El prestigioso diario analiza como están los avances médicos para encontrar una vacuna contra la pandemia que atemoriza al mundo.
Por Canal26
Martes 5 de Mayo de 2020 - 11:39
Coronavirus en el mundo.
A más de cuatro meses que conocerse el primer caso de coronavirus y hoy en día ante una situación de pandemia, la búsqueda de una vacuna ha adquirido una intensidad nunca antes vista en la investigación médica.
Un artículo de The New York Times repasó el impacto que tiene en la economía, política y en la salud intentar buscar una vacuna para poder detener el alarmante avance de un virus del cual poco se sabe.
“Siete de los aproximadamente noventa proyectos que desarrollan gobiernos, empresas farmacéuticas, innovadores en biotecnología y laboratorios académicos ya han alcanzado la etapa de ensayos clínicos. Con los líderes políticos, especialmente el presidente estadounidense, Donald Trump, presionando cada vez más por el desarrollo, y con grandes ganancias potenciales en juego para la industria, los fabricantes de fármacos e investigadores han señalado que están avanzando a velocidades nunca vistas”, manifiesta el artículo.
“Algunos expertos dicen que el campo prometedor más inmediato podría ser el desarrollo de tratamientos para acelerar la recuperación de la COVID-19, un enfoque que ha generado cierto optimismo en la última semana al alentar inicialmente los resultados de la investigación sobre remdesivir, un medicamento antiviral probado previamente en la lucha contra el ébola”, explica.
El prestigioso medio, analiza: “La geopolítica de la carrera para crear la vacuna se está volviendo tan compleja como la medicina. Los meses de mutuos ataques entre Estados Unidos y China sobre los orígenes del virus han afectado a la mayoría de los esfuerzos de cooperación entre ambas naciones. El gobierno de Donald Trump ya ha advertido que las innovaciones estadounidenses deben protegerse del robo, principalmente de Pekín.”
“La intensidad del esfuerzo de investigación global es tal que los gobiernos y las empresas están construyendo líneas de producción antes de que tengan algo que producir. Mientras la demanda por una vacuna se intensifica, hay cada vez más propuestas de “ensayos clínicos de exposición” con el fin de acelerar el proceso: se trata de pruebas en las que a los voluntarios se les inyecta una vacuna potencial y luego se exponen deliberadamente al coronavirus”, comenta.
Respecto a los primeros ensayos, dice: “Como ese enfoque implica exponer a los participantes a una enfermedad potencialmente mortal, ese tipo de ensayos son muy controversiales desde el punto de vista ético. Pero podrían ser más rápidos que simplemente inocular sujetos humanos y esperar a que sean expuestos.”
“Aunque se encuentren soluciones prometedoras, todavía existen grandes desafíos para ampliar la producción y distribución. Bill Gates, el cofundador de Microsoft cuya fundación está invirtiendo 250 millones de dólares para impulsar el desarrollo de vacunas, advirtió sobre la escasez crítica de un componente mundano pero vital: el vidrio médico. Sin suficientes suministros de vidrio, habrá muy pocos viales para transportar los miles de millones de dosis que finalmente se necesitarán”, analiza.
“La magnitud del problema y la demanda de una solución rápida están destinados a crear tensiones entre los motivos de lucro de la industria farmacéutica, que generalmente lucha para sacar el máximo provecho de sus inversiones en nuevos medicamentos, y la necesidad del público de una acción rápida para vacunar eficazmente a la mayor cantidad de personas. Debido a la proliferación de proyectos de vacunas, es probable que ninguno de ellos emerja como un claro ganador”, agrega.
“Una cosa es diseñar una vacuna en un tiempo récord. Pero fabricarla y distribuirla en una escala nunca antes intentada es un desafío completamente distinto: miles de millones de dosis, transportadas a temperaturas bajo cero a casi todos los rincones del mundo”, diferencia.
Así que la carrera está por adelantarse a los enormes problemas logísticos, desde la capacidad básica de fabricación hasta la escasez de vidrio médico y tapones que Gates y otros han advertido. Mientras el mundo espera una vacuna, un posible tratamiento para el coronavirus podría estar en camino.
“Los estudios de fármacos tienden a desarrollarse más rápido que los ensayos de vacunas porque estas últimas se administran a millones de personas que aún no están enfermas, por eso deben ser extremadamente seguras. Pero en las personas más enfermas, ese cálculo cambia y los efectos secundarios pueden ser un riesgo aceptable. Y como los medicamentos se aplican a personas que ya están enfermas, los resultados se pueden ver más rápidamente que en los ensayos de vacunas, donde los investigadores deben esperar para ver quién se infecta”, cuenta.
“Los expertos en salud pública han advertido que probablemente no habrá una píldora mágica. Más bien, esperan avances que hagan que la COVID-19 sea menos letal”, alerta.
“En la comunidad médica muchos observan de cerca el desarrollo de fármacos de anticuerpos que podrían actuar para neutralizar el virus, bien sea en una persona que ya está enferma o como un método para bloquear la infección en primer lugar”, concluye.
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