Mercados navideños de artesanías y productos típicos, decoración de galletas, encuentros con Papá Noel y desfiles de carrozas iluminadas. Encontramos todo eso en esta ciudad del centro del país del Norte.
Estamos inmersos en películas navideñas, no sólo en el cable, donde tanto Studio Universal (canal 413 y 1045 de Telecentro) como Lifetime (426 y 1082) programaron ciclos de 24 horas hasta enero, sino que en las plataformas de streaming también aparecieron largometrajes viejos y nuevos, para disfrutar con la ilusión de que un mundo amable y con final feliz es posible. Pero, ¿la Navidad en Estados Unidos es como se ve en la ficción?
Para obtener la respuesta a esta pregunta nada mejor que viajar hasta la ciudad de Denver, ubicada en el centro del país, en la que cae nieve y donde las tradiciones son compartidas de una manera moderna.
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Los habitantes de esta ciudad son muy amables y comunicativos. Además tienen una notoria cantidad de hispanos viviendo allí, tanto que en muchos sitios los carteles y las publicidades están en inglés y en castellano. El fin de semana del sábado 7 y el domingo 8 de diciembre fue muy especial en Denver y permitió comprobar cuánto de verdad hay en las tradiciones que venden las películas navideñas.
Desafiando al frío de un anochecer tempranero (a eso de las 17.30 cae el sol) en la Avenida 17 de la ciudad el sábado 7 comenzaron a instalarse con sillas y mantas sobre el cordón de la vereda muchos grupos y familias ataviados con sobreros de Papá Noel y guirnaldas de luces en el cuello. Estaban esperando el comienzo del desfile gratuito 9News Parade of Lights.
El desfile arrancó a las 18.30 ante una impresionante cantidad de espectadores de todas las edades que se instalaron en los laterales de esta avenida y de la 15, ya que el recorrido fue muy amplio para darles a todos la oportunidad de ver las carrozas iluminadas y auspiciadas por marcas locales e internacionales.
Hubo casitas y calesitas llenas de luces así como globos gigantes con forma de avión, de regalo, de tigre y la clásica galletita de jengibre con forma de muñeco. La gente aplaudía y aceptaba los regalos que entregaban los voluntarios que acompañaron cada propuesta. Tampoco faltaron El Grinch ni Papá Noel durante las más de dos horas que duró la atracción. Tampoco los vendedores callejeros de varitas mágicas que se iluminan y otro tipo de accesorios para el momento.
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Santa Claus parecía ser una figurita difícil de encontrar hasta que recalamos, el domingo 8 por la mañana, en el hotel Hilton Denver City Center. Allí habían preparado un opíparo un brunch desde las 10 para recibir a grandes y chicos junto al fuego del hogar con la propuesta de charlar y sacarse una foto con Santa, así como decorar galletas y hacer otras actividades recreativas.
Entre las opciones para elegir se destacaban el chocolate caliente con todo tipo de ingredientes (como se ve bien en las películas de esta temática): malvaviscos, estrellas de azúcar y de chocolate, lajas de chocolate y crema batida bien espesa. El sabor, delicioso. Además ofrecieron muchos bocados dulces, adornados de manera alusiva a la Navidad y también delicias saladas entre las que se destacaron omelettes preparadas en el momento con los ingredientes a elección del comensal.
Con la panza llena, era el momento de pedirle los regalos a Santa, ubicado en una habitación bien refrigerada, donde recibía a los chicos y a sus padres para conversar y compartir un momento más que agradable. Sin apuro, estuvo durante toda la mañana desarrollando esa actividad. En la habitación de al lado había mesas largas en las que los niños (y también los adultos) decoraron galletitas con formas especiales, como tantas veces vimos en el cine. Además, un encantador duende le contaba cuentos a una audiencia menuda con mucha gracia.
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Pero siendo los Estados Unidos un país en el que las compras marcan la agenda diaria, faltaba encontrar uno de esos mercados navideños que tanto se promocionan en las películas. Y sí, estaba en el corazón de Denver, en el Civic Center Park ubicado frente a la sede de las autoridades locales. Enorme, lleno de puestos para comer, tomar y comprar, culminaba en un espacio con mesas y sillas de acceso libre frente a un escenario en el que hubo bailes de todo tipo.
Entre los puestos de venta se ofrecían hermosos adornos para el arbolito y las casas, medias con los dibujos más simpáticos, llaveros, guantes, gorros y abrigos de todo tipo. Por el lado de los alimentos: comida alemana, austríaca, caramelos escoceses, bocados de todo tipo, salsas picantes, sopas calientes, chocolate ídem y una gran variedad de tragos alcohólicos preparados en el momento y servidos en vasos de cerámica con forma de muñeco de nieve. Los precios, variados pero siempre razonables.
Y la actividad culminaba en una carpa cerrada para almorzar tranquilos, con un mini restaurante en una parte y mucha gente esperando más shows allí, al resguardo del frío.
En conclusión: si bien no es todo exactamente como se ve en las películas navideñas, hay bastante de realidad en lo que muestran. Misión cumplida.
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