Ni la fuerza policial ni el ejército logran controlar la situación de inseguridad y muerte en Río de Janeiro. Se vive en medio de la violencia cotidiana y las autoridades no encuentran salida.
Por Canal26
Miércoles 3 de Octubre de 2018 - 19:07
(Foto: NA)
Brasil vive día a día horas de tensión y eso se hace más patente en la multitudinaria ciudad de Río de Janeiro.
Los números son por demás elocuentes: se registraron 700 incidentes violentos durante el mes de agosto, lo que equivale a un 80% más que en el año anterior. En ese complicado contexto de violencia sin igual, los cariocas tratan de evitar zonas de alto riesgo como las carreteras "Linha vermelha" y "Linha amarela", aunque no siempre lo puedan lograr. Y hay más: la gente más adinerada ya se moviliza con autos blindados.
El barrio de clase media de Tijuca no es la excepción. Muchos, los que pueden hacerlo, no dudan que la situación amerita mudarse sin dudar. Los negocios de la zona también sienten el duro golpe que les da la violencia callejera y eso se nota en la falta de clientes que se sienten inseguros y dejan de ir. En el distrito bohemio de Lapa, bares y clubes de samba también acusan las consecuencias de la desmadrada
situación: ya no tienen clientes para sobrevivir.
En medio de ese creciente clima de violencia, los que más sufren son quienes viven en los barrios más marginales, de menos recursos o incluso en las favelas. Allí miles y miles de personas la pasan realmente muy mal. Uno de los más claros ejemplos de esto es lo que sucede en Vila Cruzeiro, donde hasta el color de piel puede ser motivo para desatar la violencia fuera de control.
A finales de 2010, las fuerzas de seguridad expulsaron a las bandas de narcotraficantes que se hacían dueñas de casi toda Río de Janeiroy, a mediados de 2012, estacionaron aquí la unidad de pacificación UPP. Sin embargo, las cosas sólo iban a empeorar y la policía hace mucho que se ha retirado.
La conclusión es que ni las fuerzas policiales, ni tampoco el ejército brasileño logran hacer pie y controlar el estado de cosas.
(Foto: Reuters)
"Los militares sencillamente entraron a las casas, las pusieron patas arriba, arrestaron a residentes inocentes. Los residentes desean volver a los viejos tiempos; quieren que los militares se vayan, porque no se sienten seguros con ellos", relató de manera dramática Claudia, una vecina de la ciudad carioca.
A todo, hay que sumarle que a los narcotraficantes se les conoce desde pequeños, y se convive con ellos como si fuera lo más normal.
También en la favela Santa Marta, la primera a la que se asignó una UPP en 2008, se producen tiroteos diarios. es el mismo lugar en donde Michael Jackson su video clip para el tema "They don't care about us" (no les importamos). Ahora los tiroteos se escuchan hasta en Urca, el barrio considerado como más seguro en Río, donde vive la clase alta brasileña, mientras se encuentra rodeada de complejos de edificios del Ejército.
En ese contexto, hay una conclusión que se puede sacar: no se puede llevar una vida ordenada y normal en las favelas. "La guerra contra las drogas ha cobrado un alto costo, enferma a las personas e incluso afecta el rendimiento escolar de los niños y adolescentes", comentó la socióloga Julita Tannuri Lemgruber.
A este ritmo, ninguna fuerza de seguridad regular podrá controlar una situación que ya está al límite.
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