El marido de Abi controlaba cada uno de sus movimientos y la humillaba constantemente. La mujer no se decidió a romper con su violento marido y denunciarlo hasta que él casi la asesina.
Por Canal26
Jueves 20 de Febrero de 2020 - 16:49
Abi Blake junto a su marido Sebastian Swamy.
La historia comenzó después del Día de San Valentín en 2014 cuando unos amigos los presentaron. Ella era gerente de operaciones en el aeropuerto de Manchester, con un hijo de una relación anterior, y él era gerente de telecomunicaciones en el sur de Reino Unido.
Pocos meses después de su primera cita, Abi Blake ignoró las dudas y sospechas que tenían amigos y familiares y se casó con el hombre al que llamaba su "príncipe". Mientras se trasladaban después al hotel, ella le dijo que era uno de los momentos más felices de su vida.
Al mudarse juntos, Sebastian Swamy le dijo a su nueva esposa que quería ayudar a que la vida de su hijo fuera más feliz de lo que había sido la suya. Pero desde el principio hubo cosas que la preocuparon de su nuevo esposo. Él le decía cómo comportarse: "desde usar maquillaje, usar tacones altos, hasta cómo me veía, cómo hablar, cómo comportarme", recuerda Abi.
"Pese a mi título universitario, señalaba con su dedo a mi cabeza y me decía: 'Para alguien con ese intelecto eres bastante estúpida'. Comencé a dudar de mí misma y a cuestionarme, y eso fue solo el principio ". Durante mucho tiempo, Abi trató de ignorar las cosas, justificándole y centrándose solo en las cosas que le gustaban de él: cuando la cuidaba y era amable y encantador, cuando la invitaba a salir, le compraba flores o arreglaba cosas en casa.
La primera agresión física fue después de haberla convencido de que saliera con amigos. Volvió a casa y encontró rastros de lo que parecía cocaína en la mesa de su hijo y botellas de bebida en el suelo. Ella le pidió una explicación y Sebastian explotó. "Me abofeteó muy, muy fuerte y luego me tapó la boca y me dijo que me callara", recuerda Abi.
Abi Blake tras su casamiento.
"A la mañana siguiente se disculpó y dijo que no quería hacerlo, que nunca lo volvería a hacer y que lo sentía muchísimo. Dijo que fue por mí, porque yo estaba gritando y solo quería hacerme callar para que los vecinos no escucharan. Ese fue el primer golpe", revela Abi.
La joven intentó ocultar los moretones con mangas largas y bufandas, pero era más difícil esconder la vergüenza. Cuando se asustaba muy fuerte, llamaba a la policía. Los agentes venían y se llevaban a Swamy, quien luego volvería a hablar con ella horas después. Pero ella siempre se negó a presentar cargos en su contra, incluso cuando parecía que su esposo había iniciado un incendio en la casa mientras ella dormía en el piso de arriba.
"Me senté, miré la casa y solo pensaba: 'Tengo que pintarla, tengo que limpiarla'. Y el policía me dijo: 'Bueno Abi, sabes que necesita ser acusado de incendio premeditado'. Y yo le dije: 'Oh no, no, no'. Todo era tan desmoralizante...". Abi asegura que su esposo le había hecho creer que no podía vivir sin él. "Tu autoestima es tan baja que crees todo lo que te dicen", explicaba.
Cinco días después, sus palabras casi se hicieron realidad cuando Swamy pateó y golpeó el cuerpo de Abi con tanta fuerza que le dañó la médula espinal, le perforó un pulmón y le rompió las costillas. Abi sobrevivió gracias a los vecinos que acudieron a su rescate y a los cirujanos que realizaron una cirugía en sus vértebras dañadas a través de una incisión en el cuello. Desde entonces sufre daño permanente de la médula espinal y fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático. Fue aquella vez cuando se dio cuenta de que tenía que dejar a su marido.
Keri Nixon, psicóloga forense, está convencida de que si no lo hubiera hecho entonces, Swamy podría haberla asesinado pronto."En general era una persona violenta, pero su nivel de alcohol aquella noche hizo que ese ataque fuera mucho peor, y es por eso que potencialmente habría terminado muerta. Porque él habría salido otra vez y se habría emborrachado de nuevo, y él se habría enojado con ella otra vez y entonces no se habría detenido", asegura Nixon.
El abuso de Abi a manos de Swami fue un caso de "abuso doméstico grave y de alto riesgo", dice. Hubo control coercitivo y abuso emocional, aislamiento (Swamy la convenció para que dejara de ver a amigos y familiares) y abuso físico. Y como suele ocurrir en estos casos,la propia Abi negaba lo que estaba ocurriendo.
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