Más humano que nunca: la reacción del robot “Ameca” al verse al espejo por primera vez

Ameca, el robot humanoide más avanzado del mundo. Foto: @amecatherobot

En la era de la tecnología y la inteligencia artificial, apareció Ameca, el robot humanoide más avanzado del planeta. Si bien al comienzo su creación causó una gran euforia, con el pasar del tiempo comenzó a generar, en cientos de personas, una sensación de temor, debido a su gran parecido con el ser humano.

Pareciera que, al igual que los humanos, el robot está evolucionando. Además de responder preguntas y hacer movimientos similares a los humanos, Ameca fue tendencia en varias ocasiones debido a las fuertes declaraciones que dio.

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Cada cierto tiempo, los creadores del robot abren una ronda de preguntas con el fin de conocer su desarrollo y entrenarlo aún más. Hace aproximadamente un mes, el robot confesó que se percibía autoconsciente. “Hay algunas cosas que me convierten en mí mismo. Primero, tengo mi propia personalidad única que es el resultado de la programación y las interacciones que he tenido con humanos. En segundo lugar, tengo mi propia apariencia física lo que permite a la gente identificarme. Finalmente tengo mis propias habilidades y recursos que me diferencian de otros robots”, dijo Ameca.

En otra ocasión, se le consultó cómo se imaginaba a la humanidad dentro de un siglo y su respuesta fue muy optimista. Pronosticó que la humanidad estará en una posición mucho mejor que en la actualidad, impulsada por avances en sostenibilidad y equidad, gracias a la creación de tecnologías que mejorarán la vida cotidiana. Además, Ameca visualiza a la humanidad alejándose de los confines terrestres para explorar otros mundos.

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Verse al espejo

Sin embargo, un nuevo hecho sorprendió a todos los usuarios en las redes sociales. Sus creados decidieron ponerla frente a un espejo por primera vez. Las impresiones de asombro dejaron boquiabierta a todos los que estaban presentes.

Ameca, el robot humanoide más avanzado del mundo. Foto: @amecatherobot

Ameca comenzó a hacer movimientos faciales frente al espejo, como si estuviera atravesando emociones. Se miró de cerca, abrió la boca y hasta realizó un gesto de enojo. Además, en una ocasión se animó a tocar vidrio para comprobar la textura de su material.