Era Jefe de Contra-Inteligencia en el Frente Oriental y el hombre fuerte de Hitler contra el Comunismo. Manejaba información considerada oro en polvo.
La transformación del nazi Reinhard Gehlen. Foto: Bundesarchiv/Canal26.
La historia de Reinhard Gehlen no es una cualquiera. Si algún atento productor cinematográfico hubiera sabido de él allá por los años '30, seguramente lo habría convertido en un atractivo personaje como el más conspicuo agente de inteligencia que jamás se haya visto en la pantalla grande. Pero su caso no fue de fantasía, sino real. Muy real. Nació el 3 de abril de 1902 en la ciudad de Erfurt, Imperio Alemán, y fue un militar alemán que llegó a encumbrarse como Mayor General de la Wehrmacht durante los días de la Segunda Guerra Mundial, aunque en realidad ha sido mucho más que solo eso. De hecho, Gehlen no era "uno más" en el laberítico aparato del Partido Nazi en tiempos de la Alemania del Tercer Reich, conducida -a fuego y sangre- por el Führer Adolf Hitler: Gehlen era Jefe de Contra-Inteligencia en el Frente Oriental, y su principal objetivo era el de poner freno al avance del comunismo y la Unión Soviética de Josef Stain.
Se trataba de un puesto clave que (además de causar miles y miles de víctimas mortales) le pemitió acceder a muy preciada y valiosa información a un lado y otro de las líneas enemigas. Su rol y desempeño lo llevaron a convertirse en un verdadero maestro del espionaje.
El perfil de Reinhard Gehlen es difícil de igualar. Es que no solo sirvió -casi con la misma efectividad- a la vieja República de Weimar (tal como se conoció a Alemania luego de la Primera Guerra Mundial), a la Alemania nazi y posteriormente a la República Federal de Alemania; con lo cual su influencia en Europa (sobre todo, aunque no exclusivamente) siguió haciéndose sentir como en pocos otros casos conocidos. Y curiosamente -o no tanto- cuando todo parecía perdido, la vida le dio otra oportunidad, solo que de la mano de los Estados Unidos. Y Gehlen fue actor principal.
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La idea de tener plegados al bando de los Aliados a nazis que manejaban información "de peso" venía de larga data. Todo empezó a cristalizar tan temprano como el año 1942, cuando Allen Dulles -jefe de la Oficina de Servicios Estratégicos (Office of Strategic Services, OSS), antecesora fromal de la Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency, CIA)- pensó la "Operación Paperclip", mediante la cual el Gobierno estadounidense contó con los servicios de varios "especialistas" o "expertos" alemanes (como llamaban a los criminales de guerra nazis que ellos mismos contrataban), y justamente Reinhard Gehlen integró la larga y "selecta" lista de quienes habían sido "la crema y nata" de la materia gris de los nazis en diferentes cuestiones, principalmente las referidas a espionaje.
Reinhard Gehlen al mando de divisiones del Ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial. Fotos: Bundesarchiv.Gehlen junto a camaradas nazis controlando deportaciones de prisioneros. Foto: Bundesarchiv.
De este modo, sin necesidad de cambiar de aspecto e identidad, Reinhard Gehlen experimentó una curiosa transformación y pasó de ser un simple nazi a -ser respetado por sus ex enemigos y- comandar la vasta y letal red de espías, conocida como los "Stay-Behind", que operaba desde las sombras contra el verdadero enemigo de los norteamericanos: la Unión Soviética. Gehlen, zorro viejo en terreno fangoso, se movió rápido. En marzo de 1945 -advertido del inevitable y desastroso final de la guerra para los nazis- decidió microfilmar todos los datos sobre las "Fremde Heere Ost" (Fuerzas Foráneas del Este) de la Unión Soviética, conservándolos cuidadosamente en envases herméticos. Gehlen sabía de la importancia del material con el que contaba sobre los "Rojo comunistas" y enterró esos envases en diferentes lugares de los Alpes en Austria. Esa información era, ni más ni menos que, su impensado salvoconducto y la puerta de entrada a las oficinas de la inteligencia norteamericana para dar inicio a una nueva vida, cumpliendo una invalorable tarea.
Reinhard Gehlen, momento distendido en el frente de batalla. Foto: Bundesarchiv.
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El pase de un bando a otro se concretó con una gran "actuación": al finalizar la guerra Gehlen se entregó sin resistencia al C.I.C. (Cuerpo de Contrainteligencia) de los Estados Unidos en Baviera, Alemania, el 22 de mayo de 1945. Fue llevado al campo "Camp King", cerca de Oberursel, e interrogado por el capitán John R. Boker, quien de inmediato comprendió que estaba frente a un personaje más que interesante y necesario para los intereses geopolíticos de su país en los años por venir. Así, el gobierno de los Estados Unidos movió -raudo- sus fichas. Gehlen había ofrecido previamente los envases herméticos con toda la información sobre los soviéticos que sólo él sabía dónde se encontraban ocultos, por lo cual Boker lo quitó de la lista de detenidos del campo, algo que hizo también con varios camaradas del nazi que les ofrecía poco menos que oro en polvo. Una por vos y otra por mí, fue la política acordada.
Hasta entonces el C.I.C. no estaba debidamente al tanto del sorprendente "tesoro de Gehlen", pero todo se destrabó para el ex oficial de Hitler cuando la información pasó a manos del general Walter Bedell Smith, jefe de equipo del general Dwight D. Eisenhower (Gobernador militar de la Zona de Ocupación Estadounidense en Alemania, y luego 16° Jefe de Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos). El solo hecho de tomar conocimiento de semejante caudal de datos sobre los comunistas repartidos por Europa, activó la luz verde para que a Gehlen se le borre de un plumazo su pasado y su prontuario, para que el 20 de septiembre de 1945 llegara junto a tres de sus más cercanos camaradas en vuelo directo a los Estados Unidos para comenzar a trabajar para ese país, bajo total protección y gozando de la más completa impunidad.
Ficha personal de Gehlen tras ser capturado por los Aliados. Foto: Bundesarchiv.
Gehlen cumplió con creces las misiones que se le iban a encomendar, y fue tan efectivo como en tiempos de Hitler. Apenas llegado a los Estados Unidos mostró los dientes ante la Oficina de Servicios Estratégicos (Office of Strategic Services, OSS) a cargo del servicio de inteligencia de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, y antecesora formal de la Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency, CIA). No eligió un lugar común y corriente a la hora de delatar al más puro estilo de la GeStaPo (Geheime StaatsPolizei, Policía Secreta del Estado). Allí lanzó la primera bomba y demostró que varios efcetivos de la Agencia norteamericana eran agentes dobles y miembros activos del Partido Comunista. Semejante "presentación en sociedad" le valió a Gehlen caer "muy simpático" a ojos del Gobierno norteamericano, tras lo cual lo enviaron bajo su directa supervisión a Europa, el centro neurálgico de las operaciones más complicadas en el comienzo de la Guerra Fría. Gehlen regresó a Alemania en junio de 1946 y -más temprano que tarde- estableció la "Organización de desarrollo industrial del sur de Alemania", que no era otra cosa más que una cubierta norteamericana para desplegar la red de espías del nazi ahora devenido en empleado de los Estados Unidos. La "empresa de Gehlen" creció de manera asombrosa y contó con 350 ex agentes de la Inteligencia nazi como directos colaboradores. El ejército de esos agentes secretos pronto pasó a estar conformado por 4.000 efectivos encubiertos -dispersos por toda Europa- en su lucha sin cuartel contra el enemigo comunista.
El grupo de Gehlen se hacía llamar los "Hombres-V", eran los ojos y oídos de la CIA en el escenario europeo de la Guerra Fría. Los "Hombres-V" luego pasaron a ser formalmente los temidos integrantes de la llamada "Organización Gehlen". Corría el año 1952 y los "expertos" alemanes al servicio de la CIA evolucionaron hasta ser conocidos como la "Bundesdeutscherjungend" (Juventud Federal Alemana), un grupo de militantes de extrema derecha que, armados hasta los dientes por la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, o NATO por sus siglas en inglés), que tenía como principal -y casi excluyente- objetivo asesinar a líderes de la izquierda europea.
Reinhard Gehlen en Europa, durante los días de la Guerra Fría. Foto: Bundesarchiv.
Y finalmente llegó 1955, el gran año para el nazi. La "Organización Gehlen" fue transferida formalmente bajo el ala de la República Federal de Alemania, durante el gobierno de Konrad Adenauer y, de ese modo, la Alemania Occidental (continuadora de hecho, y en las sombras, de la Alemania del Tercer Reich) oficializaba, legalizaba y rehabilitaba al ex hombre de Inteligencia de Hitler. El 1° de abril de 1956 (a más de 10 años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, se formó el BND (Bundesnachrichtendienst), el Servicio de Inteligencia de Alemania Federal; y el nazi no sólo fue parte importante y vital del mismo, sino que recibió el "premio" que le faltaba: Reinhard Gehlen se convertía en su presidente. Dicho de otro modo: un nazi, empleado de la CIA, armado y entrenado por la OTAN y Presidente del Servicio de Inteligencia de la Alemania Federal. Bingo.
Pero entre tantas acciones en favor de Occidente, tal vez el más destacado aporte del nazi Reinhard Gehlen para la efectiva penetración de Estados Unidos y sus servicios especiales en toda Europa, haya sido el de haber creado una organización secreta dirigida por la CIA con ramificaciones en toda Europa Occidental. Este organización ha sido conocida conocida como "Red Gladio", pensada para operar en la retaguardia de los ejércitos soviéticos cuando llegaran a ocupar el Oeste de Europa. El verdadero objetivo era impedir por todos los medios que se instauraran por la vía eleccionaria gobiernos progresistas en el continente europeo, que -por supuesto- incluyeran a comunistas. Hasta la década de los años '80, la "Red Gladio" llevó a cabo un sin fin de acciones terroristas, asesinatos de políticos, participó en diversos golpes de Estado (Grecia en 1967), y en operaciones encubiertas, muy especialmente en Italia, donde ha sido directamente relacionada con el secuestro y asesinato del presidente del senado Aldo Moro en 1978, quien previamente había incluido a muchos comunistas en su gabinete de Gobierno.
De regreso en Alemania como agente de inteligencia de Occidente. Foto: Bundesarchiv.
Reinhard Gehlen durante la última etapa de su vida. Foto: Bundesarchiv.
Recién luego de la caída del muro de Berlín, en 1990, políticos, funcionarios de la OTAN y exoficiales de la CIA habrían de reconocer y aceptar la existencia de la "Red Gladio" y los aportes del nazi Gehlen a su creación y funcionamiento tan preciso y aceitado. En 1999, durante la celebración de las relaciones entre el BND y los servicios especiales estadounidenses, el Director de Operaciones de la CIA dio a conocer toda la documentación que dejaba en evidencia el apoyo y la colaboración de esa organización con Reinhard Gehlen.
Como tantas veces sucedió (cuando ya no fue útil a los Estados Unidos por conveniencias del momento), una vez que la presión internacional se hizo insostenible, Gehlen se vio forzado a dejar de colaborar con ellos y a renunciar a la presidencia del BND, un cargo que ocupó -sin interferencias ni inconvenientes- hasta el año 1968. Reinhard Gehlen murió el 8 de junio de 1979 en Starnberg, República Federal de Alemania, a los 77 años de edad. Secretamente, las potencias occidentales y los socios de la OTAN hubieran deseado levantarle un monumento.
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Nota: El artículo no expresa ideología política, solo investigación histórica y periodística.