El sanjuanino fue el primer compañero de la serie de gobernantes constitucionales, siendo vicepresidente de Justo José de Urquiza. ¿Qué hay detrás de este hombre?
A la sombra del poder, los vicepresidentes suelen ser una figura relegada de la política argentina. Pero hay ciertos ejemplos de personajes que incluso lograron eclipsar a los primeros mandatarios, uno de ellos fue Salvador María del Carril quien cuenta con una particular historia.
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Es esperable que si preguntamos en alguna reunión quién fue el primer vicepresidente argentino, se produzca un silencio incómodo y el apellido del Carril no suene. Lo cierto es que no solo logró este hito en la política, también se convirtió en el primer ministro de economía y uno de los primeros cinco integrantes que tuvo la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El jurista nacido en San Juan, el 5 de agosto de 1798, fue gobernador de su provincia entre enero de 1823 y junio de 1825. Un año después, en 1826, se convirtió en el primer ministro de economía del país durante el gobierno de Bernardino Rivadavia. Su historia con la política recién comenzaba.
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Del Carril apoyó la revolución del 1 de diciembre contra el gobernador Manuel Dorrego y la elección del general Juan Lavalle como gobernador. Cuando se enteró de que el primero estaba en prisión le escribió a Lavalle:
"Hemos estado de acuerdo con la fusilación de Dorrego antes de ahora. Ha llegado el momento de ejecutarla"
Fue el que más insistió al unitario para fusilar a Dorrego, hecho que se consumaría el 13 de diciembre de 1828. Más de 20 años después, integró la Convención Nacional Constituyente que elaboró la Constitución Nacional con un preámbulo que invocaba como fundamento de su creación la necesidad de afianzar la justicia, y en cuyo artículo 18 se disponía que "queda abolida para siempre la pena de muerte por causas políticas…".
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Fue parte de la Convención Constituyente que en 1853 sancionó la Constitución Nacional y un año después fue elegido vicepresidente de Justo José de Urquiza de 1854 a 1860. Fue el enviado de Urquiza para las tratativas de paz con Mitre tras los confusos hechos de Pavón.
Con Bartolomé Mitre en el sillón de Rivadavia fue uno de los miembros de la Corte Suprema de Justicia, un cargo que retuvo hasta 1877. En 1881, el historiador Ángel Justiniano Carranza publicó cartas de Del Carril a Lavalle, allí quedaba en evidencia su deseo de que el exgobernador sea ejecutado y hasta mintió sobre la falta de un juicio previo al hacerse cargo él solo del fusilamiento.
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Sus difíciles relaciones políticas se trasladaron a su casa. Del Carril se casó con Tiburcia Domínguez en 1831, ella tenía 17 y él 33. Tras 25 años de relativa paz, todo comenzó a complicarse para la pareja con el ascenso político y económico del sanjuanino.
Tiburcia no paraba de gastar la fortuna en joyas, perfumes y vestidos. Del Carril, cansado de las advertencias que no eran escuchadas, les pidió a los comerciantes que cancelen el crédito de ella lo que significó una humillación pública. Ante esto tomó una decisión: la de nunca más dirigirle la palabra.
Si bien vivieron en la misma casa, no se hablaron por 20 años hasta que la muerte los separó porque Don Salvador falleció el 10 de enero de 1883. Era tal el enojo que Tiburcia sentía que le encargó a Camilo Pomairone un mausoleo en Recoleta con una condición: que la estatua de su marido esté mirando al sur y la suya, esté a sus espaldas.
Finalmente, Tiburcia falleció en septiembre de 1898. Vaya uno a saber si en esa eternidad alguno se animó a "romper el hielo".
Por Yasmin Ali
*Tw: @Yas_Friends