Con solo 25 años fundó uno de los diarios más importantes de la historia argentina, Crítica, y cuyo legado aún sigue presente. Cómo el magnate uruguayo pasó de tener solo 5.000 pesos en su bolsillo a convertirse en uno de los más influyentes personajes de la primera parte del siglo XX gracias a la revolución periodística que llevó a cabo.
Botana, fundador de diario Crítica.
Natalio Botana se convirtió en sinónimo de revolución para el periodismo y los medios que no se había visto hasta ese entonces en la Argentina de principio de siglo XX. Su éxito como empresario se vio reflejado en el diario Crítica que por décadas brilló y supo mantener informado a miles de argentinos con novedosos métodos y una heterogénea redacción. Pero detrás de aquel hombre brillante se escondía un Natalio que vivió una vida donde las privaciones no existieron, con una familia condenada por su éxito y una muerte tan ridícula como evitable. La asombrosa vida de un empresario que vio antes que nadie el negocio de saber cómo contar la noticia.
Natalio Félix Botana nació el 8 de septiembre de 1888 en la ciudad de Sarandí del Yí, Uruguay, siendo el quinto de nueve hijos del matrimonio constituido por el uruguayo Félix Natalio y de la cubana Nicolasa Espárrago. Su familia se dedicaba a las actividades comerciales, atadas a los conflictos políticos entre Blancos y Colorados que primó en el país vecino durante gran parte del siglo XIX.
A principio del siglo XX los Botana se trasladaron a Montevideo, allí Natalio asistió al Colegio Sagrado Corazón y desde muy joven comenzó a frecuentar cafés en la Ciudad Vieja - el barrio más viejo de la capital uruguayo - donde solía debatir por horas con intelectuales y políticos.
Sus primeros inicios con el periodismo fueron en el diario La Democracia que comenzó a circular en 1904. Allí trabajó como crítico literario desde 1907 bajo las órdenes de su director, Martín Aguirre. Durante estos años conoció al poeta Julio Herrera y Reissing y al crítico Alberto Zum Felde, además de ser uno de los pioneros en la creación de la Sociedades de Autores en 1908.
Botana ya convertido en un hombre del poder.
En 1911 decidió armar las valijas y cruzar el charco para radicarse a sus 23 años en Buenos Aires, realizando sus primeros trabajos en La Razón, Última Hora y PBT. En la Ciudad continúo con las mismas costumbres de frecuentar cafés como ir al viejo Los Inmortales ubicado en la calle Corrientes. En 1916 ya había obtenido la ciudadanía argentina y con el tiempo trasladó a su madre y hermanos menores.
1913 sería el año bisagra para Botana, tras haber ganado 5.000 pesos en una timba decidió utilizarlos para la creación de su gran legado: el diario Crítica. Natalio consiguió que la provincia de Buenos Aires, en ese entonces gobernada por Marcelino Ugarte, le brindara un préstamo para terminar de cubrir los gastos para su fundación en septiembre. El resultado sería todo un éxito.
Tapa del diario Crítica en enero de 1939.
El diario pasaría por un comienzo duro donde la competencia, ya instalada, le haría difícil llegar al público. Pero en la década del 20 la suerte cambió gracias a una huelga de los canillitas de La Razón que se negaron a repartirlo, haciendo que Crítica llegue primero a ser distribuido y dando comienzo a su período de popularidad. Pronto pasaría de tener 9 mil ejemplares diarios a 30 mil con dos ediciones por día.
Crítica revolucionó el periodismo tal y como era conocido hasta el momento, creando un nuevo estilo que se caracterizaba por un tono sensacionalista, ilustraciones, grandes titulares, uso del lunfardo y un lenguaje que acercaba a las clases populares sin dejar de realizar denuncias y de elevar su calidad de artículos bajo la firma de los escritores y poetas más reconocidos de la época. Jorge Luis Borges, Ulyses Petit de Murat, Carlos de la Púa, Roberto Arlt, Raúl González Tuñón y Alfonsina Storni fueron algunos de los grandes nombres que pasaron por la redacción.
Don Natalio junto a uno de sus hijos.
A medida que el éxito de Crítica aumentaba, también lo hacía la fortuna de Don Natalio que se convirtió en uno de los hombres más poderosos de Argentina en los inicios del siglo XX. El empresario nunca escatimó en gastos y así lo demostró su gigantesca quinta de Don Torcuato, la cual era lugar para reuniones y visitas de la talla de personajes de Pablo Neruda, José Ortega y Gasset y Federico García Lorca. Fue allí donde Botana mandó a pintar un fastuoso mural por el mexicano David Alfaro Siqueiros, el cual generó un sinfín de historias y mitos.
En 1927 el diario ya formaba parte del día a día de la sociedad argentina, pero necesitaba mudarse de su primera sede - ubicada en Sarmiento al 800 - ya que quedaba chica y eran oficinas alquiladas. Por ello se trasladaron a la tradicional Avenida de Mayo, altura 1333, a un edificio de estilo art decó que contaba con una gran imprenta rotativa reconocida como una de las mejores de la región y del mundo.
Fachada actual del edificio donde funcionó diario Crítica.
Hall de la entrada del edificio.
Botana no fue ajeno a las polémicas, especialmente con su vínculo con la política. A través de la voz del diario plantaba bandera con respecto a diferentes hechos que sucedieron en el país como el apoyo al golpe de Estado de 1930 que derrocó al entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Apoyo que un año después comenzaría a evaporarse y que le costaría duros castigos desde la cárcel hasta la clausura de Crítica en mayo de 1931. Natalio, su esposa Salvadora Medina, y otros miembros de la familia estuvieron detenidos 100 días y deportados a Montevideo. Un año después logró regresar y reabrir su diario con la caída de Félix Uriburu.
Natalio y Salvadora Medina Onrubia.
El diario continuó editándose por casi diez años más cuando el 7 de agosto de 1941 Botana perdió la vida en un accidente tan evitable como trágico. El magnate del periodismo se encontraba en Jujuy, manejando uno de sus 3 Rolls Royce, cuando chocó contra uno de los pilares de la ruta rumbo a un casino de las Termas de Reyes. Como resultado terminó con dos costillas rotas, pero pidió que nadie lo revisara hasta que su médico llegara de Buenos Aires. Murió cuatro horas después.
La tapa del diario anunciando la muerte de su fundador el jueves 7 de agosto de 1941.
Crítica intentó sobrevivir sin su creador, pero no tuvo mucha suerte; su familia se hizo cargo pero el éxito de décadas anteriores nunca volvió y terminó cerrando en 1963. Botana vivió y murió como quiso, un adelantado que vio en una manera innovadora de hacer periodismo una gema que lo transformaría en una de las personas más famosas de la Argentina. Su legado aún continúa en todo aquel que quiera viajar al pasado por un rato y disfrutar de alguna de las crónicas de Arlt o Borges que se conservan en el archivo nacional de La Nación.
Por Yasmin Ali
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