Con la guerra en Ucrania y en Medio Oriente como telón, de fondo se acrecientan las tensiones en Taiwán y Corea del Norte.
Por Canal26
Lunes 12 de Febrero de 2024 - 15:25
La guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza configuran actualmente la que podría ser la piedra angular del desarrollo de nuevos conflictos tanto externos, como la tensión que crece entre las Coreas y entre China y Taiwán, además de rebeliones internas como la que ocurre en Sudán. En este marco, el periodista Andrea Rizzi augura en el diario El País que el mundo podría estar a las compuertas de un nuevo nivel de enfrentamientos entre potencias grandes y medianas, como el que no ve hace décadas.
Desde 1945, Europa no vivía un conflicto bélico en el que una potencia invade a un país para someterlo y anexionar su territorio. El enfrentamiento involucra a gran parte del mundo, ya que al menos treinta países dan respaldo a Ucrania con ayuda militar. A su vez, se configura un bloque de apoyo alrededor de Rusia con aliados como Irán, Corea del Norte y Bielorrusia.
Por otra parte, Rizzi remarca que al tambalearse el apoyo de Estados Unidos a Kiev, la posición de Moscú se ve reforzada. En este marco, los países europeos tienen un miedo cada vez más real de que el conflicto les llegue a sus territorios efectivamente. Además, las controversias esgrimidas por Donald Trump respecto de los compromisos de la Casa Blanca con la OTAN patean el tablero del agitado juego global.
“Putin podría atacar un país de la OTAN algún día. Ahora es improbable, pero nuestros expertos creen que hay una ventana temporal de entre cinco y ocho años en la que esto es posible”, expresó recientemente el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, un socialdemócrata, según recoge Rizzi. Además, el ministro de Defensa danés, un liberal, disminuyó el tiempo de posibilidad entre tres a cinco años. “Puede haber guerra en Suecia”, expresó también Carl-Oskar Bohlin, un conservador moderado ministro de Defensa Civil en el país nórdico.
Además, en palabras del secretario de Estado de la Casa Blanca, Antony Blinken, Oriente Medio está en “la situación más peligrosa desde 1973, y puede que desde incluso antes”. Al momento, dice Rizzi en El País, al menos una decena de países están involucrados de forma directa en este conflicto. En respuesta, Estados Unidos bombardeó objetivos de milicias en Yemen, Irak y Siria, lo que pone al borde de una línea de fuego a la potencia norteamericana y a Irán que buscan evitar una escalada regional, pero ya existen grupos armados actuando por su propia cuenta.
Por otra parte, Kim Jong-un se muestra cada vez más fanático de las armas nucleares e incluso Corea del Norte decidió quitar de su Constitución el compromiso para una "reunificación pacífica" con Surcorea. Al sur, en un Taiwán respaldado militarmente por Estados Unidos, podría producirse el punto de contacto más directo entre los países que disputan la hegemonía mundial, llevando a China directamente al conflicto.
Según Rizzi, la nueva situación bélica, por los números nefastos en tanto víctimas fatales, así como en riesgo geopolítico, es la más oscura desde la Guerra Fría, a pesar que en las últimas décadas se desarrollasen conflictos de menor envergadura como el de Irak, Siria o Afganistán.
Además, el artículo de El País recoge datos del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (IIPO). Según estos reportes, 2022 fue el año con más muertos por guerras donde participa al menos un Estados desde los setenta. Se calcula entre los conflictos de Ucrania y Etiopía que hubieron más de 200 mil fallecidos. Con el conflicto en Gaza se espera que este balance incremente la cifra de muertes escandalosamente. Además, el total de refugiados en el mundo llegó a más de 100 millones, el más alto registrado en la historia.
“Hemos entrado en un periodo con mayor conflictividad interestatal. Estamos en una era de competición directa entre países importantes”, comentó al diario El País Meia Nouwens, experta del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. “Esto es preocupante. Y también lo es el nivel de cooperación que vemos, por ejemplo, entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte, que es en cierto sentido nuevo. Y como contexto, es muy inquietante el colapso de la comunicación de la confianza, de los mecanismos que habría asegurado la estabilidad en el pasado”, agregó. En este sentido, los tratados de control de armas colapsan y no hay perspectiva de que se firmen nuevos.
Por otra parte, Sergey Radchenko, historiador especializado en la Guerra Fría y profesor en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, indicó a Rizzi que “el periodo actual tiene diferencias con la Guerra Fría. No hay una confrontación ideológica como entonces. Hay democracias por un lado y regímenes por el otro, pero no es lo mismo. Y hay una interdependencia que entonces no había”, planteó. “Pero sí hay cosas que se parecen: una es la lucha de poder entre potencias. Otra es cómo el espectro nuclear condiciona esa lucha”, agregó.
El intento de Washington y Pekín de mantener relaciones estables puede ser un signo alentador frente a esta situación, así como las señales de no querer entrar en una escalada con Irán y los intentos de Blinken de lograr una tregua en Gaza y una salida pacífica.
Además, las declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra los deudores de la OTAN solo agitan más las aguas.
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Por otra parte, Zelenski, el presidente de Ucrania, señaló en la sesión plenaria de Davos: “Si alguien cree que esto solo va de Ucrania, se equivoca por completo. Las posibles direcciones e incluso un calendario de una nueva agresión de Rusia más allá de Ucrania se torna cada vez más obvia”. Según describe Rizzi, el calendario que le importa a Zelenski es el de las elecciones en Estados Unidos, ya que sabe que si gana Trump la situación cambiaría completamente.
Además, el presidente ruso Vladimir Putin se refirió al carácter del conflicto con Ucrania: “Este no es un conflicto territorial y no es un intento de establecer un equilibrio geopolítico regional. Esta cuestión es más amplia y fundamental y concierne los principios subyacentes del nuevo orden internacional”.
“El conflicto se puede evitar si Europa está preparada para ello. Rusia es hoy un país que, bajo Putin, busca aprovechar la debilidad. La debilidad invita a la agresión, la fortaleza la disuade. Por esto, las alertas buscan concienciar, crear un entendimiento que facilite la preparación, que es la mejor manera de evitar una guerra”, opinó el historiador Radchenko en diálogo con El País.
Sin embargo, un 35% de todo el gasto público de Rusia va dirigido a la guerra. Mientras que las relaciones comerciales con China aumentan, llegando encima de los 200 mil millones de dólares en 2023, el gigante asiático presiona frenando la puesta en marcha de un gasoducto chino-ruso, para que Moscú ceda condiciones más favorables para una salida pacífica con Ucrania. Para Radchenko el objetivo estratégico de Putin es “recuperar para Rusia una plaza de gran potencia” y emplear este movimiento “para legitimar su posición”.
Además, las fuerzas armadas de Europa están ante una difícil situación. Tienen problemas de interoperabilidad y no acostumbran a estar en combate, recoge Rizzi. “Si los estadounidenses renuncian a su liderazgo, lo que bien puede ocurrir si gana Trump, ¿podemos realmente esperar que los europeos empujen hacia adelante como una fuerza unida? No podemos”, analiza Radchenko.
Esta situación se combina con un debilitamiento de Estados Unidos como potencia con una política funcional, la retirada repentina de Afganistán y Ucrania y Oriente Medio ocupando el primer lugar en la agenda.
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Por otra parte, están los esfuerzos de Estados Unidos, Qatar, Arabia Saudí y Egipto en lograr una salida pacífica al conflicto en Gaza. “Este esfuerzo de mediación se topa con graves problemas, sobre todo porque Netanyahu tiene un interés en que los combates sigan. En Israel está muy extendida la sensación de que en cuanto terminen las hostilidades, también lo hará el mandato de Netanyahu”, dijo Hugh Lovatt, experto en Oriente Medio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. El primer ministro israelí se encuentra procesado por casos de corrupción y deslegitimado por llevar adelante una reforma judicial antidemocrática.
“Y el problema consiguiente es que el conflicto en Gaza empuja la escalada regional. Si bien los problemas en la región tienen sus propias causas y dinámicas, la crisis de Gaza los exacerba”, continúa Lovatt en El País. “Ni Israel, ni Irán, ni Hezbolláh quieren una guerra regional, y sus acciones han sido medidas para evitarlo. Pero si la crisis en Gaza sigue, los riesgos aumentan, por varios motivos. Porque Irán y sus socios sienten la presión de hacer ver que hacen algo. Porque Teherán no tiene un control absoluto sobre sus socios y algunos pueden actuar por interés propio. Por último, porque crece el riesgo de escalada no intencionada. Es probable que el ataque a la base jordana que mató a soldados estadounidenses no contemplaba tener ese resultado”, agrega Lovatt.
“A mi juicio, ya estamos en una guerra regional, pero es una guerra en gran medida contenida y de baja intensidad, con ataques medidos. Pero mientras la guerra en Gaza siga, el riesgo de escalada plena y descontrolada crecerá incluso si son pocos los que tienen un interés en ello”, concluye el experto.
Por otra parte, la quita de compromisos constitucionales de Corea del Norte para dar una salida pacífica al conflicto con el sur pone a la región en la situación más peligrosa desde los años cincuenta, según el veterano diplomático de EE.UU. Robert Carlin y el científico nuclear Siegfried Hecker.
“Creo que las declaraciones de Kim Jong-un son especialmente inquietantes. Asistimos a la concienciación de que el líder norcoreano podría en algún momento tomar decisiones muy arriesgadas”, dice Meia Nouwens, del IISS, especialista en el análisis de China y el este asiático. “Creo que este año él desarrollará nuevas capacidades de defensa. ¿Es esto una preparación para un ataque militar? ¿O un posicionamiento estratégico para tener más palanca de cara a 2025 y un posible regreso de Trump? Yo creo que es más probable lo segundo”, comunicó la experta.
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Por otra parte, en Taiwán, Nouwens, analiza que la mayoría parlamentaria del Kuomintang evitó el peor escenario. “Lo que esto significa, creo, en términos militares, es que no habrá grandes cambios en los próximos cuatro años. Seguiremos viendo el foco de Pekín en la zona gris, incursiones marítimas y aéreas, y desinformación”, puntualizó.
En este sentido, se refirió a las relaciones entre China y Estados Unidos. “Desde [el encuentro entre Biden y Xi en] San Francisco, vemos un desarrollo positivo, en el sentido de que los dos países intentan dialogar, establecer canales, incluso entre Fuerzas Armadas. Pero, es un acercamiento muy limitado. Hay una desconfianza brutal entre los dos países. Ambos reconocen que no tienen interés en un conflicto. Pero es una estabilidad muy frágil que acontecimientos inesperados pueden hacer descarrilar”, planteó Nouwens.
Ante la desaceleración económica china, muchos temen que el gigante asiático pronuncie su postura nacionalista. “Este argumento no me convence. Creo que Xi ha sido claro ante su población en que hay por delante un periodo en el que toca aguantar. No creo que usen el instrumento del conflicto para distraer. Pekín no ha actuado así en el pasado y además diría que, ahora mismo, las Fuerzas Armadas de China no están en un estado muy estable, por lo menos en lo que concierne a las alegaciones de corrupción dentro de la fuerza misilística y los consiguientes cambios en los altos mandos y la desaparición de líderes como el exministro de Defensa”, destaca Nouwens.
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