Hace 18 años, Máxima se convertía en princesa. La historia del casamiento y de cómo se conoció con su ahora esposo Guillermo.
Por Canal26
Domingo 2 de Febrero de 2020 - 20:09
Máxima en su gran día junto a su ahora esposo, Guillermo de Holanda.
Amores reales plasma la historia de amor de la argentina Máxima Zorreguieta, reina de Holanda. Estudiante de los mejores colegios de Buenos Aires, Máxima se recibió en economía y se fue a vivir a Nueva York donde rápidamente obtuvo un éxito laboral.
Tiempo después una amiga, Cynthia Kauffman, la invitaría a una fiesta en Sevilla para presentarle a un joven que era "ideal para ella": Guillermo de Orange, en ese entonces príncipe de los Países Bajos.
Lo que empezó como una simple historia de amor, se convirtió en todo un desafío para Máxima quien debió aprender la historia de los Países Bajos, sus costumbre, las reglas del protocolo y holandés a la perfección en tiempo récord. El 30 de marzo de 2001, la reina Beatriz de Holanda anunció el compromiso.
El problema apareció cuando se supo que su padre Jorge Zorreguieta, había sido funcionario en la dictadura y se llegó a la decisión de que el casamiento se celebrara pero que el padre de la novia no pudiera asistir.
Incluso una comisión holandés viajó hasta Buenos Aires para que Zorreguieta padre fimara un documento por el que se comprometía a no asistir a la boda de su hija y sólo cedió por pedida expreso de Máxima.
Una vez terminada la ceremonia civil, la pareja se subió a un Rolls Royce modelo 1957 rodeados de militares y custodios y cerca de 80 mil personas estaban en las calles para ver su paso.
Máxima y Guillermo entraron en la imponente iglesia de Nieuwe Kerk mientras sonaba la marcha nupcial. Como marca la tradición holandesa, la novia llegó al altar del brazo de su prometido.
La novia vistió un espectacular vestido de color blanco marfil realizado por Valentino con mangas largas ajustadas, discreto cuello redondeado, cuerpo sin ningún adorno, dos aplicaciones de encaje a ambos lados de la falda, y una cola de cinco metros de largo.
La madre del novio le cedió una pulsera de brillantes a la novia y los aros de diamantes en forma de lágrima que ella misma usó en su boda, le entregó la Tiara de las estrellas una de las piezas más valiosas del tesoro real formada por una estructura de oro blanco con incrustaciones de diamantes.
Se mandaron más de 1.000 invitaciones de las que solo 100 quedaban reservadas a la familia y amigos de la novia: estaban Sofía de España y príncipe Felipe de Asturias. Reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia. Grandes Duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo. Príncipes Haakon Magnus y Mette Marit de Noruega. Príncipes Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco. El secretario de Naciones Unidas Koffi Anan y el ex presidente Nelson Mandela. Su padre y su madre vieron la boda por televisión.
Luego de dar el sí, sonó un bandoneón interpretando uno de los tangos más bellos de Astor Piazzolla, Adios Nonino, al momento Máxima se quebró y comenzó a llorar.
Y fue en ese momento, con los acordes de Adiós Nonino sonando, con una muchacha que secaba sus lágrimas con un pañuelito ante millones sin importarle ni un instante su impecable maquillaje, que el pueblo holandés selló su amor para siempre con su futura reina.
Llegó el intercambio de los anillos, alianzas de platinos con diamantes y esmeraldas. Los nervios o su torpeza le jugaron al novio una mala pasada al intentar ponerle el anillo en el dedo anular ¡no lo lograba! Forcejeó unos segundos y lo consiguió. Lejos de preocuparse ambos se lo tomaron con humor.
Como marido y mujer salieron de la iglesia acompañados por los acordes del Aleluya. Afuera los esperaba una multitud. Los esposos se subieron a la famosa “carroza de oro” la misma que inspiró a Walt Disney para diseñar los carruajes de sus películas animadas.
Como marido y mujer salieron de la iglesia acompañados por los acordes del Aleluya, los flamantes esposos se subieron a la famosa “carroza de oro” la misma que inspiró a Walt Disney para diseñar los carruajes de sus películas animadas. La pareja llegó al Palacio Real y se asomó al balcón a saludar a la multitud.
Tiempo después, en 2011, el Parlamento votó para que la argentina pudiera ser reina consorte cuando su marido fuera coronado, lo que ocurrió el 30 de abril de 2013.
La pareja tuvo tres hijas: Catherina Amalia Orange-Nassau que sucederá a su padre en el trono. Le sigue Alexia que es la más parecida físicamente a su mamá y la menor, Ariadna.
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