El dirigente peronista fue ministro de María Eugenia Vidal, y busca reflotar la "tercera vía". Critica duramente a los más extremos de Juntos por el Cambio y rechaza que la provincia de Buenos Aires sea gobernada por porteños. uno de los fundadores del Frente Renovador, junto con Sergio Massa y ahora integra Peronismo Republicano.
Por Canal26
Jueves 22 de Abril de 2021 - 10:44
Joaquín de la Torre. Foto: NA.
El dirigente peronista Joaquín de la Torre ha sido previamente intendente de San Miguel desde 2007 hasta 2016, un momento en que se integró al gabinete provincial de María Eugenia Vidal. Había sido uno de los fundadores del Frente Renovador, junto con Sergio Massa. No pierde esa vocación por la "ancha avenida del medio", y hasta asegura que es una expresión que él inventó.
Hoy en día, comparte espacio político junto con Miguel Pichetto en Peronismo Republicano. En Bella Vista, donde tiene su base de operaciones. Joaquín de la Torre habló en exclusiva con El Cronista y así lo reflejó el periodista Francisco Llorens en su artículo para ese medio.
¿Cómo observa al gobierno?
Una cosa es el año pasado y otra cosa es este momento. El Gobierno tiene dificultades para manejar el hoy en función de que muchas de sus predicciones y promesas no se cumplieron. Para el manejo actual de la pandemia, tiene un problema tiene un problema de credibilidad muy grande. Después de 13 meses de pandemia, el Gobierno no tomó la decisión más importante: si la situación sanitaria es tan grave, tiene la obligación de llamar a los partidos de la oposición y armar una mesa para trabajar el tema de forma conjunta. Desde el Gobierno convocaron a opositores a la Casa Rosada hace algunas semanas y después hubo versiones contrapuestas sobre los temas hablados. ¿Se puede confiar? Siempre es un riesgo. Pero todo riesgo es poco para la situación que está pasando la gente. Hoy la gente tiene miedo a perder el trabajo, a la enfermedad y a la inseguridad. Es un combo preocupante. Frente a eso, cualquier riesgo que corre un político no es importante.
¿Qué evaluación hace del gobierno de Axel Kicillof en la provincia?
No creo que sea justo hablar de su gestión, porque la pandemia la ha cruzado. Sí es justo hablar de su mirada e intenciones. Soy muy crítico en eso: quiere centralizar la toma de decisiones, ningunear a los intendentes y a las diversidades que tiene esta provincia. Más allá de la coyuntura, la provincia tiene problemas estructurales serios. ¿Cómo se atacan desde el gobierno provincial, con realidades tan distintas y tantos contrastes? El primer dato central es conocer la provincia de Buenos Aires. En sus diversidades y desde sus realidades bien distintas. Creo que se puede gobernar muy bien y que gran parte del problema es que la han gobernado personas que no la conocen desde hace demasiado tiempo, y que la aprenden a conocer mientras la gobiernan. Todos los problemas estructurales que tiene la provincia tienen solución y no muy compleja. Hace unas semanas, el Congreso aprobó con apoyo de casi todas las fuerzas políticas el alivio en Ganancias, un impuesto que tiene un sentido progresivo. ¿No resulta una contradicción en este momento de pandemia y crisis económica? La política sigue pensando en los títulos de los diarios y no en solucionar los problemas de fondo. Argentina necesita eliminar ingresos brutos, no ganancias. Es mucho más distorsivo y menos equitativo el pago de ingresos brutos que el de ganancias. Pero como no aparece en el sueldo, la gente no se da cuenta.
¿Cómo hubiera votado?
Como votó Esteban Bullrich (N de R: se abstuvo). Igualmente, no se puede más modificar ingresos si no se modifica gastos y no se puede modificar gastos si no se modifica ingresos. Argentina necesita no tener déficit fiscal por 20, 25 años. Y que el déficit sea una excepción. En ese tema el gobierno de Cambiemos hizo mucho hincapié. Pareciera que el actual lo tomó, el ministro de Economía apunta en esa línea. ¿Puede ser que haya cierto consenso, que no sea algo de derecha o de izquierda? Eso es central. En el mundo, los gobiernos de centroizquierda son los que tienen una mirada especial sobre los subsidios, la salud, educación. Y los de derecha, aquellos que tienen subsidios a las empresas, fomento a la producción. Sin embargo, los dos espacios tienen una cosa que no discuten: no se puede gastar más de lo que ingresa. En el mundo está consensuado que uno puede vivir con lo que gana, con lo que genera.
María Eugenia Vidal publicó su libro, en el que realiza varias autocríticas. ¿Cuál es su visión sobre el gobierno que tuvieron?
Cuando terminó el gobierno de María Eugenia, la provincia estaba bastante mejor que la que recibió. Eso habla bien de su gobierno. Después habrá miradas: si estaba mucho mejor, poco mejor o si las expectativas eran mayores.
Usted dialoga con peronistas que no están en el Frente de Todos, como Florencio Randazzo, Graciela Camaño y Juan Manuel Urtubey. ¿Hasta dónde llegan los puntos de contacto? ¿Pueden confluir en un armado conjunto?
Tenemos relaciones personales y de miradas comunes desde hace mucho tiempo. Nos tenemos confianza y entendemos que el camino alguna vez nos tiene que llevar a lugares comunes. Son conversaciones basadas en posiciones responsables.
¿Incluyen estrategias electorales esas conversaciones?
Hay que mirar el mediano y largo plazo. Una vez que tengamos un acuerdo, que puede ser ahora o dentro de dos años, hay que venir hacia adelante y hablar sobre tácticas electorales.
¿Cómo es tu vínculo con los peronistas que están adentro de Juntos por el Cambio, como Cristian Ritondo, Diego Santilli y Emilio Monzó?
Con algunos tengo una relación más asidua, con otros menos. Pero con nadie tengo mala relación. A Emilio lo veo cada tanto, a Santilli menos. Tiene clara mi oposición a que vengan los porteños a la provincia. Y con Cristian compartimos gabinete, hoy nos vemos menos. Pero no tenemos mala relación.
Monzó avisó que quiere competir por adentro de Juntos por el Cambio. ¿Usted?
Él tomó una decisión, vamos a ver qué pasa al final del camino. Yo hoy tengo una construcción de un espacio con identidad propia, más preocupado en eso que en el final del camino. Después veremos qué pasa y cómo se conforma el frente opositor. Ese espacio es liderado por Miguel Pichetto, que participa de las reuniones de Juntos por el Cambio todas las semanas y no puso en duda su pertenencia. Todas las semanas no, cada tanto. Hoy estamos más preocupados en la construcción del espacio. Nadie sabe cómo se va a conformar el frente opositor. Quiénes van a estar adentro y quiénes afuera. No ayudó mucho el editorial de algún diputado nacional.
¿De quién?
Fernando Iglesias. Es parte de Juntos por el Cambio.
¿Le cuesta compartir espacio?
A mí no me cuesta compartir espacio con nadie porque hago política pensando en la gente, no en los políticos. Después puedo tener diferencias más o menos profundas. Yo trabajo todos los días de mi vida para ganarle al kirchnerismo. Sin calificar a las personas que son parte del Gobierno ni calificando como extremas las situaciones en las que vivimos. Sin embargo, aquellos que califican la situación actual como de extrema gravedad, casi apocalíptica, cuando llega el momento de conformar fuerzas políticas para ganarles, discriminan más de lo que juntan.
Varias de las últimas elecciones muestran que hay dos grandes coaliciones que dejaron poco espacio para terceras alternativas. ¿Lo ve así, puede cambiar?
Dar por permanente lo que ha ocurrido con asiduidad es un error. Entre las PASO y la general de 2015 tuve una charla con dirigentes importantes. Ahí hablábamos de que nunca la boleta del medio tiró para arriba la de las puntas, eso era así. Hasta esa elección. María Eugenia tiró para arriba a Mauricio y a los intendentes. Uno tiene que estudiar qué ha pasado en el pasado cercano para ver qué hay más posibilidades que pase. Pero no es un absoluto.
Dijo que quiere ser candidato a gobernador en 2023, ¿le gustaría ser candidato a diputado este año?
No lo veo como una urgencia ni como una necesidad extrema. Uno tiene que ser candidato en el momento en que se siente cómodo y que cree que ayuda a lo que es parte. Veremos cuando llegue el momento.
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