El senador electo, y amigo de Lisandro De la Torre, perdía la vida en pleno recinto en medio de un destape de negociados con el comercio de las carnes que salpicaba a ministros nacionales. La trama oculta que el gobierno de facto intentó tapar usando el cadáver de Carlos Gardel.
El senador Lisandro De la Torre, en el velatorio de Bordabehere, foto Caras y Caretas.
Un 23 de julio de 1935 era asesinado durante una acalorada y escandalosa sesión de la Cámara de Senadores, Enzo Bordabehere. Detrás de “este hecho sin precedentes”, como titularía La Prensa, se encontraba una denuncia de negociados y corrupción con el comercio de las carnes que destapó Lisandro De la Torre y cuyo origen se encontraba en el infame pacto Roca-Runciman. La trama de un crimen que conmocionó a una sociedad y que el poder de turno quiso tapar con el velorio de Carlos Gardel.
Para entender cómo el Senado de la Nación se convirtió en una escena de sangre y muerte hay que retroceder en el tiempo, más precisamente al 2 de mayo de 1933 cuando el gobierno de facto de Agustín P. Justo encomendó al vicepresidente, Julio Argentino Roca (h), la firma de un tratado con la excusa de garantizar la estabilidad económica tras la crisis mundial del '29. Este viajó a Londres donde mantuvo tratativas con el ministro de Comercio inglés, Walter Runciman, para sellar un acuerdo que en palabras oficiales "aseguraba el mercado para los productores nacional del agro a cambio de facilitar las inversiones británicas".
Tapa La Prensa, edición del miércoles 24-7-1935.
Pero lo cierto es que detrás de ese acuerdo se escondía un negociado que terminaría beneficiando a los frigoríficos extranjeros y perjudicando a los productores nacionales. El pacto fue aprobado en el Congreso con un fuerte rechazo de la oposición conformada por el radicalismo, el Partido Demócrata Progresista y el Comunista que decidieron impulsar una campaña bajo el lema de "Patria sí, colonia no".
Un año y tres meses después, el 21 de agosto de 1934, los diputados Roberto Noble y Osvaldo Calderón denunciaron en la Cámara baja el fraude en el comercio ganadero, una denuncia que pasó desapercibida hasta que el 1 de septiembre Lisandro De la Torre presentó un proyecto para la creación de la Comisión Investigadora del Comercio de Carnes. La misma estaría compuesta por Carlos Serrey, Laureano Landaburu y él con el objetivo de determinar la situación con respecto a la exportación y los precios. La Comisión tuvo seis meses de intensa labor que pasaba desapercibida entre la opinión pública. Recién comenzaría a tomar relevancia con la detención del presidente del frigorífico Anglo por desacato y el posterior descubrimiento de que el vapor Norman Star - a punto de zarpar - llevaba un cargamento de cajones rotulados "corned beef" cuando en realidad contenía documentación que incriminaba al frigorífico. El escándalo ya era mayúsculo.
Bordabehere nació en Paysandú, Uruguay, en 1889 y de muy chico se radicó junto a su familia en Rosario, foto Caras y Caretas.
La Comisión presentó dos informes tras la exhaustiva investigación: uno por parte de Serrey y Landaburu y el de De la Torre. De ambos se desprendió la existencia de un monopolio de frigoríficos extranjeros (Anglo, el Swift, Armour, La Blanca, Wilson y Smithfield), los cuales manejaban el negocio de las carnes según conforme su beneficio. Además, las pruebas determinaron que evadían impuestos, obtenían ganancias que no podían justificar y existía un elevado sobreprecio entre las compras en el país respecto con lo que vendían al extranjero. Todo sin la intervención del Gobierno que hacía la vista gorda.
En total hubo 15 sesiones donde se expusieron los informes de la Comisión y que comenzaron el 11 de junio de 1935. Cabe destacar que, durante el desarrollo de estas, el 24 de junio, se conoció la noticia de la muerte de Carlos Gardel. El gobierno de facto lo utilizó para desviar la atención de las masas, tal fue así que terminó alargando la llegada de sus restos por seis meses para intentar que el escandaloso debate no fuera tema de conversación en cafés, trabajos o en las casas de los argentinos.
Los ministros Federico Pineado y Luis Duhau.
Fue De la Torre quien dio inicio a los debates ante los ministros de Agricultura, Luis Duhau, y el de Hacienda, Federico Pinedo. El rosarino fue al hueso con su denuncia: "Estamos ante un robo frigorífico organizado que se consumó con la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces lo deja hacer y otras lo protege directamente". La tensión y el clima hostil iba en aumento a medida que se desarrollaban las jornadas con extraños y conocidos aplaudiendo las intervenciones del senador, mientras que desde el oficialismo se encargaban de agredirlo cada vez que hablaba con insultos o gritando encima suyo como si de esa forma evitarían lo que ya era inevitable: el destape de un escándalo mayúsculo que salpicaba al poder de turno.
Uno de los momentos de mayor tensión, reflejado en los medios de la época y en el Diario de Sesiones del Senado, fue cuando el ministro Pinedo - furioso por los aplausos que recibía De la Torre - miró al diputado Parodi y le dijo: "No se complique, usted es diputado, deje que aplaudan esos mulatos". Bordabehere, senador electo y amigo del orador, lo escuchó y le respondió: "Más mulato será usted, ¡Váyase a la puta madre que lo parió!".
Así quedó el recinto del Senado tras el asesinato de Bordabehere.
Aún a este debate polémico y escandaloso le faltaba un último capítulo, uno trágico y manchado de sangre. La sesión del martes 23 de julio comenzó a las 15:35 y las acusaciones cruzadas no tardaron en aparecer, los ministros volvían a faltarle el respeto a De la Torre al acusarlo de ocultar documentos mientras que este se defendía también a los gritos. El clima se ponía cada vez peor.
"El senador por Santa Fe ha llegado al punto más alto de su histriónica comiquería: insolente y cobarde, me dice", le dijo Pinedo a Bruchman, presidente de la Cámara. De la Torre decidió acercarse hacia el ministro quien al verlo lo volvió a provocar: "El señor senador por Santa Fe tal vez se atreva a retarme a duelo, pues sabe que yo por mis convicciones no me bato".
Reconstrucción del asesinato de Bordabehere, publicada en la revista Caras y Caretas del 3 de agosto de 1935.
La situación ya era imposible de controlar, Duhau terminó abofeteando al senador que terminó en el piso y según la crónica del diario La Prensa: "La presidencia había puesto en funcionamiento todas las campanas de orden y en el recinto el ambiente se tornó amenazante. Los senadores se pararon antes sus bancas y en medio de una confusión difícil de consignar en sus detalles el senador Bordabehere, que estaba en el ala derecha del recinto, descendió dos peldaños, hasta el nivel de los sillones ministeriales y abordó al ministro señor Duhau. Tal actitud del electo senador fue seguida, sin que mediara más que algún segundo, de la agresión armada".
Bordabehere fue a auxiliar a su mentor sin medir consecuencia, a metros estaba Ramón Valdez Cora (un excomisario quien por esos años oficializaba de matón del partido Conservador) y del que De la Torre diría tiempo después que hacía más de un mes que los acechaba todos los días. Todo duró segundos: el excomisario tomó su arma y le disparó dos veces en la espalda al nacido en Paysandú hiriéndolo gravemente. No fue todo, Enzo pudo darse vuelta con la poca fuerza que le quedaba y recibió un tercer disparo en el tórax. Hubo un cuarto tiro que terminó en la mano del ministro Duhau.
Valdez Cora al momento de ser detenido por la policía, foto Caras y Caretas.
Valdez Cora intentó huir por los pasillos, pero fue inmovilizada por el senador Alfredo Palacios, se le secuestró un revólver calibre 32 con dos balas y cuatro cápsulas servidas. Fue interrogado por las autoridades que descubrieron un oscuro prontuario: el matón era un estafador y extorsionador que hasta ese entonces era el guardaespaldas del ministro de Agricultura a quien en un primer momento negó conocerlo, pero los vínculos eran públicos e imposibles de seguir ocultando. El autor material del hecho fue condenado a 20 años de cárcel, pero en 1953 fue liberado.
Nunca estuvo claro para quién fueron dirigidas las balas, la teoría más fuerte es que el blanco era el mismo De la Torre. Pero algunos miembros de la familia de Bordabehere insistieron por años en que él mismo era el destinatario debido a su trabajo en la investigación que destapó el negociado y el vínculo cercano que tenía con Don Lisandro. El herido fue trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía, allí lo atendió el doctor Augusto Wiebert pero los intentos por reanimarlo fueron en vano y falleció a las 17:20. Una de las balas había pasado cerca de la aurícula derecha del corazón.
El cuerpo es sacado del hospital rumbo a la casa velatoria en la medianoche del martes 23 de julio de 1935.
Sus restos mortales fueron trasladados a la casa velatoria de la calle Victoria 1780. A las 18 horas del miércoles 24 el féretro fue trasladado por una gran multitud hasta la estación de Retiro desde donde partió rumbo a Rosario, Santa Fe. Allí una gran cantidad de personas escucharon las palabras de despedida de De la Torre y Palacios.
Bordabehere fue velado en la jefatura de policía y el 26 enterrado en el cementerio del Salvador, pero su amigo De la Torre no pudo viajar a despedirlo ya que se batió a duelo con Pinedo en los terrenos del Colegio Militar. El senador disparó al aire, mientras que Pinedo - versión que nunca pudo ser confirmada - le apuntó a la cabeza, pero le erró.
Duelo entre Lisandro de la Torre y Federico Pinedo.
El martes 6 de agosto el Senado retomó las sesiones y un poco más de un mes después, el 10 de septiembre, De la Torre anunciaba que daba por terminado su cruzada sobre el negociado de las carnes: “Para terminar, diré que sería absurdo pensar en que el debate sobre la investigación del comercio de carnes pudiera continuar con mi intervención mientras subsistan en mi espíritu las dudas que mantengo acerca de que se trajo a este recinto un guardaespaldas, extraído de los bajos fondos, para gravitar sobre su resultado. Los indicios que existen son tan vehementes, que no me es posible prescindir de ellos. Si lo hiciera, faltaría al respeto y al afecto que debo a la memoria del doctor Bordabehere, y autorizaría a cualquiera a poner en duda la sinceridad de mi indignación”. En enero de 1937 renunciaría a su banca.
Abrumado, cansado del silencio cómplice y sin haberse podido recuperarse de la pérdida de su gran compañero y amigo; De la Torre se pegó un tiro en el corazón el 5 de enero de 1939 en su casa de Esmeralda 22 en pleno centro porteño. Había sido quien ante todos y contra todos se animó a destapar un negocio de corrupción del Estado sin precedentes hasta ese entonces. Pero el poder de turno y un sistema manchado le dieron la espalda, costándole mucho más que la desesperanza y la pérdida de justicia. Argentina sumaba otro ejemplo de cómo el vicio del poder corrompe y destruye.
Por Yasmin Ali
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