El primer ministro de Israel subió este martes por primera vez al estrado para ofrecer su testimonio. “Esta es la oportunidad para disipar las acusaciones en mi contra", expresó.
Por Canal26
Martes 10 de Diciembre de 2024 - 08:54
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, subió este martes por primera vez al estrado para ofrecer su testimonio en los tres casos por los que fue acusado en 2019 y, tras jurar decir la verdad ante el Tribunal de Distrito de Tel Aviv, calificó las acusaciones en su contra como "absurdas".
“Esta es la oportunidad para disipar las acusaciones en mi contra. Hay un gran absurdo en las acusaciones y una gran injusticia”, expresó Netanyahu, manteniéndose de pie y mirando fijamente a la jueza Rivka Friedman Feldman, una de las responsables del juicio.
Netanyahu aseguró haber esperado ocho años “para decir la verdad” tal como la recuerda, declaración que reiteró durante una rueda de prensa el lunes por la noche.
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El juicio por corrupción contra el primer ministro israelí comenzó hace más de cuatro años, tras ser acusado de por fraude, cohecho y abuso de confianza.
Los cargos fueron presentados en noviembre de 2019 por la fiscalía por supuestamente haber recibido regalos a cambio de favores y por presiones para lograr una imagen positiva sobre su gestión en medios de comunicación.
En el juicio, que comenzó en mayo de 2020 y por el que han pasado unos 140 testigos de los 300 que iban a ser llamados, se dirimen de forma combinada tres casos separados:
Netanyahu está acusado de fraude y abuso de confianza por aceptar él y su esposa Sara casi 300.000 dólares en regalos, incluidos champán y puros, entre 2007 y 2016 del productor de Hollywood Arnon Milchan y del multimillonario australiano James Packer. A cambio, según los fiscales, el primer ministro intercedió a favor de Milchan, incluso presionando al Ministerio de Finanzas para que duplicara la duración de una exención fiscal para israelíes expatriados, después de que el productor regresara a Israel.
También acusan a Netanyahu de presionar a EE.UU. para que renovaran el visado a Milchan y de intervenir para facilitar un acuerdo de fusión entre dos televisiones, una de ellas propiedad parcial del productor. Ninguno de los dos está siendo juzgado, pero Milchan sí admitió en 2020 haber entregado regalos a los Netanyahu.
Los delitos de fraude y abuso de confianza pueden acarrear penas de prisión de hasta tres años.
Tiene que ver con un supuesto acuerdo de quid pro quo en 2014 con Arnon Mozes, editor de 'Yediot Aharonot', uno de los principales periódicos de Israel. Según la acusación formal, Netanyahu iba a recibir una cobertura favorable en ese medio. A cambio, se le acusa de aceptar considerar la promulgación de una legislación que limitaría la circulación de 'Israel Hayom', diario rival propiedad de Sheldon Adelson, un partidario de Netanyahu.
En este caso, el primer ministro no está acusado de cumplir esa promesa, pero sí de aceptar tal compromiso, por lo que se le imputan también los cargos de fraude y abuso de confianza. Mozes, también enjuiciado, ha negado haber cometido algún delito.
Los fiscales afirman que, entre 2012 y 2017, el magnate Shaul Elovitch -antiguo dueño del portal de noticias israelí Walla y accionista mayoritario del grupo de telecomunicaciones Bezeq- concedió favores a los Netanyahu y permitió que moldearan según sus intereses la cobertura de ese medio, a cambio de favores regulatorios para Bezeq, que no limitaran fusiones o ganancias financieras.
Además de fraude y abuso de confianza, en este caso está también acusado de cohecho, lo que puede conllevar penas de prisión de hasta 10 años. Los Elovitch, que han sido enjuiciados, niegan haber cometido algún delito.
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En relación con el caso 1000 calificó la acusación como “doblemente absurda”. “Eso es una mentira total. Trabajo 17 o 18 horas al día. Todo el que me conoce lo sabe”, afirmó.
Respecto a los lujosos regalos, como puros y champán, que supuestamente habría recibido de Milchan, Netanyahu explicó: “Odio el champán, no puedo beberlo”.
Sobre los puros, añadió: “A veces me siento con un puro, pero no puedo fumarlo todo de golpe porque lo hago entre reuniones”.
El comienzo de su testimonio estuvo dedicado a describir sus condiciones de trabajo y su vida familiar, y aseguró que su esposa, Sara, ha sido objeto de una “terrible difamación”.
Además, mencionó que mientras afrontaba asuntos nacionales críticos, tuvo que enfrentar una “terrible cobertura de prensa” y las acusaciones por corrupción.
En un momento de la audiencia, Netanyahu pidió una pausa de dos minutos para atender asuntos de seguridad nacional.
Posteriormente, al ser interrogado por su abogado sobre cómo le afectan las acusaciones, respondió: “Si digo que es una gota en el mar, sería una exageración. Estoy ocupado con asuntos de importancia mundial”. También destacó que dedica unas 17 horas diarias a temas de seguridad y reuniones con oficiales militares.
La defensa de Netanyahu ha solicitado reiteradamente, aunque sin éxito, que se reduzcan las tres comparecencias semanales de seis horas cada una.
Este juicio marca un hito en la historia de Israel, al ser la primera vez que un primer ministro en ejercicio de sus funciones declara como acusado en un juicio penal; en casos previos, sus antecesores renunciaron antes de enfrentar procesos judiciales.
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