Fue el vicepresidente de Manuel Quintana a quien debió suceder tras su muerte entre 1906 y 1910. Los hechos que terminaron por desencadenar su mala fama.
Como tantas palabras que provienen del lunfardo, mufa procede del vocablo italiano muffa y se utiliza para denominar a aquella persona que trae mala suerte. La historia argentina ha querido que de todos los tildados de "yeta", uno de ellos sea un presidente: José Figueroa Alcorta.
Figueroa Alcorta fue el presidente número 16 de la República Argentina, su breve mandato se vio eclipsado por una leyenda urbana que lo persiguió incluso después de su muerte y que inició luego de tener que sustituir a Manuel Quinta, en ese momento presidente, tras su muerte en 1906.
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Figueroa Alcorta nació el 20 de noviembre de 1860 en Córdoba, abogado de profesión y electo gobernador de su provincia en 1895 fue elegido por el propio Julio Argentino Roca como compañero de fórmula de Quintana en octubre de 1904.
Figueroa Alcorta durante los festejos del centenario de la Revolución de Mayo.
La relación entre ambos fue de mal en peor ya que cuando ocurrió la revolución radical en 1905, el vice fue tomado prisionero y sus captores pidieron inmunidad para los jefes implicados a lo cual Quintana se negó. El rumor de que ese mensaje fue en realidad enviado por Figueroa Alcorta terminó distanciándolos de por vida.
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La salud del presidente se deterioraba cada vez más, obligándolo a pedirse licencia médica en enero de 1906. Una semana antes, el expresidente Bartolomé Mitre fue su primera "víctima". En marzo de ese mismo año lo haría el propio Quintana, convirtiendo a José en el nuevo presidente argentino.
Manuel Quintana.
En los cuatro años que le tocó gobernar, los mandatos presidenciales duraban seis años en esa época, fallecieron el expresidente Carlos Pellegrini, Luis Sáenz Peña y Miguel Juárez Celman. Además, a la lista hay que agregarle al exgobernador de la provincia de Buenos Aires, Bernardo de Irigoyen.
A este historial no le puede faltar el puente que inauguró y terminó siendo arrasado por el agua. La fama de “jetta” no tardó en llegarle; comparándolo con Don Lucas, el protagonista de “¡Jettatore!” obra de Gregorio de Laferrère.
La oposición aseguraba “que una visita de él podría provocar el descarrilamiento de un tren, una sequía, una inundación o hasta un incendio”.
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Como si fuera poca la fama nacional del presidente, pasó las fronteras al llegar a Chile. Resulta que, durante sus cuatro años de gobierno, su par Pedro Montt visitó el país y Figueroa Alcorta le prometió que le devolvería la gentileza.
Montt y el entonces presidente durante la visita al país.
Pero cuando Montt regresó a su país se enfermó gravemente y murió en agosto de 1910. Su vice Elías Fernández Albano, increíblemente, corrió el mismo destino y falleció en septiembre de ese mismo año. De igual modo, Figueroa Alcorta cumplió su promesa y viajó a Chile.
Tras cruzar la cordillera fue invitado a presenciar una carrera en el Club Hípico de Santiago, allí apostó por un pura sangre argentino de nombre Pinche. A poco de salir el animal rodó en la pista y todas miradas se centraron en el presidente "piedra" que terminaría su desdichado mandato en octubre de ese año.
Por Yasmin Ali
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