Víctimas de abusos sexuales piden que Bergoglio colabore con autoridades argentinas

Piden al Papa que ayude a autoridades de Argentina para determinar si encubrió o no a Grassi, a Corradi y a Zanchetta.

Por Canal26

Martes 5 de Marzo de 2019 - 15:46

Bergoglio - Papa Francisco

La cumbre del Vaticano con motivo de analizar los abusos que sufren menores en la congregaciones católicas, no tuvo la esperada respuesta. Las víctimas la definieron como “una bofetada”.

La organización Poniendo Fin a los Abusos del Clero (ECA, por sus siglas en inglés) presentó una contrapropuesta para dificultar la comisión de este tipo de delitos e impedir que los crímenes consumados continúen quedando impunes.

 

El actual Papa está en la mira de la ECA y le exigieron entregar todos los documentos alusivos a su gestión como arzobispo de Buenos Aires (1998-2013) y cooperara con las autoridades civiles de Argentina para que éstas determinaran si él encubrió al sacerdote Julio César Grassi, condenado por abusar sexualmente de menores; al cura Nicola Corradi, acusado de violar a niños sordos en el Instituto Próvolo de Mendoza; y al obispo Gustavo Zanchetta, quien fue nombrado asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica por Bergoglio.

 

Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, dialogó con DW y sostuvo: “Después de la cumbre en Roma, nosotros hicimos nuestros propios planteamientos para refutar las medidas con las cuales el Vaticano dice querer prevenir y castigar el abuso sexual de menores y adultos vulnerables”.


El consejero legal de la asociación argentina, expresó: “Nosotros no le hacemos exhortaciones a la Santa Sede como lo hacen ECA y SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests) porque ese es un método de acción tibio, sin perspectivas de éxito. Nosotros instamos directamente a todas las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica alrededor del mundo a que les exijan a sus representantes políticos activar mecanismos judiciales contra el Vaticano”.

 

Lombardi prosiguió: “La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina les pide a las víctimas de todo el mundo que presionen a sus respectivos Gobiernos para que el Vaticano sea declarado Estado genocida. Dada la pasmosa cantidad de vidas destruidas por el sistema operado desde las más altas esferas de la Santa Sede, nosotros consideramos que ese calificativo está ajustado a la realidad. La meta es que el Vaticano se vea obligado a cumplir los convenios internacionales que hoy viola, como la Convención de los Derechos del Niño y la Convención contra la Tortura, por citar dos de ellos”.

 

“Al pedirle a Bergoglio que asuma responsabilidad por el caso Grassi, el caso Corradi, el caso Zanchetta u otros, ECA aplica una estrategia errónea. Bergoglio es un demagogo. Bergoglio es el protector de Grassi; él no lo ha expulsado de la Iglesia, a pesar de que Grassi ya está preso”, continúa Lombardi.


Gerhard Kruip, profesor de Antropología Cristiana y Ética Social en la Universidad de Maguncia, dijo: “Francisco corre el riesgo de que los cambios que él propone generen un cisma en la Iglesia Católica como el que ocurrió tras el Concilio Vaticano II (1962-1965) debido a la oposición del influyente arzobispo francés Marcel Lefebvre. De ahí que Francisco no se atreva a ser tan radical como muchos esperan. Afortunadamente, no todas las víctimas quieren romper con la Iglesia católica ni perjudicar a Francisco. Y es que, si Francisco dimitiera, por ejemplo, nadie sabe quién ocuparía su lugar ni con qué planes”.


El historiador Antonio Sáez Arance concluye: “Los abusos sexuales en los que incurrió el sacerdote chileno Fernando Karadima y el escándalo que estalló cuando se supo que el obispo Juan Barros lo había encubierto fueron factores decisivos para que el Papa cambiara su postura de cara al tema de la violencia sexual en la Iglesia Católica. Pero el caso chileno también deja entrever los límites de ese golpe de timón en el Vaticano. En Chile, la Iglesia está desprestigiada como nunca antes en toda su historia. Y, en lo que concierne al resto de Latinoamérica, está claro que, o la Iglesia Católica cambia para bien, o terminará viendo cómo las iglesias pentecostales le arrebatan sus fieles”.

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