Según los expertos, este extraño comportamiento podría ser de ayuda para cazar su comida con mayor facilidad.
Por Canal26
Lunes 18 de Diciembre de 2023 - 20:13
Las condiciones al fondo del océano no son para cualquier especie: la oscuridad, el frio y la baja presión lo convierten en un terreno apto para pocos. Las especies que allí viven desarrollaron sistemas para generar su propia luz con la que se comunican, camuflan o capturan sus presas.
Nadando en estos entornos tan inhóspitos se encuentran los peces pescadores (orden Lophiiformes), unas criaturas marinas que en sus cabezas tienen un señuelo llamado illicium (el cual es similar caña de pescar) que utilizan para engañar a sus presas.
Estos peces no gastan energía en busca de comida, sino que colocan su cebo bioluminiscente y se limitan a esperar a que ciertos crustáceos y peces más pequeños se aproximen. Una vez cerca, les basta con abrir la boca y cerrar sus grandes dientes para tener su alimento diario. Sin embargo, hay una gran duda en torno a esta novedosa especie: ¿Por qué pescan boca arriba?
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En palabras de la ictióloga Elizabeth Miller a The New York Times, este comportamiento que "va más allá de la imaginación", ya que podría ser más habitual de lo que se cree. En principio, los científicos pensaban que los peces pescadores tenían los señuelos debajo de la cara, como sucede con muchas especies de menor tamaño. Sin embargo, numerosos registros de vídeos grabados en las profundidades de océanos indican todo lo contrario.
Según explicó a National Geographic Andrew Stewart, conservador del Museo de Nueva Zelanda y autor principal de un estudio publicado en la revista Fish Biology sobre peces del género Gigantactics en distintas localizaciones de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico, "la longitud del señuelo y la forma que este va unido al hocico significa que nadar invertido es la mejor manera de asegurarse de que las presas no escapan y de que no se muerden a sí mismos".
Además, la mandíbula inferior también tiene un ligamento que le permite abrirse lateralmente, por lo que, al nadar boca abajo, pueden envolver a la presa más fácilmente, explica Stewart.
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El señuelo no solo sirve para encontrar comida, sino que lo usan para aparearse. En la edad adulta, las hembras desarrollan grandes dientes y un señuelo brillante que utilizan para atraer a sus presas.
Los machos, por el contrario, pierden los dientes y desarrollan un conjunto de dentículos situados en las puntas delanteras de las mandíbulas que son necesarias para el apareamiento. Toda su vida la pasan en busca de hembras por medio de sus grandes fosas nasales y su excepcional sentido del olfato.
Esta especie siempre fue un gran interrogante para la comunidad científica y, pese a los avances, aún queda mucho que responder. Durante la época de 1920, un biólogo islandés llamado Bjarni Saemundsson descubrió el cuerpo de una hembra con peces más pequeños pegados a su vientre por el hocico. Supuso que se trataba de sus crías y escribió sobre el descubrimiento: "No puedo hacerme una idea de cómo o cuándo las larvas o las crías se adhieren a la madre. No puedo creer que el macho fije el huevo a la hembra... Esto sigue siendo un enigma que deberán resolver futuros investigadores".
Lo que Saemundsson no sabía era que el pez pegado a la gran hembra no era su cría, sino su pareja. Cuando un macho localiza a una hembra, utiliza sus dentículos especializados para agarrarse a su vientre. Luego de engancharse, los tejidos del macho y de la hembra empiezan a fusionarse y sus sistemas circulatorios se conectan.
Por otro lado, en 1999 un sumergible teledirigido que se encontraba en las profundidades oceánicas captó imágenes de un ejemplar inmóvil que se encontraba cabeza abajo. Los investigadores sospechaban que estaban buscando presas en el fondo marino, una hipótesis que no pudieron verificar, debido a la escasez de casos similares. Lo que no podían imaginar es que esa clase de avistamientos se repetirían años después en numerosas ocasiones.
“Hasta ahora gran parte de lo que sabíamos sobre la biología y el comportamiento de los organismos de las profundidades se deducía de los especímenes capturados y llevados a la superficie son ejemplares muertos, por lo que había que extrapolar mucho con las especies menos profundas", comenta Stewart. "Los sumergibles nos han permitido observar estos animales vivos e intactos. Ahora estamos comprobando que no se comportan como pensábamos, algo emocionante para quienes nos dedicamos al estudio de la fauna de las profundidades marinas", cerró.
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