Durante la guerra entre Ucrania y Rusia se estuvieron utilizando diferentes tipos de armamentos prohibidos en todo el mundo por su letalidad y por el riesgo que suponen para la sociedad civil. Acercamos un repaso sobre estas armas y por qué están prohibidas de forma internacional.
Por Canal26
Sábado 15 de Julio de 2023 - 21:10
Apenas el jueves pasado Estados Unidos hizo llegar a Ucrania municiones de bombas de racimo, las cuales se encuentran prohibidas en 110 países, pero que según la ONU, este tipo de armamento ya fue utilizado por Rusia en el conflicto que se extendió ya por más de 500 días. Durante la guerra Rusia-Ucrania, ya se usaron otros tipos de armas que se encuentran prohibidas, como municiones con uranio empobrecido y minas antipersona.
Cada una de estas armas es diferente entre sí, no sólo por el daño que causan, sino también por su mecanismo y componentes que las integran. Si algo comparten en común, es que todas están prohibidas de forma internacional por medio de tratados o leyes, y esto se debe a que su letalidad pone en peligro a civiles o pueden ser incluso un peligro para lo sociedad incluso post conflicto.
A continuación, un detalle de las armas (prohibidas) que se utilizaron durante el conflicto entre Moscú y Kiev.
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La semana pasada y a través de un comunicado del presidente estadounidense, Joe Biden, se confirmó que el país americano enviaría bombas de racimo a Ucrania, pese a que se tratara de una "decisión difícil" por el peligro que representan estos proyectiles. Esta acción se justificó bajo el pretexto de que las fuerzas ucranianas estaban bajas de municiones y que necesitarían de las mismas para recuperar su propio territorio durante la contraofensiva que se está llevando a cabo.
¿Cómo actúan estas bombas? Las municiones con racimo están configuradas para detonar en medio del aire antes de impactar con el objetivo. En su trayecto, dispersan entre decenas y cientos (dependiendo el tamaño del misil) de bombas más pequeñas que pueden cubrir un área mucho mayor que la de un proyectil regular.
Teniendo una cobertura total de entre 200 y 400 metros, las bombas que fueron ya utilizadas por Estados Unidos durante los conflictos con Vietnam, Irak y Afganistán, las municiones de racimo no siempre detonan cuando las cargas en su interior impactan con el objetivo. Muchas veces estas pequeñas bombas con las que cargan los proyectiles quedan enterradas en el suelo, lo que causa que luego del conflicto no sean detectadas y causen muertes de civiles en una detonación tardía accidental.
Con el armamento enviado por EE.UU. a Ucrania, hubo reacciones desde Canadá, España y Reino Unido al criticar la decisión del gobierno de Biden por violar el acuerdo de la Convención de Oslo de 2008, que prohíbe el uso, la producción y la transferencia de este tipo de armas. Este acuerdo que fue firmado por 110 países, en la actualidad no vincula de ninguna manera ni a Estados Unidos, ni a Ucrania, ni a Rusia, ya que ninguno de los tres firmó el tratado.
Aún así, pese a las críticas, Estados Unidos no fue el único que alguna vez utilizó este tipo de munición. Según el conteo, Rusia habría utilizado en 24 oportunidades las bombas de racimo contra las fuerzas de Kiev durante el primer mes de la invasión, indica el informe realizado por el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.
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Reino Unido también mostró su apoyo a Ucrania al enviar municiones de uranio empobrecido. Un arma capaz de perforar blindajes, pero gravemente cuestionada por el riesgo que supone a los militares que las manipulan y también para la población que se encuentra en la zona cercana a donde se utilice, dado a su alto nivel de toxicidad y contaminación, sin importar que sea casi 60% menos nocivo que el uranio en su estado puro.
Ria Verjauw, vocera de la Coalición Internacional para la Prohibición de las Armas de Uranio, destacó: “El uranio empobrecido genera en el momento del impacto un aerosol de partículas micrométricas y submicrométricas que pueden dispersarse entre decenas y centenares de metros del objetivo”.
“Estas partículas de uranio empobrecido pueden ser inhaladas, ingeridas y penetrar en el organismo a través de las heridas. El tamaño nano de estas partículas hace que puedan atravesar el tejido del pulmón y puedan circular por el cuerpo”, manifestó y agregó que esta exposición radiactiva y tóxica química “provoca malformaciones congénitas, nacimientos prematuros y cáncer”.
La disputa en relación a esta arma, se acentúa también cuando dos organismos como el Comité Científico de la ONU y el Organismo Internacional de Energía Atómica presentan posturas que chocan entre sí. Las Naciones Unidas aseguran que la explosión del uranio no genera intoxicaciones significativas, mientras que la OIEA afirma que existe el riesgo de radiación para las personas que manipulen el armamento.
En un informe más reciente presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se expresó la preocupación por las consecuencias que puede dejar el uso del uranio empobrecido en Ucrania. Dentro de las secuelas para los ciudadanos y los soldados, se encontró "irritación cutánea, insuficiencia renal y aumentar los riesgos de cáncer".
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Diseñadas para mutilar o asesinar a quien entre en contacto con ellas, permanecen en el olvido mucho después del conflicto enterradas bajo tierra, lo que supone un riesgo inminente para la sociedad.
Este tipo de minas pueden ser colocadas a mano, disparadas desde un cohete, lanzadas desde un vehículo especial o incluso arrojadas desde aviones. El hecho de que sean arrojadas en masa sobre un territorio, también supone un peligro mucho mayor, ya que pueden impactar sobre cualquier civil que transite el área.
Diferentes a las minas terrestres que tienen el propósito de destruir vehículos, las minas antipersona son utilizadas para matar soldados enemigos y están prohibidas por el Tratado de Ottawa de 1997, al que adhirieron más de 130 países.
Una vez más, grandes potencias como Estados Unidos, Rusia y China, no firmaron el tratado que prohíbe estos explosivos, pero sí lo hizo Ucrania. Bajo un informe de Human Rights Watch, se informó que pese a haber firmado el acuerdo, Ucrania habría utilizado estas minas durante el conflicto con Rusia. Ante la acusación, Ucrania prometió a la ONG que examinaría las evidencias que se presentaron para indagar más a fondo en la situación.
Según datos oficiales, alrededor del 30% del suelo Ucraniano podría tener minas activas, pero resultan "imposibles de contar y mapearlas", mientras la guerra siga su curso.
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