Escalada nuclear: el precipicio invisible de la crisis constante

La normalización de situaciones críticas como la guerra en Ucrania y la tensión nuclear global nos vuelve insensibles ante los peligros. Mientras ignoramos el precipicio, el riesgo de un error catastrófico crece día a día.

Por Andrés Repetto

Sábado 7 de Septiembre de 2024 - 07:17

Central nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters Central nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters

¿Caminar todos los días al borde de un precipicio nos otorga el poder de evitar la caída? El mundo vive en un estado de apatía hacia situaciones que antes eran consideradas fundamentales. La necesidad de seguir adelante y superar las crisis constantes hace que ese borde del precipicio ya no se vea como una amenaza, sino que parezca haber desaparecido.

¿Cuánto tiempo podemos estar en alerta constante? En algún momento, lo que era urgente y peligroso se vuelve rutinario. Esto puede ser una táctica de supervivencia en lo cotidiano, pero el precipicio sigue ahí.

Rafael Grossi recorrió la planta nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters. Rafael Grossi recorrió la planta nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters.

Lo más peligroso de este juego mental para continuar puede ser lo que finalmente nos provoque dar ese mal paso.

Esta semana, Rafael Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU, visitó nuevamente la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania, controlada por militares rusos y escenario de combates. El riesgo de la guerra en torno a la central llevó a Grossi a inspeccionar un incendio y otras situaciones peligrosas dentro de la planta.

Recientemente, Grossi también tuvo que visitar la central nuclear de Kursk en Rusia, atacada por militares ucranianos. Territorio ruso que en parte ahora controla Ucrania luego de una inesperada invasión.

Aunque esta central está en manos rusas, se advirtió que su seguridad es inferior a la de Zaporiyia, que tiene un domo protector sobre el reactor, algo que Kursk no posee.

Rafael Grossi en la planta nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters Rafael Grossi en la planta nuclear de Zaporiyia. Foto: Reuters

Las visitas de Grossi a estas centrales se repiten, y sus advertencias no siempre reciben la atención que merecen. Lo que está en juego es algo que podría escapar a nuestro control.

La “tensión atómica” en torno a las centrales es solo uno de los aspectos de la compleja situación global desde que el mundo entró en esta nueva guerra mundial. Esta semana, expertos de la Universidad de Londres advirtieron que el poderío militar estadounidense es muy superior al de Rusia y China. Según el análisis, el Pentágono podría destruir casi todas las lanzaderas de armas nucleares de estos dos países solo utilizando su armamento convencional.

La investigación sugiere que debido a esta desventaja, Rusia y China podrían comenzar una nueva carrera armamentista nuclear, lo que podría desatar un "error de cálculo".

Este informe seguramente será desmentido por el Kremlin y sus aliados chinos y añade mayor inestabilidad a una situación cada vez más impredecible por la guerra en Europa. La portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova, fue clara al advertir que la OTAN está perdiendo el sentido de la realidad y no considera los riesgos de una escalada peligrosa del conflicto. Zakharova advirtió que la respuesta a las medidas de Kiev será cada vez más poderosa y que Rusia ve la participación directa de Occidente en el conflicto y que es su principal instigador.

Recientemente, Rusia comunicó que modificó su doctrina de defensa nuclear. Hasta ahora, Putin había anunciado que su país utilizaría su arsenal atómico como defensa ante un ataque nuclear enemigo y si la seguridad de la Federación Rusa se ponía en peligro. No se han dado detalles sobre estas modificaciones, pero seguramente impliquen que los arsenales están más cerca de ser utilizados.

El precipicio sigue ahí.

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