Posiblemente el miembro menos comentado de aquel primer gobierno patrio. Nacido en España, este hombre murió en el olvido y pobre. Qué lo llevó a esa trágica decisión y una duda que aún sigue latente.
Hablar de la Primera Junta es sinónimo de pastelitos, escarapelas y si tenemos que hablar de figuras de renombre se nos ocurren Cornelio Saavedra, Mariano Moreno y Manuel Belgrano, entre tantos otros. Pero qué pasó con aquellos, los "olvidados", y su historia.
Juan Larrea, Domingo Matheu y Miguel de Azcuénaga pertenecen al trío de los miembros menos conocidos del primer gobierno patrio. Pero no por ello su historia fue menos fascinante. En este caso nos adentraremos en el primero de ellos.
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Hijo de Martín Ramón Larrea y Tomasa Espeso, Juan Larrea nació en Mataró España en 1782. Llegó al Virreinato del Río de la Plata tras la muerte de su padre, logrando una interesante fortuna como comerciante de cueros, vinos y azúcar.
Su prestigio iba en ascenso y formó parte del grupo que comerciaba con el puerto de Cádiz, dirigido por Martín de Álzaga, y para 1806 ejerció como síndico del Consulado de Comercio de Buenos Aires.
Participó en la defensa contra las Invasiones Inglesas, siendo uno de los fundadores del Tercio de Miñones de Cataluña, junto con Jaime Nadal y Guarda, Jaime Lavallol y José Olaguer Reynals. En 1809 se sumó al movimiento encabezado por Martín de Álzaga para lograr la destitución del virrey Santiago de Liniers, el mismo fracasó pero su participación política no se detendría.
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Si bien no participó en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, su nombre fue incluido en la Primera Junta con solo 27 años. De ideas morenistas, chocó en varias oportunidades con Cornelio Saavedra, incluso después de cuando esta se transformara en Junta Grande. Tras el alzamiento del 5 y 6 de abril de 1811, fue depuesto y desterrado a San Juan.
Al poco tiempo integró la Asamblea del Año XIII como diputado por Córdoba y fue presidente de las sesiones de 3 días que estableció la extinción de los títulos nobiliarios en el territorio nacional, la prohibición del uso de torturas y la creación de un instituto de formación militar, entre otras medidas. Además, firmó el acta que declaró canción patria al Himno Nacional y autor de la ley de Aduanas sancionada por la Asamblea, que liberaba de derechos a las máquinas, libros, imprentas y artículos de guerra.
Fue el reemplazo de José Julián Pérez para ser parte del Segundo Triunvirato, y se unió a la Logia Lautaro, dirigida por el entonces teniente coronel Carlos María de Alvear. Gervasio Posadas lo nombró Ministro de Hacienda desde donde impulsó la creación de la escuadra naval. Pero todo se desmoronó cuando Alvear fue destituido como Director Supremo.
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Con la salida de Alvear, Larrea fue encerrado, engrillado y acusado de varios delitos que nunca pudieron ser comprobados. A consecuencia de ello fue expatriado a Europa y sus bienes embargados. Vivió en Burdeos por tiempo hasta que se mudó a Montevideo casi sin dinero por lo que debió pedirle ayuda a Bernardino Rivadavia y José de San Martín. Solo este último le respondió enviándole dinero.
En 1822 regresó a Buenos Aires para volverse a dedicar al comercio. Después de varios frustrados intentos, su emprendimiento saladeril tuvo un considerable éxito al introducir un procedimiento industrial novedoso y cabeza de una conocida progenie franco-argentina.
En 1828 el gobernador Manuel Dorrego lo designó cónsul en Burdeos, pero los problemas diplomáticos hicieron que se vuelva en 1830 ya con Juan Manuel de Rosas en el poder. Este último no le agradaba Larrea debido a una disputa en 1815 con Manuel Vicente Maza y le aplicaron numerosas multas a su almacén naval que lo llevaron a la quiebra.
Larrea volvió a Uruguay en busca del éxito económico que no encontró. No tuvo otra opción que regresar a Buenos Aires pobre y posiblemente con un cuadro de depresión. Se quitó la vida un 20 de junio de 1847, a los 65 años.
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su suicidio: unos dicen que fue por un disparo y otros que se habría degollado con una navaja de afeitar en casa de un amigo. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la Recoleta, pero se desconoce el sitio exacto de su sepultura.
Por Yasmin Ali
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