Llamado "el dialecto de los ladrones", nació en el Río de la Plata entre aquellos italianos y españoles que mezclaban sus lenguas con el acento local. La historia de sus palabras y cómo algunas lograron permanecer en el tiempo para ser usadas hasta nuestros días.
El lunfardo tiene su origen en la inmigración europea.
Para empezar, es importar recordar que Argentina sufrió un fuerte aluvión inmigratorio a fines del siglo XIX e inicios del XX. En ese entonces el país era visto como una potencia mundial y una tierra de oportunidades por españoles e italianos, en su mayoría, que escapaban de guerras y hambrunas que azotaban Europa. De aquellas costumbres que trajeron y que se mezclaron con las locales, nació el lunfardo.
El lunfardo es una jerga cuya etimología proviene del lumbardi, una palabra de origen lombardo en lo que hoy conocemos como Italia. Según Otilia Da Veiga -vicepresidenta de la Academia Porteña del Lunfardo- como en las ciudades de Lombardía había muchos prestamistas y banqueros, la gente humilde de Italia decía que los lumbardi eran ladrones. En Argentina surgió en Buenos Aires y alrededores, empezando como un lenguaje entre los presos para que los guardias no pudieran entenderlos.
Academia Porteña del Lunfardo.
Hay que tener en cuenta que el lunfardo no es solo una mezcla de palabras y expresiones que une a lenguas españoles e italianas, llamado cocoliche; también es resultado del lenguaje gauchesco; la unión con el vesre que permite la generación de nuevas palabras alterando el orden de las sílabas; otros términos tienen su origen en el argot francés y en palabras aborígenes como el quechua, guaraní y mapuche.
El lunfardo no es una lengua en sí, es un léxico que actúa de manera simbiótica con el idioma español hablado en determinado momento. Tiene tres partes importantes como lo son el sustantivo, el adjetivo y el verbo, pero carece de artículos, pronombres, preposiciones y conjunciones; por ello se pueden expresar frases en lunfardo puro, pero no oraciones.
Barrio de La Boca.
Oscar Conde, poeta, ensayista y estudioso del habla popular argentina, explicó en Página 12 que aún hoy se sigue difundiendo: "La renovación del lunfardo siempre estuvo en los jóvenes, desde su origen. Los que inventan el lunfardo no son tipos de 60 años; el 99 por ciento de los neologismos del mundo lo inventan los jóvenes menores de 25 años. Para que una palabra sea lunfarda tiene que haber surgido en la Argentina. Y para que una palabra se convierta en lunfardo tienen que pasar por lo menos cinco años y tener algunas apariciones estelares en algún lado para que se instale: en la tele, la literatura, el teatro".
El tango o sainete se encargaron de difundir estas expresiones, razón por la cual hoy las seguimos utilizando en nuestra cotidianeidad. Se calcula que hay entre 6-7 mil palabras y unas 3 mil locuciones o expresiones. "Pibe", "macana", "chamuyo", "laburo", "mina", "banquina", "guita", "trucho", "chabón" y "gil", son algunos de los ejemplos.
¿Vos cuál palabra lunfarda usás comúnmente?
Por Yasmin Ali
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