*Por Martín Campos Witzel
Mientras en la República Argentina cobran cada vez más fuerza las versiones sobre los próximos cambios que habrá en el gabinete de ministros, hoy es noticia en el Reino de España cómo asume cada uno de los nuevos ministros tras el complejo reacomodamiento que la semana pasada anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
No es un tema menor para la realidad política de uno de los grandes motores de la Unión Europea, decimocuarta economía del mundo, puesto que en la gran imagen permite avizorar cuáles podrían ser los próximos sucesos.
Buscando una renovación genuina en la imagen brindada, Pedro Sánchez Castejón se deshizo de pesos muy pesados en lo que había sido su gobierno hasta ahora. Iván Redondo, quien era su jefe de Gabinete y ya había ganado una imagen de poderoso asesor que influía fuertemente en el presidente, fue la mayor sorpresa. Al parecer, de cara a los cambios del gabinete, le habría exigido a Sánchez el Ministerio de la Presidencia, con lo que hubiera obtenido un mayor protagonismo. Pero debió salir.
Hubiera sido el número dos del gobierno, de facto. ¿Por qué? Porque ya estaba decidida la salida de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. Así como la del ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Dos piezas importantes en la construcción del PSOE sanchista y en su gestión del gobierno; a través de numerosos eventos.
Uno de esos eventos, que cabe recordar por su componente ideológico, tiene que ver con la escala que la vicepresidenta y ministra de Economía de Venezuela, Delcy Rodríguez, había hecho en el aeropuerto de Barajas con un avión fletado a Sky Valet el 20 de enero de 2020, ya estando fuertemente sancionada y prohibida de pisar suelo de la UE. Se hablaba en toda Iberoamérica por aquél entonces que funcionarios venezolanos estaban haciendo fundir las reservas nacionales de oro en Turquía de forma clandestina. El avión aterrizó, Rodríguez bajó, y ya en el aeropuerto se encontraba Ábalos (y no la ministra de Exteriores española, González Laya). Mientras tuvieron una reunión cuya duración fue tema de variadas rectificaciones por parte de Ábalos en la prensa, finalmente estimada en 90 minutos, al parecer un vehículo con matrícula diplomática de la embajada en la propia pista cargó unas 40 valijas y salió raudo de la estación aérea sin pasar ningún control, dada su inmunidad.
De máxima confianza de Sánchez, el hombre que manejó dicho incidente está ahora fuera del gobierno. También debió abandonar su cargo la mencionada ministra de Exteriores, González Laya, que recientemente venía dando numerosas entrevistas en los más grandes canales internacionales de noticias para posicionar a España en la escena global. La ministra de Educación, Isabel Celaá, vocera del Gobierno durante la pandemia, también debió entregar su cartera; así como el llamativo ministro de ciencia, el astronauta Pedro Duque, o el catalán Miquel Iceta, que entrega la fuerte cartera de Política Territorial para tomar la de Cultura y Deporte, ante la salida de José Manuel Rodríguez Uribes.
Pero, aparte de la sorpresa del jefe de gabinete, la triada que permitió titular que “Sánchez rompió con los sanchistas” es completada por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, quien tramitó los polémicos indultos del Procés independentista catalán (que no fueron pedidos por los indultados, quienes declararon abiertamente su voluntad de reincidir), en un movimiento político que despreció a la Justicia española e impactó considerablemente en la imagen del gobierno, acelerando la caída de la izquierda en las encuestas. También participaba del controvertido proyecto para renovar el Concejo General del Poder Judicial a pesar de la falta de consenso, entre otras reformas de calado que, ya lentas por la pandemia, quedaron truncas.
Habiendo sacrificado a ese núcleo duro de leales que lo acompañaron hasta quedarse con la Secretaría General del PSOE en la sede de la madrileña calle Ferráz, incluyendo una inesperada y fuerte renovación en la “cocina” de sus estrategias políticas, buscó incorporar más mujeres en su gabinete llamando a referentes de la política local, en un claro guiño a los municipios en un momento en que grandes barones autonómicos socialistas le plantan cara con mayor frecuencia.
Ya en el primer lunes tras los cambios, Félix Bolaños, el nuevo hombre fuerte de Sánchez que pasó de secretario general de la Presidencia a Ministro de la misma, arrancó anunciando que retrasará el curso de la Ley de Memoria Democrática para revisarla, un proyecto de la ministra saliente a punto de culminar. El nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, comenzó con declaraciones que rememoran la reciente crisis de Ceuta, al buscar tender puentes con un “gran amigo” de España, Marruecos; nombrando como asesora a la ministra saliente. Iceta, que cedió su lugar en la política catalana en una suerte de enroque con el ex ministro de Sanidad de la pandemia, Salvador Illa, para irse a Madrid al nuevo Ministerio de Política Territorial (y que ahora debió dejar, para pasar a Cultura y Deporte), ya se quejó en el propio acto de traspaso: “siento mucho dejar Política Territorial y lo quiero decir así de claro”.
Y, a pesar de que Sánchez tuvo que desautorizar en público al ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la polémica con el sector cárnico (“Un chuletón a punto es imbatible”), no apareció en esta reorganización ministerial. El líder de Izquierda Unida, hoy parte de un Podemos en caída tras la salida de Pablo Iglesias, era una pieza difícil de la que prescindir; pues si bien el PSOE podría comer más votos hacia la izquierda del espectro político, provocar una pelea con su socio de gobierno sería calamitoso, dado que a duras penas (o a cuantiosas concesiones) consigue sacar adelante su legislación en un fragmentado parlamento que poco le apoya, evitando elecciones en las que el electorado le apoya cada vez menos.
¿Será que haciendo estos cambios apuesta a ganar un poco de tiempo, a la espera de un gran rebote económico que le permita mejorar su imagen en las encuestas antes de llegar a unas nuevas elecciones? Apurar el levantamiento de las medidas sanitarias, más que rebote trajo a España un rebrote; con varias comunidades autónomas entrando en la lista negra de turismo de países como Alemania o Francia.
Pero si algo ha demostrado Pedro Sánchez en el escenario político ha sido paciencia y perseverancia. Será interesante ver los próximos pasos en el curso de esta decimocuarta legislatura que, salvo pérdida de apoyos, está prevista finalice en 2023.
*Licenciado en Periodismo con honores por la Universidad Siglo 21.
Periodista en “Noticias de 4 a 6” y “Noticias de 6 a 8” en Canal 26.