Ubicado frente a Plaza de Mayo, la obra de Charles Henri Pellegrini abrió sus puertas el 25 de abril de 1857. Por 31 años sirvió para que los porteños se diviertan y se olviden por un rato de las preocupaciones. La historia del terreno y cómo terminó mudándose a su actual sitio, frente a Plaza Lavalle.
El primer Colón abrió sus puertas un 25 de abril de 1857.
Buenos Aires tiene una gran propuesta cultural reconocida en el mundo, una de ellas es la que ofrece el Teatro Colón que se ha consolidado como uno de los lugares de mejor acústica e incluso siendo comparado con el mítico Scala de Milán. Pero antes de aquel edificio frente a Plaza Lavalle, existió un primer Colón con una vida de más de 30 años.
El primitivo Teatro Colón se encontraba frente a Plaza de Mayo, en lo que hoy se conoce como manzana del Banco Nación, y levantó el telón el 25 de abril de 1857 con la ópera La Traviata de Giuseppe Verdi. Para ese entonces había pocas actividades recreativas en Buenos Aires y la oligarquía porteña comenzaba a tomarle gusto a la música clásica, fue así que se mandó a edificar un teatro.
Actualmente se encuentra el edificio del Banco Nación.
Por los planos que se pudieron rescatar, el terreno perteneció primero a Juan de Garay y a su hijo en 1580. Siglos después supo ser un cementerio, por lo que se ganó el mote de "hueco de las ánimas", más tarde pasó a ser propiedad del Colegio Seminario hasta pasar a manos del Consulado y luego del Cabildo que mandó -en 1805- a construir el "coliseo estable de comedias".
Las obras se detuvieron con las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 y recién en 1822, por orden de Bernardino Rivadavia, se reactivaron. En 1832 presentaba un estado de abandono, incluso sufrió un incendio del que solo sobrevivió su estructura. Más de 20 años después, para 1855, se le encargó a Charles Henri Pellegrini (padre de quien sería presidente en 1890, Carlos Pellegrini) la confección de planos para construir un nuevo teatro.
Charles Henri Pellegrini junto a sus hijos.
Las obras llevaron 2 años, utilizándose todos los lujos para la época. Pellegrini decidió demoler todo menos dos laterales y pasó a la historia por ser la primera sala en la que se utilizó iluminación a gas, contando con el escenario más grande que se construyera hasta esa fecha. La capacidad estaba calculada para 2.500 personas, con 64 palcos, 441 plateas, 114 tertulias, 240 cazuelas, y 250 lunetas paraíso. La idea era clara: ser un teatro que se destacara en el mundo.
A pesar de los esfuerzos por construir un teatro a la altura de lo mejor del mundo, no logró encandilar a todos sus visitantes. La cronista inglesa, Lucy Dowling, del Lafayette Place pasó a la historia del teatro por su crítica despiadada tras su visita donde se queja de “la falta de decoración que exige el buen gusto” y describiéndolo como un atentado a “las más triviales y rudimentarias nociones de la estética”.
La primera ópera que se presentó allí fue La Traviata.
"¡Cuán irresistible es empero el poder de la costumbre! Aquí no se dan cuenta de esta antítesis detestable, de la falta de armonía entre los lindos vestidos de las damas, y el fondo ya descolorido, sucio, abigarrado y feo. Yo protesto contra este atentado al buen gusto y contra la transgresión de las más triviales y rudimentarias nociones de la estética", se puede leer en uno de sus párrafos.
"La sala de Colón no está terminada, amigo mío: es un edificio en embrión, al cual le falta la decoración que exige el buen gusto, la riqueza y el confort de una sociedad elegante. No es posible que un arquitecto competente, como sin duda lo fue el que levantó el plano y dirigió la construcción, hubiera proyectado como decoración permanente y definitiva, los pobrísimos balaustres de pino, pintados de blanco, que forman la barandilla actual de los palcos", sentenció sin piedad.
El teatro tendría pocos años más de vida ya que la Municipalidad demandó a la empresa del Colón, pidiéndole el desalojo tras haber vencido el contrato de arrendamiento y no cumplir las obligaciones que se atenía el vencimiento. El 16 de julio de 1887, el Senado Nacional autorizó a la Municipalidad a vender el teatro al Banco Nacional por 950.000 pesos y con ese dinero construir un futuro teatro municipal.
Actual Teatro Colón.
El viejo Colón cerró sus puertas el 13 de septiembre de 1888 con el estreno de Otello de Verdi. Aquel dinero estaba destinado al "nuevo" que debía ser inaugurado en 1892, pero tardaría mucho más que eso. Debieron pasar 20 años, tres arquitectos y un asesinato para que el actual Teatro Colón, en Cerrito 628, abra sus puertas y se convirtiera en un emblema del arte mundial.
Por Yasmin Ali
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