A tres meses del inicio de la guerra entre Israel y Hamás, el testimonio de una argentina que lo vivió en carne propia

En una entrevista exclusiva con Canal 26, Camila Antonucci cuenta los escalofriantes detalles de aquel 7 de octubre que quedó grabado en la población israelí.

Por Franco Parietti

Domingo 7 de Enero de 2024 - 15:10

Ataque de Hamás en Israel. Foto: Reuters Ataque de Hamás en Israel. Foto: Reuters

El 7 de octubre de 2023 fue el día más mortífero en la historia de Israel. Apenas había terminado la celebración de Sucot, una de las festividades más alegres del pueblo judío, cuando el grupo islamista Hamás realizó un ataque sorpresa contra civiles en las calles, con una crueldad pocas veces vista.

Solo ese día, los israelíes lloraron la muerte de más de 1200 personas y el secuestro de unas 240, que fueron llevadas a Gaza. Así, el atentado significó el día más sangriento para la comunidad judía desde el Holocausto. 

Soldados del grupo terrorista Hamas recorren las calles de Israel. Foto: Reuters. Soldados del grupo terrorista Hamás recorren las calles de Israel. Foto: Reuters

A tres meses de su estallido, la guerra entre ambos bandos continúa y la cantidad de palestinos e israelíes muertos, es terrorífica. El testimonio en primera persona de una argentina revive el dolor, pero también se vuelve clave para conocer en detalle cómo sucedieron los hechos.

Josep Borrell en el Líbano. Foto: Reuters

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Una de las historias del 7 de octubre

Camila Antonucci tiene 23 años y es oriunda de Buenos Aires. Aterrizó en Tel Aviv el 5 de octubre con la ilusión de bailar en la fiesta Polenta. Luego de participar del evento junto a una amiga, decidió quedarse unos días más en el lugar, ya que, como le contó a Canal 26, "era similar a Miami, incluso más lindo".

La fiesta Polenta, en Tel Aviv. La fiesta Polenta, en Tel Aviv.

Lo que menos esperaba la bailarina era que ese viaje formara parte de la peor pesadilla de la historia de Israel. El 7 de octubre, Camila y su amiga se encontraban a tan solo 80 kilómetros de la Franja de Gaza, recorriendo y disfrutando de su belleza hasta que un sonido estridente lo cambió todo para siempre.

 "Escuchamos una alarma seguida por un sonido de explosión. En ese momento nos asustamos, pero el resto de la gente seguía con su vida normal", relata Camila que, junto a su amiga, ignoraban por completo que el ruido era consecuencia de los misiles enviados por Hamás

La alarma que se escuchó durante todo el día.

La joven argentina y su compatriota, Malena Silber, habían salido a comprar algo para desayunar abajo del hostel. Al regresar, la israelí que atendía en la recepción les comunicó, con pánico y preocupación, lo que estaba aconteciendo.

Inmediatamente, les aconsejó que se quedaran dentro de las instalaciones y no fueran a la playa, que ya se encontraba clausurada para evitar cualquier tipo de visitas. Un momento después, otra alarma volvió a escucharse junto a una explosión, ahora mucho más fuerte.

La playa de Tel Aviv, clausurada.

La tensión empezó a subir y, ante la sucesión de alarmas, debieron refugiarse en un búnker, ya que existía el miedo a atentados terroristas en otras zonas del Estado judío.

Destrozos en Israel tras el lanzamiento de misiles desde el Líbano. Foto: Reuters

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El desesperado intento para volver a casa

Camila y Malena son estudiantes de intercambio en Alemania, por lo que el 7 de octubre de 2023 tenían un pasaje de vuelta a la casa en la que estuvieron viviendo durante todo ese año, aunque debían hacer escala en Grecia. Pese a la incertidumbre por lo que podría suceder, tomaron un taxi rumbo al aeropuerto.

El temor que sentían era total; en el viaje hacia la terminal, mientras seguían sonando las alarmas y explosiones, no podían cubrirse bajo techo: "Podía pasar cualquier cosa y no nos podíamos refugiar. Fue muy estresante", recuerda Camila.

Y agrega: "El estrés subió cuando estábamos por llegar al aeropuerto y nos llegó la notificación de que se había cancelado el vuelo". Todas las aerolíneas low cost, incluida la que habían contratado, habían postergado sus viajes. Miles de personas se encontraban en la misma situación.

Gente varada en el aeropuerto de Tel Aviv. Gente varada en el aeropuerto de Tel Aviv.

"Ni siquiera la gente que trabajaba ahí entendía lo que pasaba". Ante la poca información con la que contaban de los empleados de la aerolínea y la necesidad de abandonar el país que tenían, "nos pusimos a llorar las dos, la situación nos sobrepasaba".

Tal como dice Camila, "no sabíamos qué hacer: era otro idioma y no intuíamos hasta cuándo nos íbamos a tener que quedar en un país en el que habían penetrado sus fronteras". Igualmente, en medio de la desesperación, surgió la idea de abandonar la terminal de las low cost para buscar una aerolínea que las pudiera llevar.

Incursión israelí en Cisjordania ocupada. Foto: Reuters.

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La odisea de abandonar Israel

En la terminal en las que se encontraban todas las aerolíneas grandes, decidieron buscar la forma de salir de Israel sin importar el destino. Pero "los aviones ya no estaban entrando a Israel", es decir, "si comprabas un pasaje, no salías ese mismo día".

El clima en el aeropuerto se volvía más angustiante a cada minuto: la gente lloraba y gritaba. Ellas, también envueltas en llanto, decidieron agotar las posibilidades de escaparse del país. La única forma era con la aerolínea nacional de Israel, que sí tenía sus aviones en el territorio.

"Era como una competencia entre todas las personas que estaban ahí porque nos queríamos ir todos". Las filas no existían, era cuestión de agolparse frente al mostrador para intentar conseguir un ticket de embarque.

El aeropuerto, atestado de gente. El aeropuerto, atestado de gente.

Pese a la cantidad de empujones y codazos que recibieron y la imposibilidad de comprar pasajes de forma online por la saturación de las páginas web, lograron llegar al mejor puesto de la "fila inexistente" y comprar un ticket.

Los civiles sufren la no llegada de una tregua en Gaza. Foto: Reuters.

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Nada era tan fácil

Como todo lo que les venía sucediendo, la compra del pasaje también fue angustiante: solo aceptaban el pago en tarjeta física o efectivo y únicamente contaban con una tarjeta que no habían utilizado nunca ni tenía dinero. El tiempo las corría y "había una avalancha de gente" que gritaba buscando un ticket para salir del país.

Luego de rezar que se pudiera transferir el dinero rápidamente, lograron que se acreditara en la tarjeta y consiguieron un vuelo para Grecia esa misma noche: "Fue un alivio en ese momento, pero no pensábamos que íbamos a tener que seguir sufriendo".

Es que, una vez que realizaron todos los trámites previos, se enteraron de que el vuelo estaba sobrevendido: "Estaban vendiendo pasajes de más porque estimaban que había gente que no iba a llegar a tomarse el vuelo por la situación que se vivía en el país", rememora.

El retraso de los vuelos. El retraso de los vuelos.

Así, en el caso de que el avión se llenara, ambas muchachas no iban a poder ocupar un asiento rumbo a Grecia. "Me puse a gritar desesperada, no podía creer lo que nos estaba pasando", recuerda Camila. El punto fue que no las dejaban ingresar al avión hasta que se confirmara que quienes adquirieron su ticket anteriormente, no iban a llegar a la terminal.

"No estábamos seguras de poder subir al avión aunque tuviéramos el pasaje", dice Camila y afirma: "Pensaba que nos estaban tomando el pelo".

Frontera entre Israel y Jordania. Foto: Reuters.

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El vuelo más esperado

Faltando 10 minutos para el despegue, fueron habilitadas a realizar todos los controles previos para poder abandonar el país. Los mismos fueron muy exhaustivos: "Mi mochila me la desarmaron por completo, me sacaron las monedas y quedó todo en el piso".

Luego del control "extremo, extremo, extremo" y, ante la desesperación debido a que quedaban dos minutos para el despegue, corrieron con sus pertenencias en la mano e ingresaron al fin al avión, para tratar de aliviarse tras horas tensionantes.

La sorpresa al entrar al medio de transporte que significaba su salida de Israel, fue total: "Estaba vacío, nadie había podido llegar. Viajamos rodeadas de asientos sin gente, fue increíble".

El miedo, aun en viaje, persistía: "Sabíamos que había misiles dando vuelta y se te cruzan mil cosas por la cabeza". Sin embargo, una vez llegadas a Grecia, la odisea llegó a su fin y pudieron al fin escapar de una guerra que ya lleva 3 meses desde su comienzo.

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