*Por Martín Campos Witzel
Ante la disputa en la poderosa triada Nación, Ciudad y Provincia respecto del denominado AMBA y las reñidas medidas, el autor invita a realizar un viaje por distintas áreas metropolitanas que parecen zanjar sus problemas de formas más expeditivas, quizás gracias a una organización territorial más efectiva. De vuelta a nuestro país, incluye un glosario como toque de atención a la forma en que nos comunicamos y cómo eso puede afectar la correcta comprensión de la situación.
La relación entre la Alcaldía de Madrid y la Comunidad Autónoma homónima da la idea, grosso modo, de que es más fácil dirimir quién tiene competencia sobre determinados asuntos de la mancha poblacional que supone la capital del Reino de España. La Comunidad Autónoma, que excede ligeramente en geografía a la considerada 3ª área metropolitana de la UE o 5ª de Europa, tiene unos 6,8 millones de habitantes.
La creación de la Greater London Authority apenas comenzado el milenio, con un Mayor of London y una asamblea metropolitana electa en una nueva región inglesa, dirimiendo vía referéndum un sinfín de complejas situaciones históricas de organización territorial en la isla de Gran Bretaña, también parecen asistir a resolver los problemas de transporte y movilidad, basura, seguridad, salud, incendios, vivienda, tierras, educación, medioambiente y cultura de la población de semejante aglomerado urbano. La población de la región inglesa del Greater London tiene unos 9 millones de habitantes, mientras que la mancha urbana (que ya excede esta demarcación) asciende, en algunas estimaciones, hasta los 15 millones de personas.
Triste es el caso del Distrito de Columbia, lugar en que se dio origen a la independencia estadounidense bajo la premisa “no taxation without representation” (no hay tributación sin representación), que hoy es un distrito que depende directamente del Gobierno federal y cuyos residentes no tienen voto en el Capitolio. El área metropolitana de Washington (la National Capital Region) tiene unos 6,5 millones de habitantes, siendo considerada la sexta más grande del país así como la 1ª en términos de eficiencia y educación, donde los problemas interjurisdiccionales no parecen existir a pesar de que la metrópolis excede al D.C. e incluye importantes ciudades y condados de otros estados federales como Virginia, Maryland y Virginia Occidental.
Más cerca, cruzando la cordillera, en 1980 el centralizado estado trasandino crea la Región de Santiago, decimotercera o actualmente denominada Metropolitana (RM); una de las 16 divisiones territoriales de mayor jerarquía en Chile, con más de 7 millones de habitantes, 6 provincias y 52 comunas (municipios). La RM excede geográficamente a la mancha urbana de Santiago.
¿Y Buenos Aires? No es noticia para quien conoce esta metrópolis de unos 15 millones de personas que la Av. General Paz parece a veces dividir, más que dos jurisdicciones, dos planetas. De hecho, las únicas circunvalaciones viales del área metropolitana terminadas a día de hoy son la mencionada avenida (límite de la Ciudad Autónoma) y la Ruta Provincial Nº 6: la RP4 (Camino de Cintura) y el Camino del Buen Ayre tienen trazas entre irreconocibles (a veces son simples calles) e inaccesibles, en obras aún ubicadas en el medio de la nada. Pero el transporte no es el único problema, con trenes que van y vienen por ambas jurisdicciones, así como interminables líneas de colectivos con ineficiente nomenclatura, y una primera línea de subterráneos de todo el hemisferio sur que, si apenas pasa el centro geográfico de la Ciudad Autónoma, ni soñar con que llegue a cruzar la General Paz. Hay problemas interjurisdiccionales también en la gestión de los residuos urbanos, en la gestión del suelo, en la gestión impositiva y presupuestaria, enormes problemas de criminalidad y justicia, y ahora, por diferentes criterios en la gestión de la educación, saltan las alarmas y resalta la gravedad de la incomprensión de algunos términos que podrían saberse mejor:
Glosario de términos metropolitanos
¿Cómo estará el clima hoy en la Capital Federal? Esta frase, bastante televisiva, es en realidad una barrabasada comunicativa. El clima no puede “estar hoy”; puesto que lleva un periodo no menor de 30 años el estudio climatológico de un determinado espacio geográfico. El clima “es” polar, tropical, seco, continental o templado (según la clasificación de Köppen) y, en este último, entra por ejemplo de Buenos Aires: específicamente en el clima subtropical húmedo (Cfa), a partir del estudio del conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan a esta región. Esto, el SMN, lo repite hasta el cansancio.
Otra cosa es hablar del tiempo: no de la magnitud física, sino del tiempo atmosférico o meteorológico, cuyo pronóstico diario (y hasta a veces horario) nos resulta de enorme interés y propicia, además, numerosas conversaciones de ascensor.
Pero, ¿y qué hay de la segunda parte de la frase? Cuando este año comencé un noticiero nuevo junto a una compañera que no conocía, de mi misma generación, me sorprendió gratamente que nunca salió de nuestra espontaneidad la denominación Capital Federal; así como me sorprende negativamente que haya centennials que crean que ese es un lugar que existe.
Último momento: no existe una Capital Federal en la República Argentina desde hace más de 26 años. Por el contrario, la federalización de la ciudad de Buenos Aires fue un proceso histórico importantísimo en la historia nacional que se hizo efectivo en 1880; cuyo estatus federal finalizó con la reforma constitucional de 1994, pasando a ser un territorio autónomo y una jurisdicción de primer orden, junto a las otras 23 provincias federadas. Eso es, entonces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, C.A.B.A., Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires Ciudad, etc.
El término Gran Buenos Aires (GBA) solía utilizarse para definir a los partidos (departamentos) de la Provincia de Buenos Aires que conforman un gran conjunto urbano junto a la C.A.B.A.; que en principio eran 19 y, mediante subdivisiones entre los años 1993 y 1994 pasaron a ser 24. Se utilizó esta palabra (“Gran”) utilizada en todo el mundo, para dejar atrás el previo término “conurbano”, que progresivamente fue ganando una clara connotación despectiva y resultaba poco útil en términos de estadística; por lo que el INDEC, por ejemplo, decidió dejar de utilizarla en el año 2003. También en ese momento, ante la duda que todavía hoy queda sobre si los términos comprenden o excluyen a la Ciudad de Buenos Aires, el INDEC decidió utilizar la denominación GBA como inclusiva de los “24 partidos del Gran Buenos Aires” así como de la “Ciudad de Buenos Aires”.
En ese momento crea el “Aglomerado Gran Buenos Aires” (AGBA), la “mancha urbana”, para estudiar ya no solo a los “24 partidos del Gran Buenos Aires”, a la “Ciudad de Buenos Aires”, y al conjunto que estos dos últimos suponían en el “Gran Buenos Aires”. Ya indicaba que el área del “AGBA” se iba a mover durante el tiempo, incluyendo de forma parcial a algunos partidos (departamentos) bonaerenses ya que no respeta delimitaciones, pudiendo llegar a ser hasta 30 (a los que denominó “Partidos del Aglomerado Gran Buenos Aires”, para referirse a ellos pudiendo excluir a la Ciudad Autónoma).
Esta aversión por aquél entonces por parte del organismo tomado de ejemplo a denominar “área metropolitana” o “región metropolitana” a esta mancha urbana o a este gran conglomerado, probablemente responda nuevamente a motivos interjurisdiccionales; pero respetar viejas fronteras no es algo que le interese a los problemas de quienes habitan esta metrópolis: no lo respeta el crimen, el transporte, la educación, la salud, la vivienda, la basura, etc.
Si bien es claro que hay numerosas formas de clasificación dependiendo del conjunto de estudiosos que se exprese al respecto, puede decirse que la expresión “Partidos del Gran Buenos Aires” evolucionó en “Gran Buenos Aires” y resulta en la exclusión de la Ciudad Autónoma; mientras que la expresión “Área Metropolitana de Buenos Aires”, en creciente uso, comprende tanto a la Ciudad Autónoma como a toda la mancha urbana que se ubica en el Gran Buenos Aires y más allá, incluso quizás, de la RP6. Ya para el censo 2010 el INDEC estudiaba la región AMBA (dicho sea de paso ¿cuándo vamos a hablar del censo 2020?). Es también con estos tres términos (CABA, GBA y AMBA) que realiza sus estudios el Instituto Geográfico Nacional.
Pero ¿y qué vamos a hacer con esto? Los problemas siguen esperando solución. En referencia al título de la columna, lamentablemente se trata de un tema más político que geográfico, y por “política” me refiero a partidaria y no la orientada a la gestión y resolución de los problemas de la población (¿como sí en el DC?); por lo que puede pensarse en numerosas ideas que por supuesto sonarán disparatadas, como que las comunas y los municipios del GBA se equiparen distritalmente bajo un organismo semejante al “Greater London Authority”, quizás sucesor del GCBA (aprovechando su estructura y presupuesto), cuya jurisdicción se extienda tal vez incluso más allá de la RP6, hasta la RP41… ¿o que esa CABA sea asemejada a los Municipios del GBA, sus comunas a las localidades, y toda esta mancha urbana pase a formar parte de una nueva jurisdicción autónoma más extensa, con competencias claras que respondan a los problemas urbanos?
Lo único que considero seguro, y quizás el lector comparta, es que se requiere de mucha creatividad para la resolución de tantos problemas. La autonomía de la Ciudad de Buenos Aires seguramente fue una muestra de esa creatividad y un atisbo de vanguardia plasmado en esa reforma constitucional del año 94. Creatividad que ya estaba en el artículo 6º de la Ley 23.512 de 1987, que declaraba Provincia a la Capital Federal una vez completado el Proyecto Patagonia (ley anulada recién en 2014, pero aún hoy la constitución de Río Negro anuncia el traslado de su capital provincial una vez efectivizado el nuevo Distrito Federal). Creatividad que también estuvo en la demarcación y deslinde de territorios bonaerenses y rionegrinos para su federalización y traslado de la Capital nacional fuera de un área metropolitana que no hace más que sumar población y problemas, en un país que continúa sin desarrollarse económicamente entre cuyos factores de anclaje muy probablemente se encuentre la tan heterogénea distribución de su población en un territorio tan rico y despoblado.
Pero bueno, poca creatividad es la que al final se aplica. Quizás sea por la política de lo partidario, y no por la política de la gestión y las soluciones. En fin, siendo periodista me limito a formular preguntas y, una vez más, queda abierto el interrogante: ¿qué solución creativa podemos aplicar, a los problemas del subdesarrollo nacional más que a los intereses coyunturales de unos pocos sectores?
*Licenciado en Periodismo con honores por la Universidad Siglo 21 y periodista en Noticias de 4 a 6 y Noticias de 6 a 8 en Canal 26.
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