Ucranianos en el extranjero: perdidos y asustados, pero desesperados por ayudar

Ya hay 2,5 millones de refugiados y 2 millones de desplazados internos en Ucrania.

Por Canal26

Viernes 11 de Marzo de 2022 - 18:15

Refugiados ucranianos
Refugiados ucranianos.

El día antes de que Rusia invadiera Ucrania, una amiga mía vino a cenar. Es ucraniana, como yo. Nos quedamos hasta la madrugada del jueves discutiendo sobre la escalada en la frontera, los posibles escenarios o la mejor manera de convencer a nuestras familias para que vinieran con nosotras, o si éramos nosotras las que debíamos hacer un esfuerzo para volver a casa.

 

Conseguimos dormir un par de horas antes de que llegara la hora de levantarnos a trabajar. Cuando nos vimos en la cocina para tomar el café ambas ya sabíamos que la guerra había comenzado, pero no dijimos nada. Antes de que pusiera la cafetera, mi amiga ya tenía una lista de artículos de ayuda para enviar al Ejército y a los civiles y estaba buscando los más necesarios y urgentes.

 

Si hay algo de lo que me siento agradecida es de haber afrontado la noticia más difícil de mi vida con alguien que podía entender lo que se siente, y que estaba más por la acción que por las palabras. Y lo más importante, por supuesto, es que mi familia en Kiev, donde nací, sigue intacta. No conseguí convencerles de que se pusieran a salvo cuando aún era posible. No lo intenté lo suficiente, y tengo que vivir con ello.

 

Creo que la mayoría de los ucranianos que viven en el extranjero sienten lo mismo. Aquí en Occidente, las noticias sobre mi país natal fueron realmente aterradoras durante algunos meses. Pero ahora mi país, mi ciudad, se están directamente viniendo abajo, con todas esas vidas perdidas... Creo que todavía no soy consciente. Una cosa parece clara: no queda nada de nuestra vida normal, todo ha sido arruinado por la invasión rusa.

 

La culpa, la vergüenza y la desesperación de no estar en casa ahora mismo me abruman. Como periodista, durante los últimos siete años, he viajado mucho al este de Ucrania para dar a conocer en Occidente el prolongado conflicto que se vive allí. Y ahora, cuando está pasando todo esto, no estoy allí.

 

Sin embargo, el fracaso de la evacuación de mi familia y amigos a un lugar seguro hizo que todo lo demás careciera de importancia. ¿Por qué estoy en Francia entonces? Los ucranianos que estamos en el extranjero estamos viviendo minuto a minuto. Y la acción es la única manera de hacer que cada uno de esos minutos pase un poco más rápido. Por eso me sorprende muy poco que mis compatriotas en el extranjero vuelvan voluntariamente a casa por miles para unirse a la lucha. Casi todas las personas que conozco fuera del país se han convertido estos días en voluntarios: coordinando, recogiendo, transportando, informando, dando el apoyo psicológico profesional.

 

La iglesia ucraniana de Lyon está abarrotada por las tardes esta semana, y allí me encuentro con algunas personas que conozco: Ucranianos, franceses, rusos. Los camiones van hasta los topes de ayuda para Ucrania, y los conductores locales se detienen frente a la iglesia para donar dinero para la causa.

 

El miércoles por la noche se cargó un camión entero, pero aún había suficiente ayuda empaquetada para llenar otros tres. El jueves por la noche se habían enviado cinco camiones a Ucrania sólo desde la región de Lyon. Además de los camiones hay pequeñas furgonetas que circulan constantemente. Todo lo coordina una joven madre trabajadora desde su teléfono. Es una mujer amante de la montaña, que suele montar en bicicleta y pasar tiempo con su hija pequeña.

 

Ahora, rodeada de ucranianos proactivos, encuentra de alguna manera camiones de carga pesada que aceptan ir a Ucrania gratis, gente que recoge la ayuda de todas partes y que la clasifica. En todas partes hay líderes silenciosos y gracias a ellos las cosas avanzan.

 

El otro lugar en el que me siento bien es la plaza central de Lyon. Allí se celebran los domingos manifestaciones multitudinarias de condena a la invasión de Ucrania. El apoyo del pueblo francés y de la comunidad internacional es muy importante para nosotros en este momento. La indiferencia, por el contrario, duele. Mis amigos del este de Ucrania me piden que les de buenas noticias desde aquí, y no sé qué decirles. ¿Es esto suficiente? No lo sé.

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