Conflicto en Israel: la escalada de violencia en Medio Oriente, un paso atrás para las intenciones de China

Terroristas de Hamas se infiltran en Israel. Foto: Reuters.

El reciente ataque terrorista llevado a cabo por el grupo Hamas contra el Estado de Israel dejó expuesto un grado de crueldad y salvajismo que conmovió sin distinción de nacionalidades, ideologías ni posturas políticas en relación a un conflicto que lleva más de siete décadas.

Sin embargo, no pueden dejar de analizarse los hechos bajo un prisma geopolítico que se atenga a la realidad de la región y a los intereses de los actores globales. En tal sentido, hay que recordar un antecedente inmediato de máxima trascendencia. En marzo de 2023, se anunció un acuerdo histórico entre Arabia Saudita e Irán, rivales geopolíticos tradicionales en Medio Oriente, con la activa intermediación de China.

La ciudad de Gaza sufrió un nuevo ataque de Israel. Foto: EFE.

De ese modo, el gigante oriental desempeña un rol protagónico en una región clave para sus intereses, decisiva en el escenario global, y que había estado hasta ese entonces fuera de su área de influencia. Se trata de una jugada muy relevante para su estrategia de crecimiento y expansión, que desafía la tradicional influencia de los EE.UU. en Medio Oriente.

La región le permite a China asegurarse el suministro de recursos energéticos, que es uno de los principales déficits de esta potencia en ascenso. También porque esa influencia favorece su acercamiento a Europa a través de proyectos en común con los países árabes y con Israel, en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Lo cierto es que la audaz estrategia tiene una condición necesaria para prosperar: la paz.

Como en todo emprendimiento basado en la actividad comercial, se requiere un clima de estabilidad política que asegure la prosperidad de los negocios y la protección de las inversiones. Por eso, las primeras acciones de China en la región tienden a garantizar las alianzas que lleven la paz y el equilibrio a Medio Oriente.

Acuerdo entre Irán y Arabia Saudí. Foto: EFE.

Fue como consecuencia de ello que también Israel empezó tratativas de paz con Arabia Saudita. Si bien estas negociaciones se hacen con intervención de los EEUU y no de China, no dejan de estar encaminadas a pacificar la región.

Es que también ese era el objetivo declarado por Donald Trump en los denominados Acuerdos de Abraham, que, excluyendo a Irán, tenían como propósito unir a los países árabes con Israel en proyectos de explotación conjunta de recursos energéticos. En caso de que los proyectos avancen de manera positiva, la región podría presentar un grado de estabilidad inédito, no sólo entre los países árabes con Irán, sino también con Israel, que siempre fue un factor de conflicto en la región.

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La reciente escalada de violencia, un paso atrás para las negociaciones

Los graves sucesos ocurridos este fin de semana en Israel producen un desequilibrio que torna improbable cualquier pronóstico de paz. Es que por su naturaleza no se trató de una invasión o ataque militar que amenace su integridad territorial, como ocurrió en la Guerra de Yom Kippur hace 50 años. Ahora aparecen hechos criminales destinados a causar horror y humillación a Israel y que parecen buscar más la provocación que una derrota militar.

Hay algo en lo que se puede encontrar alguna analogía con la citada Guerra de Yom Kippur, además de la evidente significación de la fecha del ataque que coincidió con el 50 aniversario.

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Se trata de la inexplicable sorpresa y falta de previsión de las fuerzas de defensa de Israel y de sus servicios de inteligencia, considerados uno de los más eficientes del mundo. Y esto se relaciona con la magnitud y la sofisticación del ataque que no guarda proporción con los atentados terroristas que habitualmente ejecutan contra el estado judío. Hubo una logística y un entrenamiento previo por lo menos inusual que torna todavía más injustificada la falta de prevención y reacción.

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¿Confiaban en recibir un aviso de alguna potencia?

En un mundo dominado por la tecnología en las comunicaciones y en la inteligencia preventiva ¿ninguna potencia de las que operan en la región tuvo una alerta de la preparación de una operación de esta envergadura?

Ataques en la región de Gaza. Foto: EFE.

Frente a esta grave provocación, Israel debe decidir si continua con la venganza a gran escala, proporcional a la injuria sufrida, que es lo que parecen perseguir los que planificaron el ataque, o si por el contrario reacciona limitadamente. La suerte de los proyectos de paz en Medio Oriente se juega en la escalada o no del conflicto. Por las dudas, Estados Unidos ya apostó su flota en la región.