En 1937, quien luego fuera Felipe de Edimburgo, asistió al funeral de su hermana, Cecile Hese, fallecida en un trágico accidente aéreo. La joven -embarazada- viajaba con su esposo George Donatus. Los tres, estaban estrechamente relacionados al nazismo. Esta es la historia.
Desfile nazi, con Felipe de Edimburgo.
Noviembre de 1937. Por las calles de la localidad alemana de Darmstadt avanza a paso lento la columna del funeral. Alemania está bajo el yugo nazi y la gente no oculta su orgullo por la fuerza nacionalsocialista que ocupaba el poder, y que monopolizaba el terror y la fuerza bruta como signo de la barbarie más irracional.
Al costado del cortejo fúnebre, sobre las aceras, los alemanes hacían el tristemente célebre saludo nazi con su brazo derecho en alto, sin que nadie los obligara.
Esa lúgubre jornada se llevaba a cabo el funeral de Cecile Hesse, una joven mujer que estando en un avanzado estado de embarazo, sufrió un accidente aéreo mientras viajaba con su marido, George Donatus, recientemente nombrado (por entonces) como Duque de Hesse y el Rin tras la muerte de su padre. El despegue se produjo en el aeródromo de Frankfurt y el accidente tuvo lugar cerca de la localidad de Ostende (Bélgica) dado que hasta allí llegaría el avión para recoger a nuevos pasajeros. El destino final era la ciudad de Londres (Inglaterra) para asistir a la boda del hermano de Donatus. En el avión viajaban también los príncipes Luis y Alejandro (hermanos de Doantus) y la duquesa Eleonor (su madre). Todos resultaron fallecidos.
Cecilia, la joven fallecida en la tragedia, era en realidad Cecilia de Grecia y Dinamarca, la hermana de Felipe de Edimburgo, quien unos años después (precisamente el 20 de Noviembre de 1947) se convertiría en el esposo de Isabel, la heredera del trono de Gran Bretaña. La lista de los asistentes a su funeral -y de quienes han enviado mensajes de condolencia- no deja lugar a dudas sobre las simpatías que había cosechado durante su corta vida y las ideas políticas que profesaba junto a su también fallecido marido.
Felipe de Edimburgo, en diferentes etapas de su vida.
En la foto que encabeza este artículo se lo puede ver. Tercero desde la derecha, al joven Philip (Felipe de Edimburgo) acompañado de algunos familiares como el príncipe Christoph de Hesse y el Lord Louis "Dickie" Mountbatten, ambos enfundados en sus uniformes de las SS y la Armada británica respectivamente.
Desde su nacimiento hasta 1917, año en que numerosos miembros de la realeza británica cambiaron sus tratamientos y títulos alemanes (incluso el rey, Jorge V, quien cambió el nombre de su dinastía de Sajonia-Coburgo-Gotha al aún vigente Windsor), Luis Mountbatten fue conocido como su alteza serenísima el príncipe Luis de Battenberg.
Mountbatten era hijo de Luis, príncipe de Battenberg y de la princesa Victoria de Darmstadt. La madre de Luis Mountbatten era la hija mayor de la princesa Alicia, segunda hija de la reina Victoria, y de Luis IV, gran duque de Hesse, y por tanto era bisnieto de la reina Victoria del Reino Unido. Sus abuelos paternos fueron Alejandro de Hesse-Darmstadt y Julia de Hauke, cuyo matrimonio fue morganático porque ella no pertenecía a un linaje real, motivo por el cual tanto Luis de Mountbatten como su padre tuvieron el tratamiento de alteza serenísima en lugar de alteza gran ducal, no pudiendo llevar el título de príncipes de Hesse, aunque en su lugar se les otorgó el de príncipes de Battenberg, de menor importancia. Su tío paterno, el príncipe Enrique de Battenberg, fue el padre de la reina Victoria Eugenia de España, por lo que Luis Mountbatten era primo hermano de la reina. A través de la familia real de Hesse, su padre y su madre eran primos, ya que el padre de él era hermano del abuelo paterno de ella. Se conocían desde la infancia, y entre ellos siempre hablaban inglés.
Sus hermanos fueron Alicia de Battenberg (esposa del príncipe Andrés de Grecia y madre del príncipe Felipe, duque de Edimburgo), la reina Luisa de Suecia y Jorge Mountbatten, segundo marqués de Milford Haven.
Sobre el funeral de Cecilia, otro asistente destacado fue el mismísimo Hermann Göering, jefe de la Luftwaffe, mientras que otros nazis como Adolf Hitler y Joseph Goebbels se encargaron de enviar sendos mensajes de condolencias para la familia de los difuntos recientemente afiliados al Partido Nazi.
Felipe de Edimburgo, príncipe consorte de la Reina de Inglaterra, no tuvo reparos en decir que por aquel entonces -durante sus lejanos y dorados días de juventud- miraba a los Nazis y su infernal máquinaria de guerra, con ojos muy diferentes con los que (según él) los mira en la actualidad.
Él sabrá, aunque ya no pueda decirlo.
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