Se ordenó extraer muestras de ADN del cura, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores en 2009, y se dispuso inscribirlo en el Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a delitos contra la integridad sexual.
Por Canal26
Jueves 21 de Febrero de 2019 - 10:30
La justicia ordenó extraer muestras de ADN del cura Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores en 2009, y dispuso inscribirlo en el Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a delitos contra la integridad sexual, creado por la ley Nacional 26.879.
La medida conocida fue ordenada el 13 de febrero por el Tribunal Criminal 1 de Morón y fue firmada por los magistrados Claudio José Chaminade y Mariana Maldonado, según informaron fuentes judiciales.
“La resolución expresa que los parámetros de Grassi, al tener sentencia y condena firme como delincuente sexual se corresponde con lo que dispone la ley que crea el registro nacional de violadores y ordenó extraer muestras biológicas para inscribirlo ahí“, informó el abogado querellante, Juan Pablo Gallego, en una causa que comenzó el 23 de octubre de 2002 y finalizó a fin de 2009 con la condena contra Grassi por abuso sexual agravado y corrupción de menores de la Fundación Felices los Niños.
El acusado estuvo detenido bajo prisión domiciliaria el 7 de marzo de 2012 y recuperó su libertad el 31 de mayo de ese año hasta que finalmente la justicia ordenó su detención definitiva el 23 de septiembre de 2013 hasta hoy en el servicio penitenciario provincial, de la unidad de Campana.
La sentencia a su condena estuvo firme recién el 21 de marzo de 2017.
1
Una mujer le propinó una golpiza a otra en un campo de golf: "Vayan al Conurbano a tomar mate"
2
Robos en autopistas: alerta por dos golpes millonarios a dos automovilistas en un mismo día
3
Violento ataque de un hombre a su pareja: la apuñaló más de 30 veces e intentó suicidarse
4
El drama de Verónica Franco: un hombre con denuncias y antecedentes mató a su sobrino
5
A 22 años del asesinato de José Luis Cabezas: una herida que no cierra