Hace 151 años Buenos Aires llegó a enterrar 600 cadáveres víctimas de la fiebre amarilla y los cementerios se vieron colapsados. Fue así que las autoridades debieron encontrar nuevas tierras para una nueva necrópolis que con los años terminaría convirtiéndose en la última morada de personalidades destacadas de la cultura y política.
Antigua entrada al Cementerio de la Chacarita. Foto: web cementeriochacarita.
Entre enero y mayo de 1871, Buenos Aires fue arrasada por la epidemia de fiebre amarilla. El saldo fue demoledor: se calcula que murieron 14.000 porteños, un 8% de la población de ese entonces, pero además dejó consecuencias a nivel económico, social y cultural que cambiarían a la ciudad para siempre. Una de ellas fue la inauguración del Cementerio de la Chacarita.
Corría el mes de abril y para entonces solo había dos cementerios: el de la Recoleta y en el sur, en Parque Patricios, ninguno podía atender a la demanda de enterrar tanta cantidad de cuerpo en un día. El Cementerio del Sud se abrió de forma provisoria para enterrar a las víctimas de la epidemia de cólera y fiebre tifoidea que ocurrieron entre 1867 y 1869. Pero con la fiebre amarilla no dio abasto, inhumando 700 cuerpos por día, debió cerrar cuando pasó las 18 mil almas que allí descansaban.
"La Antigua Chacarita de los Colegiales". Foto: Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
Ante este panorama, el gobernador Emiliano Mitre envió a construir el "Enterratorio General de Buenos Aires". Se destinaron cinco hectáreas en lo que hoy es Parque los Andes, conocido popularmente Chacarita, para un nuevo cementerio. Además, se pidió la construcción de un camino para acceder al lugar y una vía férrea.
En tiempo récord, debido a la emergencia sanitaria, abrió sus puertas el 14 de abril de 1871. Para ese momento ocupaba el espacio que iba por las actuales avenidas Dorrego, Jorge Newbery, Corrientes y Guzmán.
Manuel Rodríguez, un albañil de 50 años, y Concepción Ferreira de 30, fueron los primeros en ser enterrados. Era tal la cercanía a la muerte que se vivía en Buenos Aires que los féretros, muchas de ellos envueltos en trapos porque casi no quedaban carpinteros, podían pasar una semana sin encontrar lugar donde descansar.
Antiguos sepultureros de la Chacarita. Foto: Infobae.
Para acelerar el proceso, que de por sí ya era doloroso, se creó el Tranvía Fúnebre que iba por Corrientes. La primera parada era la Estación Fúnebre en la intersección de Bermejo (hoy Jean Jaures) y Corrientes; allí había un gran galpón que recibía los cajones y todas las noches, el tren viajaba desde Balvanera a Chacarita donde solo paraba en Medrano y en Ministro Inglés (hoy Scalabrini Ortiz).
Se llegaron a recibir casi 600 cuerpos en un día y la locomotora utilizada fue La Porteña. En ese mismo tren había un vagón reservado para los familiares de los muertos y se hacían solo dos viajes de ida por día. Su maquinista, el inglés John Allan de 36 años, solo pudo completar tres días en su trabajo porque murió de fiebre amarilla.
El infame "tren de la muerte. Foto: Archivo General de la Nación.
El Cementerio Viejo -como luego se lo llamó- fue clausurado en 1875, aunque siguió funcionando hasta el 9 de diciembre de 1886 cuando se lo clausuró definitivamente. Se enterraron 3423 personas.
Tumba de Carlos Gardel. Foto: turismobuenosaires.
En 1887 se inauguró el cementerio que hoy conocemos, bautizándolo primero como Cementerio del Oeste y ubicado a metros de su antecesor. Los cadáveres fueron exhumados del viejo cementerio y llevados al osario general del nuevo. Como se le siguió llamando Cementerio de la Chacarita, en 1949 le cambiaron formalmente el nombre.
Foto del cementerio en la actualida. Foto: Wikipedia.
Hoy en día el cementerio es conocido por ser el último lugar de descanso de personalidad de la política y el mundo artístico como Severino Di Giovani, Alfonsina Storni, Aníbal Troilo, Adolfo Pedernera, Benito Quinquela Martín, Luis Sandrini, Norberto Napolitano (Pappo), Alfredo Alcón, Augusto Timoteo Vandor, Osvaldo Pugliese, Jorge Newbery, Alfredo Le Pera, José Ignacio Rucci y hasta 2006 Juan Domingo Perón. Pero quizás la celebridad más importante es Carlos Gardel quien murió en un accidente de avión en 1935.
Por Yasmin Ali
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