El 7 de noviembre de 1839, hombres del Restaurador derrotaron a los hacendados sublevados y dispuestos a derrocarlo. La leyenda de una cabeza exhibida en una plaza.
Los iniciadores de la Revolución del Sur.
"Primer pueblo patrio" dice el cartel que puede leerse en la entrada de Dolores a 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Hace 183 años una partida de 50 hombres, que respondían a Juan Manuel de Rosas, ingresaba al pueblo en modo triunfante y exhibiendo la cabeza de un "rebelde" como trofeo. Por decisión de sus superiores, el soldado Juan Durán la colocaría en la plaza céntrica para que aquellos que osaran con volverse a rebelar contra el gobernador, supieran lo que les esperaba.
La dantesca escena tuvo su origen unos días antes, cuando la Revolución de los Libres del Sur intentó sin éxito una revuelta contra el Restaurador. Integrada por los hombres del campo más distinguidos de la época, del mismo riñón de donde Rosas comenzó a construir su poder, tenía como objetivo "recuperar" lo perdido y derrocar al tirano Rosas.
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El bloque francés al Río de la Plata en 1838 trajo muchos dolores de cabeza, entre ellos uno económico. Con cierres de exportaciones y reducción del gasto público, el gobierno de Rosas optó por llevar a cabo una medida que le valió otro enemigo: los hacendados, ya que muchas de sus tierras fueron confiscadas a través de la enfiteusis.
Se suspendió la renovación de los contratos de las tierras, exigiendo su devolución o la compra inmediata por parte de sus arrendatarios. La enfiteusis era la principal forma de tenencia de campos en el sur de la provincia y el Restaurador vio esta oportunidad para vendérselos únicamente a sus aliados y negárselo a quienes consideraba "enemigos". El descontento comenzó a crecer entre los estancieros que decidieron gestar un plan para derrocarlo liderados por el hijo de Manuel Vicente Maza, mejor amigo del gobernador.
Juan Manuel de Rosas.
Estos hombres del campo contaban con que Juan Lavalle los ayudaría en su plan de atacar Entre Ríos y se lanzaron oficialmente a la rebelión el 29 de octubre de 1839 en Dolores. Así lograron reunir casi 2000 hombres liderados por Pedro Castelli, hijo de Juan José Castelli miembro de la Primera Junta; Ambrosio Crámer, un coronel francés que fue oficial de Napoleón Bonaparte; y Manuel Leoncio Rico, oficial del ejército de Rosas.
El gobernador se enteró de los planes y de la traición de los Maza. Manuel Vicente fue apuñalado en su escritorio por miembros de La Mazorca y Ramón detenido fusilado en junio. A pesar de esto, los hacendados decidieron seguir adelante con el plan.
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Librados a su suerte y sin opción, se enteraron casi sobre la marcha de que Lavalle ya no los ayudaría y en su defecto se desvió de su ruta original. Decidieron avanzar sobre la capital y marcharon hacia Chascomús sin un óptimo entrenamiento militar que pudiera hacerles frente a las tropas rosistas.
El coronel Prudencio Rosas, hermano de El Restaurador, lideró a las tropas oficialistas que avanzaban al encuentro de los rebeldes. A ellos se les unió Nicolás Granada, un militar a quienes los estancieros lo consideraban hasta ese entonces aliado y quien posiblemente haya filtrado información.
Batalla de Chascomús.
El jueves 7 de noviembre de 1839, a las 5 de la mañana y a orillas de la laguna Chascomús, se libró un combate de tres horas. Con Rosas fueron 1600 solados y 300 indios frente a unos 1700 hombres de los "Libres del Sur" que se enteraron en pleno enfrentamiento que varios de los que creían de su lado, peleaban para el enemigo.
Croquis de la batalla.
Para el 10 Dolores ya había sido recuperada por Rosas, para los hombres del campo que "mostraron fidelidad" se los premió con tierras que eran de los rebeles. Crámer y otro jefes habían sido asesinados en el campo de batalla, el destino de Castelli sería peor.
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Uno de los seis hijos de Juan José, prócer de la Revolución de Mayo, fue asesinado días después cuando fue descubierto en una estancia. Durán lo degolló y le cortó la cabeza, colocándola en la pica de la plaza para que todos vieran de lo que era capaz Rosas si alguien lo "traicionaba".
Pedro Castelli.
La cabeza se mantuvo exhibida hasta, por lo menos, junio de 1847. Allí nació otra leyenda sobre lo que ocurrió con los restos de don Pedro, cuentan que la correntina Francisca "Mamá Pancha" Gutiérrez en una mañana lluviosa cruzó por la plaza cuando notó que los restos del desdichado estanciero habían caído y decidió esperar a la noche para "salvarlo".
La Plaza Castelli en la actualidad.
Francisca le pidió a su hijo, José Moldes, que tome la cabeza y la lleve a su rancho para resguardarla. Hacerlo y ser descubierto le hubiese significado ser fusilado, pero aceptó ante el pedido y fue a buscarla para llevársela escondida debajo de un grueso poncho. Se dice que doña "Pancha" rasgó el cotín del colchón para colocarla allí durante cinco años hasta la caída de Rosas en 1852, sus vecinos le aconsejaron que lo mejor era deshacerse de esta y la sepultó en un hoyo en el cementerio.
Monumento en Chascomús que recuerda a los caídos en aquella batalla del 7 de noviembre de 1839.
Rómulo Castelli, hijo de Pedro y nieto de Juan José, llegó hasta Dolores para reclamar los restos de su padre, pero no tuvo suerte. Fue con José Moldes hasta el cementerio, pero la cabeza ya no estaba y nunca más se supo de su paradero. Hoy la plaza donde por años fue exhibido lo que quedaba del jefe revolucionario lleva su nombre, un homenaje a uno de los pocos que se atrevió a rebelarse con uno de los personajes más polémicos de la historia argentina.
Por Yasmin Ali
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