Murió exiliado en Uruguay, lejos de su patria y a la espera de un desenlace que no pudo ver. Su influencia literaria en una generación que cambió el país.
Esteban Echeverría, escritor. Foto: cultura.gob.
Escritor y poeta argentino, Esteban Echeverría fue uno de los fundadores de la literatura americana. Obras como "El Matadero" o "La Cautiva" se volvieron clásicos de la literatura argentino, con una crítica despiadada al gobierno de Juan Manual de Rosas y por el cual debió exiliarse. Pero qué hay detrás de este célebre escritor cuya vida fue tan corta como intensa.
Echeverría nació el 2 de septiembre de 1805 en Buenos Aires, era solo un bebé cuando se desencadenaron las Invasiones Inglesas y un infante cuando estalló la Revolución de Mayo. Fue uno de los primeros estudiantes de la Universidad de Buenos Aires en 1822 y entre 1825 y 1829 se instaló en Europa, viaje que le cambiaría la vida y donde tomaría contacto con las ideas del romanticismo.
Ya de regreso a Buenos Aires, publicó de forma anónima Elvira o la novia de Plata que es considerado el primer relato romántico argentino. Para 1827 llega Rimas, libro de poemas que incluyó "La Cautiva" y surge el movimiento intelectual: la Generación del '37 cuyo nombre se debe a que, en ese año, se creó el Salón Literario con exponentes como Sarmiento, Alberdi, Cané y el mismo Echeverría.
Juan Manuel de Rosas.
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Los intelectuales se alejaban cada vez más del poder, criticando duramente al gobernador Rosas. Expresaban nuevas ideas políticas a través del canal que mejor tenían: la escritura. El Restaurador de las Leyes los llamaba "jóvenes afrancesados" y rápidamente se convirtieron en sus enemigos políticos, obligándolos al exilio. Echeverría eligió Montevideo.
Los intelectuales "rebeldes" no eran unitarios abiertamente declarados, de hecho, reconocían virtudes del federalismo. Su mayor crítica era contra Rosas y la persecución, utilizando a La Mazorca, hacia quienes pensaba diferente y lo llamaban dictador. Poco a poco comenzaron a perder voz y el exilio fue la única oportunidad para seguir escribiendo y expresando sus pensamientos en libro que luego pasarían a la historia.
Sarmiento, uno de los miembros de la Generación del '37.
Fue así que Echeverría publicó en 1846 el Dogma Socialista, incluso le escribió a Justo José de Urquiza donde le manifestaba que no se veían como unitarios y federales; sino que lo invitaba a formar un partido que deje de lado al rosismo, proponiéndole una organización del país.
Esteban no fue el único, Alberdi hizo algo similar con su Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina donde pidió un orden político e hizo hincapié en poblar el país con europeos calificados. Sarmiento también con Facundo en 1845, plantando la dicotomía de una sociedad entre la civilización y la barbarie y los desafíos como Nación. Los tres plantaron las primeras ideas políticas que se plasmarían en la Constitución de 1853.
Obras de Esteban Echeverría. Foto: cultura.gob.
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Para 1846, Echeverría comienza a apagarse a pesar de no parar de recibir propuestas laborales del otro lado de la orilla. El no poder volver a su patria y ver que Rosas seguía perpetuándose en el poder, agravaban su salud que comenzaba a verse afectada por la tuberculosis. En octubre del mencionado año les escribe a sus amigos Alberdi y José María Gutiérrez, dejando en claro que sabe que se está muriendo:
"Esta maldita cabeza anda maleando hace año y medio, y ahora me hace más falta que nunca; porque creo que me voy a despedir del mundo me ha dado la manía de dejarles recuerdos. Tengo para mí que soy el más infeliz de los vivientes porque no tengo salud, ni plata, ni cosa que lo valga, ni esperanza, ni porvenir y converso cien veces al día con la muerte hace cerca de dos años".
La salud del poeta comenzó a deteriorarse seriamente para 1850, muriendo en el verano de 1851 un 19 de enero. Tenía 45 años y no llegó a ver la derrota de Rosas en Caseros que ocurriría en febrero de 1852.
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Echeverría fue enterrado en lo que hoy es el Cementerio del Buceo, el gobierno uruguayo se encargó de pagar sus exequias. Años después, en 1905, surgió la idea de repatriar sus restos a 100 años de su nacimiento. Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires pidieron permiso a las autoridades del país del vecino, pero estas explicaron que el deseo era imposible porque los huesos del poeta quedaron hechos ceniza.
Cementerio del Buceo. Foto: municipioch.montevideo.
“No es posible repatriar los restos del poeta, porque el muro que contenía el nicho que los guardaba se desmoronó cuatro o cinco años después de la inhumación –el 20 de enero de 1851–, lo que motivó que huesos, féretro y ladrillos reducidos a polvo, se confundieran, perdiéndose así las preciosas reliquias que hoy no pueden venerar los pueblos oriental y argentino, las naciones hermanas y amigas, que Echeverría, como poeta, unía con el vuelo de la inspiración y que el sociólogo hermanaba en los ideales de su patriotismo”, explicaron las autoridades.
Los restos de uno de constructores de la Argentina se esfumaron, no así sus ideas y obras que aún prevalecen en el tiempo.
Por Yasmin Ali
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