El Congreso de Tucumán reunió a los criollos más distinguidos de la región, juntos lograron sentar las bases para una Argentina que aún no tenía ese nombre. Pero muchos de aquellos abogados, comerciantes y hacendados presentes en ese momento fueron olvidados por la historia a pesar de su importante tarea. Un repaso de algunos de ellos.
9 de julio.
Cada 9 de julio celebramos en Argentina el día de la independencia ya que en 1816 se celebró en Tucumán el Congreso con representantes de las provincias que lograron llegar a un consenso que permitió romper vínculos con España. En aquellas sesiones hubo varios personajes destacados que a los que la historia no les hizo justicia, un repaso de alguno de los nombres que merecen ser recordados.
JOSÉ IGNACIO THAMES
Nació en San Miguel de Tucumán el 15 de agosto de 1762, hijo de un asturiano que se radicó en dicha provincia en algún momento del siglo XVII. Estudió en la Universidad de Córdoba donde luego se ordenó sacerdote, desde muy temprano simpatizó con las ideas revolucionarias de 1810 y seis años después fue elegido por su provincia como diputado en el Congreso del lugar donde lo vio nacer. Fue el único tucumano que estuvo presente desde los inicios de las sesiones el 24 de marzo.
Una vez firmada el acta de independencia, presidió las sesiones durante el mes de agosto siendo elegido por unanimidad. Sobre sus pensamientos políticos se sabe que estaba de acuerdo con la idea que propuso Manuel Belgrano de instaurar una monarquía constitucional de raíces incaicas. Tuvo la difícil tarea de mantener la unidad en medio de las infaltables diputas provinciales que buscaban primar sus intereses.
En 1817 se trasladó junto a los demás congresales a Buenos Aires, pero a finales de 1818 renunció a su banca ya que no quería mantenerse por tanto tiempo en dicho cargo. Al renunciar regresó a su provincia donde realizó algunas funciones legislativas, siempre relacionado a la iglesia.
Murió unos años después, el 9 de febrero de 1832, cuando tenía 71 años. Solo le quedó una casa que donó a sus sobrinos y no hay registro de que a su muerte se realizara algún tipo de honores. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de la antigua catedral tucumana, pero con el tiempo se perdieron cuando se realizaron las nuevas obras. El eterno lugar de descanso de uno de los héroes tucumanos del 9 de Julio se perdió para siempre.
FRANCISCO NARCISO DE LAPRIDA
La figura más importante de los "olvidados", este abogado y político sanjuanino nació el 28 de octubre de 1786 y fue diputado por su provincia al momento de llevarse a cabo el Congreso y lo presidió aquel 9 de julio.
Sus primeros años transcurrieron en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires y en Santiago de Chile donde estudió leyes en la Universidad de San Felipe. En 1812 regresó a su provincia donde fue elegido síndico de Cabildo, conoció a José de San Martín y lo ayudó en la organización del Ejército de los Andres. Su reputación comenzó a crecer hasta el punto que junto al Fray Justo Santa María de Oro fueron elegidos diputados para el Congreso de Tucumán.
Años después, en 1820, fue ministro General de Gobierno durante el mandato de José Antonio Sánchez en su provincia y en 1824 representó a los sanjuaninos en el Congreso Nacional, cuando se disolvió regresó a sus tierras, pero con el fusilamiento de Manuel Dorrego en 1828 debió exiliarse a Mendoza y apoyó la revolución unitaria de Juan Agustín Moyano.
9 de Julio.
Su muerte es una de las más horrendas de aquellos héroes independentistas. La revolución de Moyano fracasó a manos de José Félix Aldao el 22 de septiembre de 1829, lo que causó una terrible matanza de quienes estaban a su favor. Sobre cómo murió hay varias teorías, una más impactante que otra: hay quienes afirman que murió degollado cuando intentaba escapar de los hombres de Aldao y otra dice que fue capturado y enterrado vivo hasta el cuello y una manada de caballos pasó por arriba de su cabeza.
Respecto a sus restos se sabe que fueron identificados pero arrojados a una fosa común y nunca más se recuperaron. Jorge Luis Borges, descendiente suyo por vía materna, lo honró en el Poema Conjetural. Aún hoy la historia le debe un reconocimiento sobre su rol en aquellas históricas de julio.
TEODORO SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE
El abogado y político jujeño nació el 9 de noviembre de 1778, siendo descendiente directo de Francisco de Argañaraz y Murguía quien fundó la ciudad de Jujuy. Estudió en Buenos Aires y cursó la carrera de leyes en la universidad de Chuquisaca donde permaneció hasta 1809 tras participar sin éxito en la revolución del 25 de mayo de dicha ciudad.
Ya habiendo regresado a su provincia en 1810 fue elegido alcalde de primer voto apoyando la Revolución de Mayo, meses después se desempeñó como asesor del gobernador de Salta. Su buena reputación iba en aumento hasta que en 1812 se lo nombró Fiscal de la cámara de apelaciones de Buenos Aires, cargo que tuvo que declinar por cuestiones de salud.
Participó de la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú y se convirtió en secretario del Ejército del Norte cuando San Martín estaba en el mando. En 1816 fue elegido diputado de su provincia para participar del Congreso de Tucumán y lo presidió durante junio. Participó en la redacción del Estatuto Constitucional de 1816, del Estatuto Provisional de 1817 y en el primer proyecto de Constitución Nacional en 1818 que se usó de base para la Constitución de 1819.
Casa de Tucumán.
En 1820 se convirtió en el último presidente del Congreso que por disputas políticas fue clausurado y tras la batalla de Cepeda encarcelado por orden del gobernador Manuel de Sarratea. Tras unos años en Córdoba volvió al norte, en 1825 fue gobernador interino de Salta y tiempo después Teniente de Gobernador en Jujuy. Se exilió en Bolivia en 1831 debido a la victoria federal hasta su muerte el 11 de mayo de 1851.
Sus restos fueron repatriados el 9 de julio de 1917 y actualmente descansan en la Catedral de la ciudad de San Salvador de Jujuy.
Por Yasmin Ali
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