En los últimos diez años, la República Argentina demostró su incapacidad para resolver los problemas estructurales y el drama de la inflación sigue latente. Pasan los gobiernos y los problemas quedan. En este informe, repasamos cuánto llevamos de inflación acumulada y cómo impacta en el bolsillo de los argentinos.
Compras en pandemia, Argentina. Foto: NA.
A comienzos de 2011, bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el dólar oficial cotizaba $4,07 para la compra y 4,10 para la venta. El salario mínimo, vital y móvil era de $2.300 y la inflación del año anterior se ubicaba en el 10,9%, según el INDEC en tiempos de intervención (entre 23% y 27% según consultoras privadas).
Comparado con el actual escenario pandémico de este 2021, la imagen de 2011 no parecía tan grave. Sin embargo, lo era. La Argentina tenía la tasa de inflación más alta de la región, sólo detrás de Venezuela, algo que no cambió una década más tarde. La emisión monetaria se aceleraba y le echaba mayor velocidad al aumento de la inflación.
En 2011, comprar un sachet de leche entera de primera marca rondaba los $4. Hoy, cuesta unos $78 en promedio en los supermercados del área metropolitana. El dulce de leche de una marca líder costaba $22,20 según el IPC-INDEC, y hoy ya vale unos $357,50. El kilo de arroz costaba alrededor de $9 en 2011 y hoy cotiza en torno a los $134. El pan lo podíamos comprar a $8 el kilo según una estimación de la Federación Argentina de la Industrial del Pan y Afines (FAIPA) y hoy ya cuesta en torno a los $170. Y así podríamos continuar in eternum con la comparación.
Para pasar en limpio, hace una década el salario mínimo, vital y móvil alcanzaba para comprar 575 sachets de leche. Hoy en día alcanza para comprar solo 373 sachets. Lo mismo ocurre con otros productos de la canasta básica. Definitivamente, en diez años los argentinos han perdido poder adquisitivo.
Pasó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, luego llegó el de Mauricio Macri que no resolvió los problemas estructurales y, desde 2019, gobierna el país Alberto Fernández. Como se observará, el problema no son los nombres propios sino la inflación y la falta de medidas de fondo que resuelvan los problemas estructurales de la macro y microeconomía para estabilizar la situación y volver a colocar al país en la senda del crecimiento económico y del desarrollo.
En la ultima década, el país acumuló una inflación de 329,28% (IPC-INDEC) y el salario mínimo, vital y móvil se incrementó un 267,19%, (pasó de $2300 a $29.160) según el Ministerio de Producción y Trabajo. Así las cosas, ¿cómo encontrará la próxima década al país?