Nacido en Buenos Aires, este prócer se convirtió con los años en un héroe del Perú. Temido por los realistas dentro y fuera del campo de batalla.
Mariano Necochea.
Las calles, barrios y lugares turísticos tienen una herencia pesada en sus nombres. No se llaman de una manera porque sí, a veces responden a un accidente geográfico, a una característica del lugar o es un homenaje a un personaje histórico. Necochea, una de las playas más concurridas de la costa argentina, entra en la tercera de las categorías mencionadas. Pero, ¿realmente sabemos quién fue Necochea?
Mariano Pascual Necochea nació en Buenos Aires el 7 de septiembre de 1792, su apellido era de origen vasco y en realidad era Nekotxea. Era de familia de comerciantes acaudalados por lo que tuvo el privilegio de viajar a Sevilla para estudiar y recién volver en 1809 tras la muerte de su padre. Su epopeya militar comenzó ya entrada la guerra por la independencia debido a que al ser de familia española, la decisión de incorporarse al ejército fue tardía en 1812.
Su vida fue más que logros militares, y que luego le pasarían factura, su agitada y desprolija vida social fue centro de comentarios en aquella época de espadas y e ideales independentistas.
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Una vez ingresado en el Regimiento de Granaderos a Caballo, participó del combate de San Lorenzo. José de San Martín le enconmendaría la redacción del parte debido a su distinguida educación. Tiempo después fue parte del Ejército del Norte, allí recibió una de sus primeras heridas durante su retirada en Sipe-Sipe. Fue trasladado, muy malherido, en camilla hasta Chuquisaca donde agotaría la primera de sus siete vidas.
Siguiendo con su agitado recorrido militar, se unió al Ejército de los Andes donde nuevamente bajo las órdenes de San Martín cumplió un rol clave para entrenar a la tropa. Una vez en territorio chileno se desempeñó en la batalla de Chacabuco, en el desastre de Cancha Rayada y en el gran triunfo de Maipú.
Mariano Necochea en una miniatura de 1817.
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Necochea no solo acumuló historias y triunfos en los combates, también tuvo una interesante lista de amantes. Tuvo romances con Josefa Mariategui, esposa del General español Pedro Antonio Olañeta, y con Josefa Sagra, esposa del Coronel Antonio Morgado. En síntesis, fue una pesadilla para los realistas, dentro y fuera de un campo de batalla.
Morgado, despechado, le disparó a quemarropa pero Mariano solo fue herido en una mano. Se ve que no conocía que las vidas de Necochea aún estaban lejos de agotarse, considerando que recibió en una sola batalla cuatro sablazos en la cabeza; otros dos que le quebraron el brazo izquierdo y dos más que le inutilzaron tres dedos de la mano derecha. Además de dos lanzadas en la parte izquierda del torso y una estocada en el vientre.
Monumento de Mariano Necochea en el Distrito de San Isidro en Lima.
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Con el objetivo de independizar a Sudamérica, llegó a Lima participando en el sitio del Callo y de la expedición a Sierra. Ya bajo las órdenes de Simón Bolívar, fue prisionero tras el combate de Junín donde fue nuevamente herido pero logró ser rescatado por compañeros.
En Perú se ganó su lugar y fue nombrado director de la Casa de Moneda de Lima. Tras una serie de viajes a Buenos Aires y a Chile, volvió nuevamente al país que lo adoptó donde se le reconocieron cargos y honores.
Su ayudante, Manuel Ros, contó cómo fueron sus último días en "Corona Funebre del General Necochea":
"Casi manco de la mano derecha con el fatal accidente de Maipú, una de sus heridas de Junín le dejó completamente inhábil el opuesto brazo y largos años después del destrozo que sufrió su cuerpo, le acosaban con frecuencia [dolores] que exigían [curaciones]. Una lanzada sobre todo, que le atravesó el pulmón izquierdo, comenzó a afligirle fuertemente y a manifestar síntomas alarmantes desde 1829 [y] desde fines de 1845 el General Necochea sufrió resignado los indecibles tormentos [de una] tuberculosis voraz que terminó su existencia".
Los restos de Mariano Necochea reposan en el Panteón de los Próceres en Lima.
Murió en Miraflores el 5 de abril de 1849. Cien años después, el entonces presidente Juan Domingo Perón solicitó al gobierno del Perú la restitución de los restos de Nechochea. Pero le fue denegado ya que que aludieron que Mariano había vivido mucho más tiempo en el Perú que en la Argentina y se había transformado "en ciudadano del Perú".
Sus restos descansan en el Panteón de los Próceres en el Cercado de Lima.
Por Yasmin Ali
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