El macabro plan de la familia mendocina para secuestrar y asesinar a un empresario: qué pena recibieron
Los ahora condenados fueron hallados culpables de los delitos de "secuestro extorsivo con la intervención de tres o más personas, seguido de muerte, homicidio criminis causa, con alevosía y ensañamiento, más la calificación de robo agravado en poblado y en banda".
Por Canal26
Martes 24 de Octubre de 2023 - 21:46
Los forenses trabajando en la zona. Foto: X
La familia integrada por Diego Barrera, su esposa, y los dos hijos de ella, secuestraron y mataron a Diego Aliaga, un empresario e informante policial y judicial. El hecho que ocurrió en 2020 en Mendoza y se trató de un plan para quitar del medio a Aliaga de los negocios que tenían en conjunto con la familia, según la fiscal María Gloria André.
Para la fiscalía, Aliaga habría sido asesinado luego de negarse a firmar el boleto de compra-venta de dos propiedades y cuatro vehículos que estaban registrados a nombre del empresario.
La víctima, Diego Aliaga. Foto: X
Diego Aliaga, la víctima, fue visto con vida por última vez el 28 de julio de 2020, cuando iba a encontrarse con Barrera. Su cuerpo apareció enterrado en un campo de la localidad mendocina de Lavalle el 10 de septiembre del mismo año.
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"Una maniobra totalmente planificada"
La fiscal sostuvo que la familia llevó adelante "una maniobra totalmente planificada", ya que, según la investigación, a la víctima la trasladaron hasta un galpón que el líder del clan tenía en la capital mendocina, donde lo asesinaron por medio de "asfixia por sofocación", tal como surgió en la autopsia.
Luego mantuvieron su cadáver durante cuatro días en el baúl de un auto, para luego trasladarlo hasta Costa de Araujo, donde lo descartaron. En cuanto a la madre y sus hijos, la fiscalía entendió que conocían en detalle y colaboraron con el plan para aniquilar a Aliaga.
Diego Barrera. Foto: X
Así, las penas más severas recayeron sobre Diego Barrera, su esposa Bibiana Sacolle y los hijos de ella, Gastón y Lucas Curi Sacolle. Por su parte, el empleado de la empresa familiar, Washington Rosales, fue sentenciado a 17 años de cárcel debido a que confesó el hecho y ayudó a hallar el cadáver de la víctima, por lo que figura como "arrepentido" en la causa.
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