Las países que participaron del encuentro se comprometieron a impulsar una nueva agenda de cooperación para evitar que el Amazonas llegue al punto de no retorno
Esta semana se realizó la Cumbre Amazónica en la ciudad de Belém do Pará, Brasil, y generó gran expectativa a nivel mundial. Los presidentes de los ocho países que tienen parte amazónica en sus territorios se reunieron para juntar esfuerzos y tomar medidas concretas para evitar que esta región llegue al punto de no retorno y afecte aún más el clima del planeta.
Las naciones que participaron del encuentro se comprometieron a impulsar una nueva agenda de cooperación en el bioma, pero no fijaron metas concretas contra la deforestación y acciones contundentes contra la explotación de combustibles fósiles como el petróleo.
En el documento acordaron garantizar la supervivencia de la selva, con medidas para la gestión del agua, la seguridad, la salud, las infraestructuras sostenibles y la promoción de los derechos humanos de los pueblos tradicionales.
“Estoy convencido de que la historia de la Amazonía será medida a partir de este encuentro. Que habrá un antes y un después”, afirmó Lula durante su discurso en la cumbre.
La Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) fue creada en 1978 para promover la preservación de la cuenca amazónica y regular el desarrollo mediante la cooperación. La IV reunión de presidentes contó con cuatro de los ocho mandatarios convocados: Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), en calidad de anfitrión; Luis Arce (Bolivia), Gustavo Petro (Colombia) y Dina Boluarte (Perú).
El gobernante venezolano, Nicolás Maduro, canceló su participación por una otitis y se unió así a las bajas de Guillermo Lasso (Ecuador), Chan Santokhi (Surinam) e Irfaan Ali (Guyana), cuyos países estuvieron representados por otros miembros de sus gabinetes.
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Los países amazónicos no lograron durante el encuentro establecer una meta conjunta para acabar con la deforestación, uno de los principales problemas que afronta el mayor bosque tropical del planeta. Según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, en 2022 la deforestación en esta región alcanzó los casi 20.000 kilómetros cuadrados, un 21 % más frente a 2021, la cifra más alta desde 2004.
En su lugar, crearon una “alianza amazónica de combate” a la tala ilegal de árboles, pero dejaron libertad a los Estados para definir sus propios objetivos nacionales. Brasil y Colombia se comprometieron a acabar con la deforestación amazónica para el 2030.
Otro de los asuntos que más expectativas generó es la explotación de petróleo en el ecosistema, que llevan a cabo algunos países como Brasil y Ecuador.
El principal impulsor de este tema en la agenda de la cumbre fue Colombia para alcanzar un acuerdo concreto. Sin embargo, los países solo se comprometieron apenas a “iniciar un diálogo sobre la sostenibilidad de sectores tales como minería e hidrocarburos en la región amazónica”.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, mencionó los hidrocarburos en la sesión plenaria entre los puntos que no tuvieron consenso entre los socios de la OTCA. Además, criticó el “negacionismo” científico de algunos líderes que defienden la preservación del medioambiente y al mismo tiempo basan el crecimiento del país en el “capital fósil” con proyectos de “petróleo, gas y carbón”.
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Por otra parte, se debatió alrededor de la cuestión del narcotráfico en la zona. Definieron "la creación del Centro de Cooperación Policial Internacional en la Amazonia, con sede en Manaos" (Brasil), que se encargará de coordinar "el intercambio de información, inteligencia y el desarrollo de investigaciones contra las "actividades ilícitas".
La presidenta peruana, Dina Boluarte, defendió formar una alianza "firme y clara" para frenar los delitos ambientales en la selva amazónica, en línea con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, quien apostó por una fuerza especial que combata la ilegalidad.
En este sentido, Petro fue un paso más allá y pidió crear un "tribunal internacional ambiental" y una "OTAN amazónica", similar a la de los aliados del Tratado del Atlántico Norte, para combatir los negocios ilegales de la zona "con armas".
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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, planteó "premiar", en forma de más recursos públicos, a los intendentes de la región amazónica que reduzcan la deforestación y las quemas de bosque en sus municipios.
"No queremos estar maldiciendo, multando a los alcaldes; queremos decirles: 'Si hay menos deforestación, menos quemas, va a tener un premio por eso, va a tener más recursos para el pueblo de su ciudad'", sostuvo el presidente Brasileño. El mandatario espera que, con esta medida, el Gobierno tendrá a los alcaldes como "aliados" en el combate a la deforestación.
También las naciones amazónicas, junto con la República del Congo, la República Democrática del Congo y San Vicente y las Granadinas reafirmaron su compromiso contra el cambio climático, pero advirtieron que no bastará sin la cooperación de las naciones más ricas.
En un comunicado conjunto llamado "Unidos por nuestros bosques", enfatizaron en la necesidad de combinar la preservación del medioambiente con el crecimiento económico, un mensaje que llevarán de forma conjunta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se celebrará en noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.
"No se puede hablar de bosques tropicales y cambio climático sin abordar la responsabilidad histórica de los países desarrollados", precisó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión del evento, durante su intervención.
Además, expresaron su preocupación por el incumplimiento de las metas de mitigación por parte de algunas de estas naciones y hace un llamado para que cumplan con sus obligaciones financieras climáticas. Esto hace referencia al acuerdo para proporcionar 100.000 millones de dólares en financiación climática al año en recursos nuevos y adicionales a los países en desarrollo para financiar la preservación de los ecosistemas más sensibles del planeta.
Los países amazónicos que participaron coincidieron en la cumbre que "los bosques pueden ser centros de desarrollo sostenible y fuentes de soluciones para los retos nacionales y mundiales de sostenibilidad, conciliando la prosperidad económica con la protección del medioambiente y el bienestar social".
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