La OTAN se metió activamente en el conflicto con el envío de armas a Kiev, y Rusia anticipó que esto puede cambiar el rumbo de la guerra.
El discurso del presidente de Estados Unidos en el aniversario del desembarco aliado en Normandía subraya el compromiso de la OTAN con Ucrania, marcando un cambio estratégico significativo al permitir el uso de armas en territorio ruso. Una escalada en la guerra que podría tener consecuencias impredecibles, aumentando las tensiones entre Rusia y Occidente y llevando al mundo a la posibilidad cada vez más cercana del uso de armas nucleares en un conflicto bélico.
¿Es la historia un espejo en el que podemos mirarnos? Si la respuesta es afirmativa, ¿qué tanto puede distorsionar la visión que tenemos del presente?
Aún quedan en el aire de Normandía las celebraciones por los 80 años del desembarco aliado que permitió abrir esa cabecera de playa para comenzar la derrota del nazismo. No fue una celebración más, o al menos eso buscaron sus organizadores. Por un lado, porque toda fecha denominada "redonda" genera otra mística, y al mismo tiempo, porque la guerra que se vive en Europa en estos momentos es de una gravedad mucho mayor que hace tan solo un año.
En su discurso, el presidente de los Estados Unidos construyó un puente directo entre el pasado y el presente, y dejó en claro que no abandonará a Ucrania, ya que esto significaría darle a Putin luz verde para seguir avanzando con su guerra hacia otras naciones europeas. Lo que por estas horas parece un mantra —el mensaje de la OTAN sobre sus temores de la extensión del conflicto más allá de las fronteras de Ucrania— tomó en estos días un giro impensado. De hecho, durante todo el tiempo que ha transcurrido desde el comienzo de la guerra hasta ahora, se buscó frenar lo que finalmente algunas naciones de la OTAN ahora permiten: que las armas entregadas a los militares ucranianos puedan ser utilizadas para atacar a Rusia en su propio territorio.
Este hecho muestra, una vez más, que no es solo una guerra de declaraciones la que se vive en Europa y -por ahora- en territorio ucraniano, sino que las palabras se transforman en hechos y en actos cada vez más impredecibles en una guerra que rápidamente va tomando mayor impulso y profundidad.
Moscú afirmó que, incluso antes de esta luz verde ahora hecha pública, los ucranianos estaban atacando su territorio con armas enviadas por los países de la OTAN. Los aliados de Kiev afirman que este cambio militar no es un ataque, sino la defensa que Ucrania debe hacer para frenar la ofensiva rusa. Claro que todo depende del lado en que se mire esta guerra, y Putin, en una impensada conferencia de prensa, expresó varios puntos de su visión y lo que puede comenzar a suceder como respuesta a este cambio radical en la guerra en Ucrania.
Ante los periodistas de distintas agencias de medios internacionales, el presidente ruso afirmó que, al igual que lo está haciendo Occidente, ellos ahora podrían darle armas a otras naciones para que ataquen a los países que los están atacando. Además, dejó en claro que su doctrina de defensa le permite la utilización de armas nucleares.
Para que quedara claro el poder de daño que podrían causar, sostuvo que las bombas lanzadas por Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial fueron de 20 kilotones y las rusas son de 70.
A las palabras no se las lleva el viento, y menos en medio de una guerra. El propio presidente estadounidense reconoció que le preocupa la situación y que en los 40 años que conoce a Putin, siempre le ha preocupado su accionar. En una entrevista con una cadena de noticias de su país, Biden aclaró que, con las armas estadounidenses, los ucranianos no van a atacar el Kremlin o Moscú, sino las baterías de misiles rusas del otro lado de la frontera de Ucrania. Si bien buscó minimizar los efectos de esta decisión, la nueva doctrina de ataque ucraniana implica una escalada de impredecibles consecuencias.
Hasta ahora los actos cada vez más directos de la OTAN en la guerra no llevaron a Rusia a modificar sus planes en el terreno. Quizás porque hasta ahora esto no ha modificado el resultado del conflicto, pero ¿qué podría suceder si, por el accionar de países como Francia, Alemania y los Estados Unidos, Putin percibe que su victoria finalmente está en peligro?
La historia, aseguran los historiadores, no se repite, ya que las circunstancias son diferentes. Sin embargo, podríamos decir que ciertos parámetros hacen que, al mirarnos en ese espejo, las imágenes y análisis que nos devuelve pueden darnos respuestas que no son adecuadas para resolver los desafíos presentes.
¿Qué cálculos se están tomando para decisiones cada vez más peligrosas en esta guerra? Estoy seguro de que lo que vemos en este conflicto es solo la punta de un iceberg. La decisión de utilizar las armas que la OTAN le otorga a Ucrania para atacar suelo ruso es un cambio radical en la guerra. No estoy haciendo una valoración de si está bien o mal, sino de lo que esta nueva estrategia puede generar. Hace solo unos meses, pensar en esta posibilidad era un tabú.
En los próximos días, un submarino nuclear y varios barcos de guerra rusos llegarán a Cuba, supuestamente sin armamento atómico. Otra foto de los momentos más dramáticos de un pasado que se hace presente. Putin afirmó que es una locura pensar que Rusia atacará a la OTAN. Inmediatamente me vienen a la cabeza las declaraciones de Moscú previas a la guerra, cuando el Kremlin negaba las hipótesis que hablaban de su posible invasión de Ucrania. También recuerdo el discurso de Putin hace unos años, cuando el presidente ruso advertía de la entrada de Occidente en Ucrania en tiempos en los que todavía gobernaba en Kiev un aliado suyo.
El presidente ruso ve los cambios de poder en Ucrania como un golpe de estado de Occidente, y a partir de ahí todo lo que sucedió después. Este ex hombre de los servicios de inteligencia ya había advertido que iba a reaccionar por la "intromisión" de la OTAN en Ucrania, y así sucedió.
Ante los periodistas, Putin ya dejó en claro que no entendía por qué Occidente siempre pensaba que él no era capaz de utilizar todos los medios ante la posibilidad de que la seguridad nacional de su país estuviera en riesgo. Ahora, todo está en manos de Rusia y depende de su visión de la realidad, o de la imagen que le devuelva el espejo de la guerra.
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