Ucrania: así es la vida de la única habitante de un pueblo arrasado por la guerra

Con una historia devastadora, Vira Chernuka relató su experiencia en la guerra cuando se vio forzada a abandonar su hogar y la odisea que vivió para regresar a él atravesando más de 4.000km.

Por Canal26

Domingo 8 de Octubre de 2023 - 08:51

Vira Chernukha, de 76 años, la única habitante de Dementiivka. Foto: Reuters. Vira Chernukha, de 76 años, la única habitante de Dementiivka. Foto: Reuters.

"Ya no tengo miedo, he vivido mi vida", asegura Vira Chernukha de 76 años, la única residente de Dementiivka, un pequeño pueblo en Ucrania que limita directamente con la frontera rusa. Sin intenciones de abandonar su único hogar, luego de haber sido bombardeada y refugiada, Vira ya no tiene intención de volver a dejar su país por la fuerza a causa de los invasores rusos.

Después de que Rusia bombardeara la aldea donde vive, Vira despertó en un hospital al otro lado de la frontera, en suelo ruso. Una auténtica odisea tuvo que vivir la mujer de 76 años para regresar a su hogar, atravesando 5 países y más de 4.000km tratando de mantenerse segura y alejada de las zonas de guerra para sobrevivir hasta llegar a casa.

Hoy ya se encuentra en su hogar. La única habitante de Dementiivka se ocupa de restaurar su jardín tapando los 15 cráteres que dejaron las bombas arrojadas por Rusia, y se encarga de cuidar un monumento local de los soldados que perdieron la vida defendiendo el pequeño pueblo ucraniano.

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Vladímir Putín en una fábrica de drones en Rusia. Foto: Reuters.

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La madrugada que la guerra tocó a su puerta

Vira recuerda con claridad como un 24 de febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, lo primero que hizo fue ir a despertar a su vecino a las 4:20 de la madrugada para advertirle de los bombardeos. Él creyó que se trataba de una simple tormenta, mientras puertas hacia afuera, los campos se incendiaban.

"La puerta de mi cocina estaba abierta, yo estaba junto a la estufa. Miré por la ventana, el cristal se rompió, el marco de la puerta salió volando y había una nube negra, la tierra se levantó", recuerda Vira. Y agrega: "Sólo recuerdo que salté de nuevo a la casa, que todavía estaba en pie. Estaba todo cubierto de sangre... Me arrastré hasta la calle y luego no tengo idea de quién me encontró".

Entre llantos, dolor y angustia por lo que estaba viviendo, Vira atravesó un difícil mes en la habitación de un hospital en Belgorod mientras los locales preparaban la documentación para trasladarla a un campo de refugiados. "Dije: 'No iré a ninguna parte, me sentaré aquí en Belgorod, en un banco cerca de la estación de tren'. Pero entonces mi nuera me encontró y con la ayuda de voluntarios me llevaron".

Vira Chernukha, de 76 años, la única habitante de Dementiivka. Foto: Reuters. Vira Chernukha, de 76 años, la única habitante de Dementiivka. Foto: Reuters.

Protestas a favor de Ucrania. Foto: Reuters.

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El regreso a Ucrania

Frente a la imposibilidad de cruzar la frontera de forma directa debido a que Rusia no lo permitía, tuvieron que optar por una alternativa mucho más ardua. El viaje de regreso las llevó de vuelta a Ucrania a través de Letonia, Lituania y Polonia hasta Lviv, finalmente a Vinnitsya, estas últimas, ambas ciudades de la zona oeste ucraniana.

"Siete días viajando en autobús, pero regresé a Ucrania. Todavía hay cinco personas (de este pueblo) que están en Rusia, no sé dónde están".

Con una contraofensiva inesperada para Rusia, las tropas ucranianas recuperaron gran parte del territorio noroeste del país el año pasado. Durante los eventos, Vira recuerda haber visto todo tipo de bombas y misiles, incluso las incendiarias que arrasaban con todo a su paso.

"Pasé por lo que era el portón de mi casa, me detuve y pensé, logré regresar. Ahora, ¿Qué va a pasar?", recordó frente a la posibilidad de mudarse a Kharkiv, la ciudad principal de la región que había permanecido intacta por los ocupas rusos.

Con un futuro incierto, recuperó su hogar y vive intentando recuperarse de los daños que causó la guerra, habiendo atravesado por los estragos de la misma y teniendo que convivir con las marcas que esta dejó en ella por los próximos días de su vida. Vira, de 76 años, se convirtió en un ejemplo de resiliencia ucraniana frente al mundo, poniendo primero a su hogar, sus raíces y su tradición por encima de cualquier invasor.

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