo comenzó en 1992 un arduo trabajo para intentar salvar al oso cuando estaba en peligro crítico de extinción.
"Había dos núcleos separados, uno de ellos con la más baja variabilidad genética en el mundo de los osos pardos, y entre los dos núcleos cantábricos no sumaban 60, 70 osos", recuerda Palomero.
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El más reciente censo realizado en 2020 estima que ahora habitan en la zona alrededor de 370 osos pardos. Este aumento notable en el número de ejemplares fue gracias al trabajo incansable de la fundación en conjunto con los esfuerzos de los gobiernos regionales. Pero también, jugó un rol importante el respeto de los habitantes de las “zonas oso”, como llaman a estos parajes.
"Aunque nos llamamos Oso Pardo, nuestra pasión es trabajar por el oso, pero también por su territorio, por sus hábitats y por todos los vínculos culturales que tienen los osos con los territorios", explica Palomero.
La población de osos en la Cordillera Cantábrica se recuperó desde el punto demográfico como desde el punto de vista genético. "En la actualidad, las dos poblaciones, que antes estaban separadas, ahora están en conexión a través de los machos, y la diversidad genética ha aumentado", sostiene el investigador de la fundación, Juan Carlos Blanco.
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El aumento en el número de osos hizo que sea más probable el encuentro entre estos animales y los humanos. Por eso, una de las metas de la fundación es crear estrategias para evitar estos encuentros y brindar consejos de comportamiento para las pocas ocasiones en las que sí ocurren.
"Estamos centrados en aspectos relacionados con osos que se adentran a los pueblos, osos que pueden habituarse a comer restos de basura, por ejemplo, cómo determinadas actividades económicas como el ecoturismo puede minimizarse por el impacto que puedan tener, o pudieran tener, sobre la propia conservación del oso pardo", dice José Vicente López, dedicado a la investigación de especies de grandes carnívoros en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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Otro de los grandes desafíos que tiene la Fundación Oso Pardo es trabajar en proyectos que puedan mitigar los efectos del cambio climático, como los incendios, que representan una gran amenaza para ellos. Además su alimentación, que se basa principalmente en frutos y bayas, se ve afectada y puede estar en peligro.
“El cambio climático va a castigar a ciertas especies: los arándanos, las hayas, los robles atlánticos, pero parece que va a favorecer a otras, los robles mediterráneos, los castaños. Vamos a trabajar en potenciar estas especies, a plantar todo lo que podamos de estas especies que parece que no van a ser afectadas negativamente por el cambio climático. Y, además, vamos a plantarlas lejos de las poblaciones. Hay que alejar a los osos de las poblaciones", explica Palomero.
Este exitoso trabajo de conservación se replica en otras zonas cercanas, donde la población del oso pardo todavía es escasa, aunque poco a poco también se va recuperando. "Tenemos que esforzarnos para que la coexistencia entre los humanos y los osos sea tranquila y pacífica".
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