Médicos piden la inmediata suspensión del torneo, pero las autoridades locales dicen que “el fútbol no tiene la culpa”, sino aquellos que no usan mascarillas en el transporte y en lugares cerrados.
Por Canal26
Miércoles 30 de Junio de 2021 - 12:38
Hinchas en la Eurocopa. Foto: EFE.
La ciudad de San Petersburgo en Rusia había vivido durante toda la pandemia a la sombra de Moscú, el epicentro del coronavirus en este país, pero coincidiendo con la Eurocopa y, especialmente, en vísperas de los cuartos de final entre España y Suiza, el saldo mortal en la ciudad ha adquirido tintes dramáticos.
Según las autoridades rusas, en la antigua capital de los zares han muerto 111 personas por covid-19 en las últimas 24 horas. Es la quinta jornada consecutiva en la que el parte diario supera el centenar.
Así, en la última semana 750 habitantes de la capital del norte, como es conocida en este país, han fallecido debido al coronavirus. El número de contagios, unos dos mil diarios, también se ha duplicado en los últimas días. En total, la urbe suma más de 16.000 muertos y cerca de medio millón de positivos.
Mientras, en Rusia se informó este miércoles de 669 decesos, el máximo desde marzo de 2020. La culpa la tiene la variante Delta, detectada primero en la India y que es mucho “más mortal” que la de Wuhan. Las autoridades rusas informaron el martes de que han detectado ya el primer paciente de la variante delta plus en su territorio.
El asedio comenzó en la segunda semana de junio, pero se agudizó con la llegada de los turistas y los aficionados extranjeros para la Eurocopa, que en esta ciudad arrancó el 11 de junio con el Rusia-Bélgica (0-3).
Médicos consultas por Efe hablaron entonces de “genocidio” y demandaron la inmediata suspensión del torneo, pero el gobernador local, Alexandr Beglov, replicó que “el fútbol no tiene la culpa”, sino aquellos que no usan mascarillas en el transporte y en lugares cerrados.
Las medidas se han ido endureciendo según avanzaba la competición. Primero se cerraron las áreas de comida en los centros comerciales, se prohibió vender alimentos en las Fan Zone y se redujo a la mitad el aforo en cines y teatros.
Después se clausuraron los parques acuáticos y de atracciones, y también se limitó a 3.000 el aforo de la zona de ocio habilitada por la UEFA tras la Iglesia de la Sangre Derramada.
Los menores de edad ya no pueden asistir a actos públicos bajo techo y se prohíben todas las actividades deportivas, a no ser que correspondan a clubes profesionales. Cualquier actividad al aire libre que congregue a más de 75 personas deberá recibir autorización gubernamental.
Al igual que Moscú, las autoridades introdujeron la vacunación obligatoria para el 65 % de los funcionarios y aquellos que trabajan para empresas públicas. Y es que sólo el 15 % de los rusos se han vacunado debido a la desconfianza hacia las vacunas nacionales, lo que hará imposible lograr la inmunidad de rebaño este año, según reconoció por primera vez esta semana el Kremlin.
Los aficionados que acudan al partido de cuartos de final entre españoles y suizos deberán presentar un PCR negativo parar entrar en Rusia, aunque no necesitarán visado. Será suficiente con el FAN ID, el pasaporte de aficionado.
Una vez en la ciudad, deberán usar mascarilla en lugares cerrados y en las paradas del transporte público, aunque estén al aire libre. Los altavoces del metro amenazaban hoy con multas de más de 50 euros y faltas administrativas en caso de incumplimiento de las normas sanitarias.
No obstante y pese a la existencia de brigadas móviles que persiguen a los infractores, no todos los habitantes de la ciudad respetan las normas. En el reciente festival en honor a los graduados, al que asistieron decenas de miles de personas aprovechando las noches blancas, las mascarillas brillaron por su ausencia.
De hecho, los aficionados belgas se quejaban amargamente de que, a la vista de la relajación de la gente, en Rusia “parece que no hay coronavirus”. El ambiente en los clubes nocturnos no difería mucho del que vieron hace tres años durante el Mundial.
Por ese motivo, el ministro de Salud de Francia, Olivier Véran, recomendó a los hinchas franceses no viajar a Rusia, ya que eso significaría que se perderían las semifinales y la final en Wembley debido a la cuarentena de dos semanas a su regreso de San Petersburgo. No hizo falta, ya que los franceses fueron apeados por los suizos.
El presidente ruso, Vladímir Putin, dio la espalda al torneo en su ciudad natal, ya que no asistió a ningún partido, pero defendió seguir adelante con la competición pese a la pandemia.
"Primero de todo estábamos obligados a cumplir los compromisos asumidos como Estado de organizar estos importantes eventos deportivos", afirmó durante el programa anual Línea Directa con los ciudadanos.
No se espera que el jefe del Kremlin, que vive aislado del mundo desde el estallido de la pandemia, acuda al estadio Krestovski. La pasada semana se reunió con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, pero no le acompañó al estadio.
Los Gobiernos de Suecia y Finlandia, cuyos equipos jugaron dos partidos de la primera fase en la ciudad, denunciaron que un gran número de aficionados se contagió en San Petersburgo.
Las autoridades sanitarias finlandesas detectaron 80 positivos entre los hinchas de los “Búhos reales” que fueron testados en la frontera a su regreso de San Petersburgo, aunque matizaron que la cifra es preliminar y podría ser aún mayor.
Fuente: EFE
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