Por medio de un hidrófono, la experta logró captar ondas sonoras en el océano, las cuales utilizará para estudiar y entender los patrones de comportamiento de los mamíferos marinos en la Antártida.
Por Canal26
Jueves 15 de Febrero de 2024 - 11:36
En una expedición a la remota Antártida, la científica colombiana Andrea Bonilla, de la Cornell University de Nueva York, logró desentrañar uno de los misterios más ocultos del océano antártico al sumergir un hidrófono revestido de titanio en las gélidas aguas del archipiélago de las Islas Shetland del Sur.
Durante la X Expedición Antártica de Colombia, Bonilla, con un doctorado en acústica marina, utilizó el hidrófono como una suerte de "cámara trampa auditiva" para analizar los patrones de comportamiento de los mamíferos marinos en las profundidades antárticas, especialmente durante el invierno austral, cuando la región se vuelve prácticamente inhabitable.
comportamiento de los mamíferos marinos.
La Antártida, un laboratorio natural único, alberga sonidos que, según la experta, son equiparables a ondas sonoras de las naves espaciales de la saga cinematográfica Star Wars. La científica, a bordo del buque "ARC Simón Bolívar" de la Armada colombiana, destacó la importancia de estos sonidos "impresionantes" que "muy pocos oídos tienen el privilegio de escuchar".
La tarea de Bonilla y su equipo incluye la recuperación de hidrófonos desplegados el año pasado por una misión turca, así como el despliegue de nuevos dispositivos para ampliar la comprensión de este ecosistema marino único.
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En un esfuerzo por comprender mejor el impacto del sonido en el entorno marino, Bonilla enfatizó la importancia de su trabajo, ya que el ruido y las alteraciones auditivas pueden afectar la comunicación y las actividades naturales de las especies marinas.
Las alteraciones auditivas pueden afectar la comunicación de las especies marinas.
Guiados por coordenadas precisas, el equipo sigue el rastro de la boya sumergida un año antes, utilizando señales remotas para ubicar y recuperar los hidrófonos.
Cuando se encuentren en un radio de unos 300 metros del punto de localización, la científica puede empezar a enviar señales al hidrófono para ubicarlo por medio de una caja de comandos. Sumergido a unos 500 metros, el aparato responde a las ondas transmitidas y luego a la orden de liberarse del ancla para volver hasta la superficie.
De vuelta en tierra firme, la experta se enfrenta a la tarea de analizar un año de grabaciones, un trabajo que busca no solo entender los patrones de comportamiento de los mamíferos marinos, sino también respaldar la propuesta de Chile y Argentina para convertir la Península Antártica en un "área marina protegida", proyecto que está en vista desde 2012.
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