Su vida fue mucho más que el suicidio en mar abierto que la historia se encargó de reproducir, su obra hoy en día es parte fundamental de la poesía argentina.
Alfonsina en la rambla de Mar del Plata en 1924.
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados (...)
Alfonsina Storni Martignoni nació el 29 de mayo de 1892 en Capriasca, Suiza, casi de manera circunstancial ya que sus padres -suizos- se trasladaron de San Juan a su país de origen por trabajo hasta 1896 cuando decidieron regresar a la Argentina. Quizá la mejor poetisa que tuvo este país logró vivir en vida su fama que había logrado a través de sus prosas, algo que no le fue fácil en época de hombres. Su muerte se rodea hasta el día de hoy de mitos que de a poco se van desempolvando.
Su primer vínculo con la poesía llegó a los 12 años, siempre entre la melancolía, la nostalgia y la belleza como cualquier escritor de aquella Argentina. Estudió Magisterio para ser docente en Coronda y en 1911 se trasladó a Buenos Aires donde un año después fue madre soltera de Alejandro, algo que le significó un escándalo para la época.
Alfonsina en uno de los veranos que pasó en la costa.
Ejerció la docencia en 1921, para ese entonces ya había publicado un año antes "Languidez" que le valió el primer premio Municipal de Poesía y el segundo premio Nacional de Poesía. Cinco años después de aquello llegó "Ocre" que recopilaba poemas de temática feminista y romance, siguió publicando poemas hasta que en 1927 estrenó una obra de teatro llamado "El amor del mundo" que fue un fracaso. Esto no afectó su carrera e incluso pudo viajar a España donde logró cierta relevancia.
Realizó varios viajes a Montevideo, allí conoció al poeta Horacio Quiroga donde entabló una amistad hasta los últimos años de este quien se suicidó en la selva misionera. Alfonsina le dedicó un poema cuando murió que podría tomarse como un presagio de su propio final al leerse: "Morir como tú, Horacio, en tus cabales".
Alfonsina (en el centro, con vestido oscuro) junto a otras escritoras en las veladas de poesía feminista que ella organizó en el Café Tortoni en 1934.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito (…)
Fue una asidua partícipe de la famosa peña del Tortoni, Signos, junto a Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto y Pascual de Rogatis, entre otros desde donde se hicieron las primeras emisiones de la radio Stentor y otras actividades culturales. Allí fue Federico García Lorca cada noche en su visita a Buenos Aires. En 1934 publicó el "Mundo de siete pozos", una recopilación de poemas que dedicó a su hijo Alejandro y por el cual se ganó el reconocimiento de Gabriela Mistral quien aseguró que "poetas como ella nacen cada cien años". En 1937 escribió su último libro: "Mascarilla y trébol" que fue publicado al año siguiente.
Ya en 1935 comenzó a identificar los signos de la enfermedad que la llevó a su trágico desenlace: cáncer de mamas. Estaba bañándose en el mar cuando una ola golpeó su pecho, esto la hizo perder el conocimiento y al despertar notó un bulto en el seno por el cuál debió realizarse una masectomía. Tres años después, en 1938, le reveló a su hijo que los síntomas habían vuelto pero que no volvería a operarse o realizar algún tipo de tratamiento.
Alfonsina nació en Suiza, de muy pequeña llegó a la Argentina.
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Viajó a Mar del Plata el 18 de octubre, sería su último viaje, le pidió a Alejandro que no la acompañe. Paró en un hotel de la calle 3 de febrero al 2861, propiedad de su amiga Luisa Orioli de Pizzigarni, hoy la propiedad tipo chorizo no existe más ya que fue demolida y actualmente funciona un albergue transitorio. Desde allí escribió sus últimas cartas y le confió al médico Serebrinsky sus deseos de terminar con su vida. No tardó en concretar su última voluntad.
El 25 de octubre salió del hotel, fue por la madruga, saltó al mar desde un espigón y se supo cuál había sido el sitio de su muerte porque había quedado uno de sus zapatos aprisionado en un hierro. El lugar elegido fue el balneario del Club Argentino de Mujeres de playa La Perla, frente a Plaza España, a la altura de la calle Chacabuco.
Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases (…)
El cuerpo fue rescatado a la mañana siguiente, dos muchachos salieron a correr cuando vieron un cadáver flotando en el mar y un médico la terminó reconociendo en la morgue del Hospital Mar del Plata. La empleada del hotel entró a la habitación que ocupaba, todavía no había escuchado la noticia, cuando encontró la última nota de la poetisa: "Me tiro al mar".
La noticia de su muerte fue repetida en los diarios más importantes de la época: "Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América". Su cuerpo viajó en la misma noche del 25 rumbo a Buenos Aires para la última despedida. El cortejo fue acompañado, según dictó el diario Crítica, por un desfile iniciado en la plaza San Martín, siguiendo por Arenales y Libertad hasta la avenida Quintana sumándose gente en el recorrido. Demoró una hora en llegar a destino final donde aguardaban las autoridades nacionales y el doctor Sagarna, miembro de la Corte Suprema de Justicia, además de sus colegas escritores.
Tumba de Alfonsina Storni en el Cementerio de la Chacarita.
Sus restos fueron velados al día siguiente en el Club Argentino de Mujeres de Maipú al 900. Primero fue sepultada en la bóveda de la familia Onrubia-Botana de La Recoleta y en 1963 fue trasladada al Recinto de las Personalidades o Rincón de los Notables levantado en el Cementerio de la Chacarita.
Su muerte coincidió con un período trágico de la poesía argentina ya que en el lapso de 20 meses también habían fallecido Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones con la particularidad de que los tres se suicidaron. Alfonsina y el mar es la canción, compuesta por Ariel Ramírez y Félix Luna, que cuenta de un modo romántico aquella decisión y últimos momentos de la poetisa que cambió el género en nuestro país. El 26 de octubre de 1938, un día después de su muerte, La Nación publicó su último trabajo.
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
Durante la nota se reprodujo aquel último poema: “Voy a Dormir”, aquella despedida para su público y sobre todo para su hijo. Hasta en su momento más dramático respiró poesía.
Por Yasmin Ali
*Tw: @Yas__Friends